Ahora que Tom Cruise acaba de dar por finiquitada la serie de películas Mision: Imposible , si los productores quieren reiniciarla, que fichen a Sara García Alonso. La bióloga molecular y astronauta española no le teme a nada y es capaz de aplicar soluciones imaginativas en momentos de presión y tensión máximas. Una de las anécdotas que definen su determinación arrolladora se la arrancó Susana Quadrado al principio del coloquio, pero ella se la había explicado antes entre bambalinas al editor de La Vanguardia , Javier Godó.
Cuando Sara se lanzó por primera vez en paracaídas sin instructor que la acompañara, la tela con forma de campana que amortigua la caída se quedó enrollada con las cuerdas que la sostienen y no se desplegó. Cualquiera de nosotros habría entrado en pánico, pero ella dio patadas en el aire para que su cuerpo girase en dirección contraria y el paracaídas se liberó. A lo Tom Cruise.
La pregunta obvia es por qué no desplegó el paracaídas de emergencias. Sara dio una razón convincente. En el aeródromo, los novatos que abren el paracaídas de emergencia en su primer salto tienen que invitar a cervezas a todo el mundo.
La situación del paracaídas define a una mujer a la que no le asusta ningún reto. Además de su trabajo de investigadora en el CNIO, donde lucha para crear un medicamento que ataque cánceres como el de pulmón y el de páncreas, entrena dos meses al año como astronauta de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Podríamos imaginar que a Sara García no le queda mucho tiempo libre para hacer otras cosas, porque ha encontrado la forma de escribir un libro – Órbitas: Apuntes de una vida en continua exploración (editorial Sine Qua Non)– del que este jueves tuvo que firmar un buen número de ejemplares al público que abarrotó el Auditori MGS.
Su anécdota con un paracaídas que no se abría define a una mujer a la que no le asusta ningún reto
Pero su ambición por aprender más no se queda ahí, porque para terminar de completar su formación, ha comenzado a preparar el curso de piloto de avión y este jueves confesó en el Foro de Vanguardia que tiene una espinita clavada con estudiar también Medicina. Estén seguros de que algún día añadirá a su currículum el título de médica. Le brillan los ojos cuando se refiere a ello.
El segundo gran aspecto que la astronauta española desplegó ante el auditorio del Foro de Vanguardi es su forma sencilla de explicar cosas complejas, una virtud que no siempre tienen los científicos. Sería una excelente periodista, aunque no necesita que le ideas sobre más cosas que hacer.
Por ejemplo, utilizó una analogía entre las piezas más conocidas de un coche y las células para describir cómo se forma un tumor. El público se quedaba embobado. Por fin entendimos la mayoría de nosotros por qué se produce el cáncer.
Llegó un momento en el que comenzó añadir piezas al freno y al acelerador del coche. Cuando Ramon Rovira le pidió explicaciones sobre con qué se correspondía el cigüeñal en una célula, se dio cuenta de que no podía seguir complicando la cosa: “creo que se me está yendo de las manos”. Risas. Ya tenía al público en el bolsillo desde el principio, pero ahí se ganó a devotos.
Si sus conocimientos de biología molecular captaron a la audiencia, las preguntas sobre la vida en el espacio entusiasmaron a muchos. Por ejemplo, la mayoría de los terrestres que nunca viajaremos al espacio siempre nos preguntamos cómo hacen los astronautas ciertas cosas. Sí, exactamente eso que se imaginan. Y Sara fue tan didáctica como elegante en sus explicaciones.
El público abarrotó el Auditori MGS y Sara García tuvo que firmar muchos libros a la salida
Hay que tener en cuenta que en el espacio la única agua disponible es la que ya está en la nave o en la estación espacial. No se puede ir a buscar afuera y es un elemento esencial para la vida, así que la orina de los astronautas se recicla. Se recoge en un depósito y pasa por un proceso de depuración que la convierte en agua potable. Ante las caras de disgusto, Sara, con una sonrisa, puso el contrapunto perfecto: “el café de hoy es el café de mañana”.
Mucho más allá de las anécdotas y de la gran capacidad de Sara García para explicar los mundos complejos en los que habita, dejó claro que tiene alma de científica. “Siempre estaré vinculada a la investigación y la ciencia”, aseguró. Si alguien quiere hacerse rico, no se dedica a lo suyo. Mucho trabajo de laboratorio, estudio y esfuerzo porque quiere contribuir al progreso humano. Sara, para toda la humanidad.