El uso de pantallas antes de dormir se asocia con más insomnio también en adultos

Nuevos estudios

Entre los universitarios, cada hora adicional con el móvil o el portátil en la cama resta 24 minutos de descanso y eleva un 59% la probabilidad de tener problemas de sueño

Woman using smart phone while lying in bed before sleeping late at night.

El uso de pantallas repercute en una menor duración y una menor calidad del sueño no sólo de los adolescentes, también de los adultos .

Getty Images

La asociación entre el tiempo que se pasa frente a las pantallas antes de dormir y un peor descanso no es sólo cosa de niños y adolescentes. Dos nuevas investigaciones divulgadas en menos de una semana revelan que utilizar el móvil o el portátil antes de acostarse o utilizarlo en la cama antes de conciliar el sueño reduce la duración y calidad de este también en adultos. 

En la primera, publicada en Jama Network Open, investigadores de Sociedad Americana del Cáncer y epidemiólogos de la Universidad de Washington (Seattle) analizaron datos de 122.058 personas de entre 27 y 85 años (el 80% mujeres) y constataron que entre los que usaban pantallas antes de acostarse la prevalencia de mala calidad del sueño era un 33% superior que entre los que no utilizaban y además dormían unos 7,64 minutos menos de media en los días laborales y 5,06 en los no laborales. 

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Y el efecto, dicen los investigadores, era mayor en el caso de los participantes con cronotipos vespertinos (los que rinden mejor por la tarde-noche) que dormían unos 8,36 minutos menos. En concreto, los usuarios diarios de pantallas con cronotipo matutino se acostaban 9,33 minutos más tarde que los que no usaban pantallas y los de cronotipo vespertino 15,62 minutos después.

“El uso diario de pantallas se asoció con acostarse más tarde y dormir aproximadamente 50 minutos menos a la semana, y la asociación fue mayor en personas con cronotipos nocturnos, que ya presentan riesgo de dormir mal debido al jetlag social, a la desalineación entre sus ritmos circadianos y las actividades sociales”, concluyen los autores en su informe.

Impacto en los universitarios

El segundo estudio, publicado ayer en la revista Frontiers in Psychiatry, compara el impacto de diferentes actividades frente a las pantallas y el sueño en estudiantes universitarios noruegos y concluye que lo que importa es el tiempo total que se pasa con ellas en la cama. Tras analizar datos del Estudio transversal de Salud y Bienestar Estudiantil de 2022 y encuestas de 45.202 participantes de entre 18 y 28 años, concluyen que cada hora adicional de tiempo frente a la pantalla se correlaciona con un aumento del 59% en el riesgo de insomnio y 24 minutos menos de sueño. 

Y, en contra de lo que sugieren otros estudios relativos  a adolescentes, los investigadores del Instituto Noruego de Salud Pública no observaron que las redes sociales tengan un efecto más disruptivo sobre el sueño que otras actividades frente a la pantalla. Ello sugiere, dicen,  que el uso de la pantalla en sí mismo es el factor clave en la interrupción del sueño, probablemente debido al desplazamiento temporal, a que pasa más tiempo entre irse a la cama e intentar dormir, y no tanto a un aumento de la excitación como otros trabajos con menores habían sugerido. 

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De hecho, en sus conclusiones remarcan que entre los universitarios que solo usaban redes sociales la proporción de los que reportaban síntomas de insomnio era menor que entre los que solo realizaban otras actividades con las pantallas.

Con todo, los autores de este estudio subrayan que no se puede establecer una relación causal entre llevarse las pantallas a la cama y sufrir más insomnio, puesto que la asociación que observan entre tiempo de pantalla y problemas de sueño también podría deberse al hecho de que quienes tienen dificultades para dormir usan las pantallas como pasatiempo o como ayuda para conciliar el sueño. Por eso cree que hacen falta nuevos estudios longitudinales que monitoreen el uso de la pantalla y el sueño en entornos naturales para comprender mejor las relaciones causales.

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No obstante, de su análisis extraen la constatación de que los problemas de sueño son muy frecuentes entre los estudiantes, con todo lo que ello supone de implicaciones para su salud mental, el rendimiento académico y el bienestar en general. 

Por ello, una vez constatada la vinculación entre tiempo frente a las pantallas y horas de sueño, Gunnhild Johnsen Hjetland, del departamento de Promoción de la Salud del Instituto Noruego de Salud Pública y primera autora del estudio, aconseja reducir el uso de pantallas en la cama y, a ser posible, desactivarlas entre media hora y una hora antes de irse a dormir, además de silenciar las notificaciones para minimizar las interrupciones del sueño durante la noche.

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