Cómo hablar con un adolescente que se informa por youtubers (sin perder los nervios)
Tip de Fad Juventud y BBVA
Claves para fomentar el pensamiento crítico y entablar conversaciones interesantes con los hijos
Los adolescentes se informan a través de las redes sociales que no siempre son fiables
“Esto no es verdad” espeta la madre o el padre a su hijo adolescente que acaba de afirmar que él cree que lo del cambio climático es mentira. Lo ha visto en un vídeo, o alguien lo ha dicho en Whatsap, no recuerda bien. Pero él sostiene que es así, en tono desafiante. Acto seguido el adulto le suelta un rollo del que el chaval desconecta en el primer minuto. Fin de la conversación y cada uno a su burbuja.
Los expertos creen que lo peor de esta dinámica es que se pierde la oportunidad de formar al joven intelectualmente, en un momento en el que está construyendo conocimiento, formándose un criterio propio. Se pierde la oportunidad de que se haga preguntas cuando recibe información en vez de repetir lo que oye.
Sócrates creía que se construye conocimiento dialogando. Es cierto que vivió en un tiempo en el que no había redes sociales, pero sus enseñanzas sigue siendo vigentes y se practican en muchas escuelas. El diálogo socrático es un arma a favor de los adultos que educan a sus hijos con el mejor propósito y el mayor afecto, frente a los personajes del mundo virtual del que se desconocen sus competencias e intereses.
Según estudios, tres de cada cuatro mensajes desinformadores en redes sociales se expresan en tono negativo y buscan generar desconfianza o rechazo hacia personas, colectivos o instituciones. De ahí de la importancia de educar en el pensamiento crítico.
Fad Juventud
“Es fundamental que en las familias se dialogue, se contraste y se enseñe a pensar con espíritu crítico”
¿Cómo debería ser una buena conversación? Esto es lo que se preguntaron los especialistas de Fad Juventud y BBVA, en el proyecto conjunto Educación Conectada. Y han condensado la respuesta en unas claves sencillas.
“Vivimos un momento en el que la desinformación no solo condiciona lo que pensamos, sino también cómo nos relacionamos. Por eso es fundamental que las familias se conviertan en espacios donde se dialogue, se contraste y se enseñe a pensar con espíritu crítico”, señala Beatriz Martín Padura, directora general de Fad Juventud.
1. No reaccionar de inmediato a una afirmación falsa o una opinión que no compartimos. Es posible que asombre o moleste que el hijo repita una idea falsa que ha oído de youtubers de su edad, que en el mejor de los casos están poco informados. La recomendación es no corregir de inmediato ni soltar un discurso. Lo adecuado, sugieren, es ponerse en modo escucha.
2. Interesarse. ”¿Qué te hace pensar que el cambio climático no es real?” ”¿Tú, qué opinas de esta afirmación?” Eso manda un mensaje: uno puede decir algo equivocado y no pasa nada. Hay que argumentarlo, eso sí. En la próxima afirmación, el adolescente pensará antes de expresar una opinión en los argumentos que justifican sus ideas. Y, además, no temerá equivocarse sino que entrará en el juego de ir construyendo conocimiento.
3. Compartir la opinión propia, expresando argumentos y dejando que los rebata. Esto no va de ganar o perder. No va de convencer al otro, por mucho que creamos que está equivocado. Va de construir juntos conocimiento. Por ello tampoco es deseable abrir un interrogatorio con la idea de bombardearle a preguntas cuyas respuestas le dirán que está equivocado.
4. Permitirse cambiar de opinión. En el verdadero diálogo pueden transformarse o matizarse las ideas de cualquiera de los conversadores. Dialogar pone en tensión las ideas y creencias de todos lo interlocutores. Sólo si enfrentamos nuestras ideas con las del otro, en directo y en tiempo real, sabremos si son asumibles.
En este sentido, el hijo puede ser una oportunidad para los padres para revisar sus propias ideas y no pasa nada por dudar o por cambiar de opinión. Al contrario, decir que uno se ha equivocado abre una puerta enorme al joven, sostienen en Fad Juventud.
5. Ayudarles a identificar fuentes, contrastar información y revisar sus certezas sin temor.