El avance de la ola de gripe en toda España ha llevado a las autoridades sanitarias a acordar el protocolo de actuación según distintos escenarios. Una de las recomendaciones primeras es que las personas que tengan síntomas gripales lleven mascarilla para evitar el contagio, especialmente aquellos que vayan a entrar en contacto con vulnerables. De hecho, cada vez hay más ciudadanos que ya utilizan el cubrebocas a modo de prevención o por precaución.
Otro consejo básico pasa por la ventilación adecuada de espacios, así como la higiene respiratoria y de manos. La reducción de interacciones sociales en casos de cuadros o síntomas gripales también está recomendada. Estas medidas se comunicarán activamente a la ciudadanía a través de materiales informativos accesibles.
Las comunidades aprueban un protocolo común con medidas a aplicar en función del nivel de riesgo
Todo esto forma parte del acuerdo alcanzado ayer por la Comisión de Salud Pública, compuesta por representantes de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y de las consejerías de salud de todas las comunidades y ciudades autónomas. Reunidas por segunda vez y ante la subida de contagios por gripe, ayer sí se dio el visto bueno al protocolo común de medidas para mitigar el impacto de los virus respiratorios. Entre estas está la recomendación del uso de mascarilla en centros sanitarios y residencias, decisión que tomará ahora cada gobierno autonómico. En estas últimas, “ante situaciones complicadas” se podrá incluso reducir o suspender visitas.
Este protocolo es muy similar al que el año pasado rechazaron las comunidades del PP y que ahora Madrid también quería rechazar. Pero la llegada de una gripe más contagiosa, que amenaza con colapsar el sistema sanitario –como ya ocurre en Catalunya, donde los casos se han disparado un 85% en una semana–, ha hecho que las autonomías actúen como una piña.
El documento Marco de Recomendaciones para el Control de las Infecciones Respiratorias Agudas (IRAs) aprobado parte de la experiencia acumulada durante la pandemia de la covid y refuerza la vigilancia integrada puesta en marcha tras ella. Entre las medidas comunes a adoptar según el nivel de riesgo detectado, se incluyen la elaboración de recomendaciones de vacunación frente a patógenos respiratorios, el fortalecimiento de los sistemas de vigilancia, la formación del personal sanitario y no sanitario, y la revisión de los planes de contingencia de centros sanitarios y sociosanitarios para garantizar la continuidad asistencial.
Dos mujeres, una protegida con una mascarilla, ante la entrada de la línea 5 del Metro de Barcelona en la parada de Vall d'Hebron, cerca del hospital.
El protocolo establece cuatro niveles de riesgo (basal, bajo o medio, alto y muy alto), que están determinados a partir de los niveles de transmisibilidad detectados, junto con la evaluación del resto de indicadores y el análisis del impacto en los recursos asistenciales y en la población susceptible. Esta clasificación permite adaptar las medidas a la evolución de la situación epidemiológica en cada territorio, reforzando la capacidad de respuesta sanitaria y comunitaria.
Cada gobierno decidirá en breve si impone el cubrebocas en centros sanitarios y residencias
¿Serán obligatorias las mascarillas? En general, no. En un primer escenario (riesgo basal) se recomendará su uso a personas con síntomas durante sus interacciones sociales. A partir de ahí, cuando se llegue al nivel bajo o medio, se aconseja que las personas con síntomas la lleven en todo momento, que reduzcan sus interacciones sociales, adopten medidas de higiene respiratoria y de manos durante los días posteriores al inicio de los síntomas y, si es posible, recurran al teletrabajo.
En el siguiente nivel, el considerado alto, se recomienda su uso en ámbitos vulnerables de centros asistenciales –como salas de tratamientos quimioterápicos, unidades de trasplantados y similares– tanto por parte del personal sanitario como de pacientes y acompañantes.
Ya en el nivel muy alto, la recomendación oficial se amplía a salas de espera o urgencias hospitalarias, “valorando su obligatoriedad de manera general o en los centros que, según su situación específica y vulnerabilidad, así se determine”.
“Las medidas en residencias deberán ser evaluadas y tomadas de manera individual”, dice el protocolo
Uno de los cambios incorporados en el protocolo en el último momento afecta a las residencias: en ellas, las medidas deberán “ser evaluadas y tomadas de manera individual, independientemente de cuál sea el nivel epidémico poblacional, dada su especial estructura organizativa, que hace posible la aparición de brotes de infección respiratoria sin que los niveles epidémicos en la comunidad sean especialmente altos”.
Los trabajadores con síntomas deberán, además, usar mascarilla “de manera continuada”, y la dirección de los centros podrá evaluar el riesgo y determinar si debe hacerse obligatoria. Ante “situaciones complicadas” se podrá “reducir o suspender temporalmente las visitas de familiares, reorganizar el movimiento entre distintas zonas de la institución, reorganizar habitaciones y otros espacios...”.
Vacuna y gripe no van de la mano
La gripe se ha adelantado pero eso no ha llevado a la población a vacunarse antes. El porcentaje de personas mayores de 65 años ya vacunadas frente a la gripe este año en España alcanza el 56,1%, mientras que en población de entre 60 y 64 años llega al 24,7%, ambas cifras muy similares a las que había el año pasado en las mismas fechas, según revela el Gripómetro 2025-2026 de Sanofi, que elabora este informe. Por comunidades, destacar que Galicia mantiene una cobertura muy alta en mayores de 65 años (65,2%), pero baja en el grupo de 60 a 64 años (21,7%). En la vacunación a mayores de 65 años, siguen a Galicia, Castilla y León (63,4%), País Vasco (61,8%) y Andalucía (60,9%). En lo que respecta a la inmunización del grupo de entre 60 y 64 años, lideran Castilla y León (30,9%), Extremadura (28,3%) y Navarra (27,1%).


