Que la vida está llena de sinsentidos lo sabe hasta el más ingenuo. Pero eso no quita que cuando te topas de frente con alguno especialmente incongruente, te quedes atónito. Un ejemplo, el caso que nos ocupa. María Jesús Puerta (Barcelona, 1968), ingeniera de formación y profesión, ganó la primera fase de un desafío de la NASA en la que el reto (dividido en dos fases y premiado con tres millones de dólares) consistía en reciclar la mayor cantidad posible de 4.500 kilos de desechos ubicados en la Luna. Esta catalana, sola, desde su casa y con su viejo portátil (como explicó en su día La Vanguardia) consiguió que su proyecto fuera uno de los seis ganadores de entre los 1.200 que se presentaron procedentes de 80 países distintos.
Sabía de antemano que no podría optar al premio económico (en las normas de esa primera fase se detallaba que solo los ciudadanos estadounidenses o los residentes permanentes en EE.UU. podrían acceder a él), y aún así se presentó. Pero la sorpresa ha llegado con la publicación reciente de las bases para la segunda y última fase, donde se detalla que solo está abierta a participantes estadounidenses, cuando en la primera podía presentarse todo aquel que quisiera, más allá de su nacionalidad.
“Cuando lo vi, me quedé muy sorprendida. Pensé: “¿Esto qué es?”, explica Puerta a este diario. “Han modificado las normas a media partida. Me enfadé mucho”, añade. Afirma que tenía muchas ganas de seguir adelante con el desafío. Sobre todo, tras ganar la primera parte. “En esta segunda piden que crees un prototipo físico del proyecto y vayas a presentarlo a Estados Unidos para demostrar que funciona. Me encantaría ir a la NASA, es mi sueño”.
No logra entender este cambio de criterio. “En las normas de la primera fase no se decía en ningún momento que la segunda estaría restringida solo a locales. No lo entiendo: te reconocen, te dan el mérito, pero no te dejan seguir. No es muy normal”.
No lo entiendo: te reconocen, te dan el mérito, pero no te dejan seguir. No es muy normal”
Solo podría participar si se asocia con un partner estadounidense, aunque sin liderar el proyecto. “O sea, que si concurro tiene que ser a través de un acuerdo privado y a escondidas, sin liderar. Es un poco extraño”.
Ha decidido darse este mes de septiembre para decir qué hacer. Una de las opciones que contempla para no tirar la toalla es unirse al equipo de alguno de los otros cinco ganadores de la primera fase. De hecho, ha pedido sus contactos a la NASA. “Yo podría aportar el proyecto que he hecho, más que nada para que se pueda desarrollar, no para sacar un beneficio económico”.
Maria Jesús Puerta, fotografiada por 'La Vanguardia'
Reconoce que quedarse a medio camino le daría mucha rabia. “Tengo la sensación de algo inacabado, aunque fue un logro ganar la primera fase, algo que nadie me podrá quitar”.
En todo caso, no se rinde. Hasta el punto que ha creado una web para que le contacte todo aquel que quiera ayudarla a seguir adelante en el desafío. “Ha sido para vehicular un poco todos los mensajes que me llegan: me contactan por Whatsapp, Linkedin, Instagram… es una locura”.
Fue un logro ganar la primera fase, algo que nadie me podrá quitar”
En principio, la propiedad intelectual de su proyecto le sigue perteneciendo, aunque la NASA expresa en las normas de ambas fases que, en el caso de que la agencia desee solicitar una licencia, los participantes “se comprometen a negociar de buena fe”, a cambio de “una compensación razonable”, la concesión de dicha licencia no exclusiva, intransferible e irrevocable para ejercer la propiedad intelectual en nombre de los Estados Unidos en todo el mundo.
Desconoce si el cambio repentino en las reglas tiene un trasfondo político, aunque casos como la suspensión de los visados para los nuevos estudiantes extranjeros de la Universidad de Harvard implementada por la Administración Trump la hacen dudar. “Y claro, organismos como la NASA dependen de la financiación de la Administración. Vete a saber. Desde luego, el cambio no tiene demasiado sentido”. Es consciente de que en el tiempo transcurrido desde que se presentó a la primera fase a la aparición de las bases de la segunda “han pasado cosas en EE.UU.”.
Está decidida, no obstante, a que su entusiasmo vital no quede alterado si finalmente no puede concurrir a la segunda parte. “Muchas veces se cierran puertas, pero a la vez se abren ventanas”, remata.


