Nadie quiere tener dolor y, menos, vivir con dolor. Y cuando se sufre, el paciente pide, implora y hasta exige al facultativo que lo mitigue, que lo haga desaparecer. Porque fármacos hay para ello. ¿El problema? Que esos opioides, usados de manera inadecuada, generan dependencia. Solucionan un problema (el dolor) y aparece otro más grave (adicción). Basta recordar la epidemia de adictos y muertes que ha vivido (y vive) Estados Unidos a consecuencia del consumo de fentanilo, un potente opioide sintético que tiene una potencia entre 50 y 100 veces superior a la morfina.
Pero no es sólo el país norteamericano el que sufre las consecuencias del consumo de este medicamentos dirigido a aliviar el dolor crónico no oncológico. Según datos de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), publicado en 2021, España ocupa el tercer país con mayor consumo de fentanilo, solo por detrás de EE. UU. y Alemania. Y eso, que el fentanilo no tiene autorizada por la EMA (Agencia Europea de Medicamentos) la indicación de tratamiento de dolor crónico no oncológico.
Sanidad publica los protocolos para mejorar la prescripción de opioides en dolor crónico no oncológico
España, además, es uno de los países que más aumentan su consumo respecto al año anterior, a diferencia de EE.UU. y Alemania, que presentan bajadas notables de un 49% y un 29% respectivamente.
Según datos facilitados por el Ministerio de Sanidad, en España se estima que un 32% de la población adulta sufre algún tipo de dolor. La incidencia de dolor crónico se estima entre un 11 y un 17 % y según la Encuesta Europea de Salud 2020 las patologías más prevalentes que cursan con dolor crónico en la población española de 15 o más años son: artrosis (56,17 %), dolor lumbar (31,16 %), dolor cervical (27,38 %) y migraña o dolor de cabeza (5 %).
Ante este contexto, la Comisión Permanente de Farmacia del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) ha situado en la agenda pública el análisis de la utilización de los opioides en el sistema de nacional de salud, máxime cuando han comprobado que en España, la utilización de los opioides se está incrementando de forma notable en los últimos años: un aumento de un 53,6% de la DHD (en medicina se utiliza esta medida de dosis diaria por mil habitantes y día para saber la cantidad de un fármaco consumida y que, aseguran, es más precisa que el número de envases) desde el año 2013 al 2020, pasando de 3,57 a 5,48.
El fentanilo es el principio activo de mayor consumo, supone el 50,2% en el uso de todos los opioides. Y sigue aumentando su ingesta: en nueve años los envases dispensados de fentanilo (nasal y bucal) se ha incrementado un 78%. La DHD de las formas nasales se han incrementado un 110% y las bucales un 41%, según el Ministerio de Sanidad.
Para poner freno a este consumo de opioides, el Ministerio de Sanidad acaba de publicar los protocolos de actuación clínica y herramientas de apoyo a la prescripción de estos analgésicos dirigidos a profesionales sanitarios, como parte del desarrollo del Plan de optimización de la utilización de analgésicos opioides en el Dolor Crónico No Oncológico.
Las patologías más prevalentes que cursan con dolor crónico son: artrosis, dolor lumbar, dolor cervical y migraña
Estos documentos tienen como objetivo facilitar una prescripción más segura, eficaz y basada en la evidencia, mejorar el seguimiento terapéutico y reducir los riesgos asociados al uso de estos medicamentos, como la dependencia o la sobredosis. Al mismo tiempo, evitan estigmatizar su empleo cuando está médicamente indicado, manteniendo el foco en aliviar el sufrimiento del paciente, señalan desde el departamento que dirige Mónica García.

Un consumidor de fentanilo, un fuerte opioide sintético entre 50 y 100 veces más potente que la morfina
El plan aprobado en 2021 se articula en 5 ejes estratégicos que se despliegan en 19 líneas de acción. Para el desarrollo de estas líneas de actuación, se han conformado cuatro subgrupos de trabajo, coordinados por la Dirección General de Cartera Común de Servicios del sistema nacional de salud y farmacia, y en el que participan, entre otros, las comunidades autónomas, la Agencia Española de Medicamentos y la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.
El objetivo del plan es identificar los puntos de mejora en el proceso de utilización de los opioides en pacientes con dolor crónico no oncológico restablecer, de forma consensuada, líneas de actuación para optimizar la utilización de estos medicamentos.