La cifra de jóvenes tutelados o extutelados que combina estudios y trabajo se ha duplicado en una década en Catalunya. Así lo indica la encuesta anual de la Red de Entidades para la Emancipación Juvenil (FEPA), realizada con preguntas a 2.846 jóvenes de 16 a 25 años que participan en programas de apoyo a la emancipación. La cifra de tutelados o extutelados que estudia y trabaja se sitúa en el 23,1% en 2024 en Catalunya, mientras que diez años antes era del 10,9%.
En global, la encuesta indica que el 90,1% de los jóvenes encuestados estudia, trabaja o compagina ambas actividades: el 45,7% está centrado en la formación, el 21,3% exclusivamente en el trabajo y el 23,1% compagina estudios y trabajo. Solo el 9,9% no realiza ninguna de estas actividades. Ahmed, de 25 años y originario de Marruecos, pone rostro a las cifras que a menudo parecen abstractas. Llegó a España con tan solo 16 años y pasó por varios centros de menores hasta establecerse en Sabadell, lugar que le ha visto emanciparse y compartir piso.
“Trabajo los fines de semana en una residencia mientras busco un empleo que me permita trabajar de lunes a viernes”, explica a Guyana Guardian. Desde su llegada, se ha formado en jardinería, mantenimiento, peluquería y limpieza, compaginando estudios y empleo durante años. Al cumplir los 18 se vio obligado a emanciparse, al perder la tutela administrativa, y halló en la Fundación Eveho el apoyo educativo y habitacional que necesitaba. Sin ayudas y a base de esfuerzo, comparte piso con otros dos jóvenes y asume su alquiler y sus gastos como cualquier joven, aunque mucho antes de lo habitual. En Catalunya, la edad media de emancipación es de 29,8 años, y en el conjunto de España asciende a 30.
Emancipación acelerada y sin una red de apoyo
“Los datos de la encuesta reflejan la determinación y la aspiración de progreso de estos jóvenes, pero también la obligación de sostener una emancipación acelerada y sin una red de apoyo consolidada”, expresa Jordi Sàlvia, director de FEPA.
En Catalunya, la juventud extutelada –tanto de origen migrante como del territorio– puede acceder a una cobertura de vivienda hasta los 21 años y una prestación económica temporal de 778,49€ (equivalente al Indicador de Renta de Suficiencia de Catalunya) durante 12 meses si la persona ha permanecido menos de un año en el sistema de protección o hasta los 23 si ha sido tutelado más de un año y, siempre y cuando, atraviesen una situación de necesidad acreditada y sigan el plan individual de trabajo.
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Según los datos de la encuesta de la FEPA, que agrupa a 75 entidades que tienen presencia en 12 comunidades autónomas, la cifra de jóvenes tutelados o extutelados que combina estudios y trabajo es en Catalunya casi siete puntos superior a la media del Estado, donde se sitúa en el 16,3%.
“Existe la necesidad de aprovechar al máximo este tiempo y las ayudas disponibles para que, al cumplir esa edad, la persona disponga de las capacidades y de una situación económica que le permita sostener su emancipación”, detalla Sàlvia. A su vez, provoca que muchos jóvenes prioricen un itinerario de inserción laboral rápido antes que uno formativo, con el fin de asegurar unos ingresos mínimos cuando estas ayudas lleguen a su fin.
En este sentido, solo el 4% del colectivo llega a la universidad, mientras que el porcentaje de población adulta con estudios superiores es del 40%. Para tratar de garantizar el acceso a estudios superiores, las universidades públicas catalanas cuentan con una reserva específica de plazas para jóvenes extutelados, tal y como ocurre con estudiantes con discapacidad o deportistas de élite.
Handicap
El principal factor de vulnerabilidad es la vivienda: la mayoría depende de un lugar donde vivir gestionado por una entidad
La encuesta avisa de que el acceso a la vivienda es el principal factor de vulnerabilidad en los jóvenes extutelados. El 63,3% de los extutelados mayores de 18 años depende de un recurso residencial temporal gestionado por una entidad y el 2,4% se encuentra en situación de calle o en viviendas ocupadas. Solo el 34,3% accede a un alquiler privado, según el resultado de la encuesta.
”Las cifras reales de jóvenes en situación de calle serán, con toda probabilidad, más altas”, asegura el director de FEPA, ya que en la muestra recogen datos de quienes cuentan con acompañamiento. Y añade: “Estudios de otras entidades sociales, como Arrels, quien ayer anunció que casi 2.000 personas duermen en la calle, indican que muchos jóvenes en situación de sinhogarismo proceden del sistema de protección.
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Pese a que la principal fuente de ingresos para el 30,2% de los jóvenes encuestados es el trabajo, en el 36,4% de los casos las ayudas económicas de entidades tienen un “peso superior”, mientras que en el 24,3% de los casos lo tienen las prestaciones públicas específicas. Estas cifras ponen de manifiesto, remarca la FEPA, que pese a “el compromiso formativo y laboral” de los jóvenes extutelados, todavía dependen en gran medida de ayudas económicas externas para garantizar sus necesidades básicas.
Necesitamos un modelo capaz de garantizar respuestas adecuadas a estas distintas necesidades
Por este motivo, alertan de que cuando un joven sale con 18 años del sistema de protección “aún no ha completado la transición natural hacia una vida adulta” y “la emancipación forzada y precoz conlleva importantes riesgos”. Jordi Sàlvia recuerda que “si un joven no se adapta a los recursos disponibles, queda fuera del sistema”. “Hay jóvenes que requieren un apoyo mucho más intenso e individualizado. Necesitamos un modelo capaz de garantizar respuestas adecuadas a estas distintas necesidades, teniendo en cuenta que son menores y jóvenes sin una red familiar que les sostenga”, sentencia.
