La tempestad del fuego amaina pero persisten focos de alta peligrosidad

España en llamas

El incendio orensano de Valdeorras se desboca hasta alcanzar las 30.000 hectáreas, según la Xunta

A GUDIÑA (OURENSE), 20/08/2025.- Un bombero forestal realiza labores de extinción en el nuevo incendio declarado este miércoles en A Gudiña (Ourense). EFE/Brais Lorenzo

Un bombero, en labores de extinción del incendio declarado ayer en A Gudiña, Orense. 

Brais Lorenzo / EFE

Había caos en los andenes. A los viajeros con el billete en regla se añadían algunos de los 50.000 afectados por seis días de cierre de la conexión ferroviaria entre Galicia y Madrid a los que se les va haciendo acomodo. Poco después de las cinco de la tarde ayer, tras una última jornada de frustración, agravada esta vez por las expectativas fallidas de vuelta a la normalidad, dos trenes, uno con destino a Alicante y el otro, a la terminal madrileña de Chamartín, salieron de la estación de Ourense. Los vagones rumbo al sur reflejan que la tempestad del fuego en el oeste de España empieza a amainar por fin. Pero no lo hace de forma general, pues persisten situaciones de elevada peligrosidad como las de Jarilla, en Cáceres, de Sanabria, en Zamora, o de Valdeorras, que afecta a las provincias de Ourense, Lugo y León. Ni tampoco hay una perspectiva sobre cuándo acabará la crisis.

Después de las seis de la tarde el tren de Madrid paraba en la estación de A Gudiña, denominada “ Porta de Galicia”. Con retranca gallega, en la versión macabra dictada por las circunstancias, el alcalde de este municipio de alta montaña, Néstor Ogando, la rebautizó estos días como la “puerta del infierno”, pues está en el territorio del megaincendio de A Mezquita, que se extendió a tierras zamoranas. Fue en ese tramo entre Ourense y Zamora el que el Adif cerró al tráfico de trenes el jueves 14, cuando empezaba el puente, después de ya haber efectuado varios cortes intermitentes desde el lunes de la semana pasada.

Varias personas tratan de extinguir un fuego, a 19 de agosto de 2025, en el Puerto de San Glorio, León, Castilla y León (España). Aunque los incendios se encuentran controlados, tanto el Gobierno de Castilla y León como el de Cantabria mantienen el Índice de Gravedad Potencial 2 (IGR) y continúan las labores preventivas y de extinción. En la vertiente leonesa de Picos de Europa aún se mantiene prohibido el acceso y se pide a la ciudadanía que se evite la zona de Valdeón, la más cercana a los focos activos. Por otro lado, en la vertiente cántabra la situación es favorable con unas condiciones climatológicas que favorecen las labores de extinción. Por ello el Gobierno de Cantabria ha reabierto el teleférico de Fuente Dé.

Varias personas tratan de extinguir un fuego en el Puerto de San Glorio, León. 

Xuan Cueto/Europa Press

El AVE circula de nuevo pero en Zamora, León, Cáceres y Ourense aún hay enormes incendios fuera de control

Los servicios de emergencias de Ourense y Zamora no garantizaron hasta ayer la seguridad de las vías. El cierre provocó un sinfín de dramas personales, al no ofrecerse soluciones alternativas. Esos 50.000 viajeros, buena parte de ellos después de terminar el Camino de Santiago o con el plan de hacerlo, se buscaron la vida como pudieron, alquilando coches o hasta autobuses, compartiendo taxis o prolongando sus estancias.

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En esa “puerta del infierno” de A Gudiña estaba ayer por la tarde uno de los puntos concretos que más preocupaba al servicio de extinción de incendios de la Xunta en Ourense, según explicó en la Cadena Ser su responsable, Sandra Martínez. “La situación sigue siendo muy complicada, pero no tanto como en los días previos. Varios incendios continúan dando sobresaltos, pero está todo más calmado en materia de Protección Civil”, afirmó Vázquez. El domingo había alertado del peligro de la unión de uno de los grandes focos de Ourense, el de Valdeorras, con el también terrible del Bierzo, de León, riesgo que no llegó a materializarse. Según Vázquez, en Valdeorras ayer se vivieron momentos de tensión por la reactivación del fuego en puntos en los que ya se había sofocado, mientras en la comarca de Verín persistía la grave crisis por el siniestro de Oímbra, que entró con fuerza en Portugal. El de Valdeorras ya es con diferencia el mayor de Galicia, con 30.000 hectáreas quemadas.

Se pasa del combate defensivo, centrado en la protección de personas y bienes, al ofensivo contra el fuego

Por la mañana, la responsable de extinción en Ourense celebraba que “por fin” se pudiese pasar de un combate defensivo, centrado en la protección de personas y bienes, a otro ya ofensivo, para apagar el fuego. Declaraciones semejantes se escuchaban en simultáneo en diferentes puntos de la España quemada, como León o Extremadura.

Sin lluvia prevista en las zonas afectadas hasta el domingo, la notable bajada de las temperaturas desde el lunes sí que servía ayer por fin para ir vislumbrando un cambio de tendencia tras una semana y media catastrófica en el Oeste de España. Pero se trata de un avance precario y con una marcada desigualdad territorial. En la localidad leonesa de Igueña, la Junta de Castilla y León tuvo que declarar ayer el nivel 2, por el riesgo de cercanía a las viviendas de unas llamas que habían llegado el martes procedentes del foco de Fasgar, que comenzó hace ya trece días. Y el Bierzo sigue bajo el azote de la ola incendiaria, al igual que la comarca zamorana de Sanabria. Allí la situación por la tarde era de menor gravedad que 24 horas antes, pero la muy seria amenaza persistía.

El viento se erige ahora como el gran enemigo de los bomberos. Su rumbo cambiante provoca giros inesperados que ponen de súbito en peligro a vecinos que parecían a salvo, al avanzar las llamas a gran velocidad. Y además a menudo reactiva lo ya apagado.

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