Podría haber sido un perro. O un jabalí. Pero fue una vaca. Y no una vaca cualquiera: una madre con cría. : una madre con cría. Lo que parecía el inicio de un entrenamiento cualquiera, tras una comida en casa de un amigo, acabó convirtiéndose en una de las experiencias más aterradoras de la vida de Sara Alonso, corredora de montaña profesional.
“Hoy, nada más empezar a entrenar, me ha embestido una vaca. Suena a broma, pero ha sido una pesadilla”, escribió en sus redes. El ataque no solo le provocó traumatismos por todo el cuerpo, sino que le fracturó por completo la sexta costilla. “Pensaba que seguiría corneándome hasta que me matara”, confesó. La lesión la obligará a renunciar a varias de las grandes citas del año, entre ellas Font-Romeu, Sierre-Zinal y, sobre todo, su gran objetivo: la OCC del Ultra-Trail du Mont-Blanc.
“Yo me dedico a correr por el monte y mil veces me he cruzado con vacas. Normalmente huyen. Pero esta vez no fue así”, relata Sara, durante una videollamada con el programa Y ahora Sonsoles. La vaca, que estaba con un ternero, la embistió por la espalda sin previo aviso.
“Me vino por detrás, me tiró al suelo y me siguió dando. En ese momento pensé: como siga, me mata aquí mismo”, recuerda con la voz aún temblorosa. Por suerte, el animal se detuvo, y Sara logró incorporarse con dificultad y alejarse lentamente. “No salí corriendo. Me levanté como pude y empecé a andar rezando para que no me siguiera. Y no lo hizo. Menos mal, porque lo pasé fatal”.
Costilla rota y una nueva fobia rural
La atleta fue atacada por una vaca con cría a pocos metros de la casa donde acababa de comer
Apenas había empezado su entrenamiento. Estaba a unos 300 o 400 metros de la casa, aún caminando, cuando ocurrió el ataque. Pese al pánico, consiguió regresar andando por sus propios medios. “En ese momento no me dolía nada, solo quería alejarme. Cuando llegué al hospital y me preguntaron si había ido sola, no se lo creían. Luego me mareé, creo que por el estado de shock”.
El parte médico confirmó una costilla rota. Y aunque la atleta asegura que no culpa a nadie —“la ruta me la dibujó un amigo, pero no es culpa suya, esto no lo esperas”—, lo vivido ha dejado huella. También una lección: no subestimar a los animales aparentemente inofensivos.
Me tiró al suelo y siguió dándome; pensé que me mataba
“Yo a los perros les tengo pánico. Si hay uno, cambio de dirección. Pero una vaca… pasé sin pensarlo. Y mira”, lamenta. Según le explicaron después, la vaca probablemente estaba protegiendo a su ternero, lo que activó su instinto defensivo.
Sara Alonso afronta ahora un tiempo de reposo forzado. Su cuerpo, entrenado para resistir ultramaratones, tendrá que detenerse unas semanas para recuperar esa costilla rota. Pero su actitud, aunque entre risas nerviosas, sigue siendo positiva.
“He preguntado a ChatGPT cuál es la probabilidad de que te embista una vaca. Y me han dicho que es normal. Pues nada, ya me ha tocado”, dice con ironía.
Lo que está claro es que esta carrera no la eligió ella. Y, sin embargo, la ha superado con entereza, humor y una historia que difícilmente olvidará. “No había pasado tanto miedo en mi vida”, repite. Y cuesta imaginar lo contrario.