José María Ordovás, uno de los mayores especialistas en nutrigenética: “El colesterol se convirtió en el malo de la película; si lo tienes alto, no te alarmes, hay maneras de bajarlo”

Longevity

Considerado por muchos como el mayor experto en nutrigenética, Ordovás, que es director del laboratorio de Nutrición de Precisión y Envejecimiento en el USDA-Human Nutrición Research Center on Aging en la Universidad de Tufts (Boston), defiende que la calidad de vida es la clave para vivir más y que se pueden (y se deben) evitar las enfermedades cardiovasculares a cualquier edad: la socialización es un aliado imprescindible

José María Ordovás, catedrático de nutrición, pionero y uno de los mayores especialistas a nivel mundial en nutrigenética y nutrigenómica

José María Ordovás, catedrático de nutrición, pionero y uno de los mayores especialistas a nivel mundial en nutrigenética y nutrigenómica. 

American Nutrition Association

José María Ordovás (Zaragoza, 1956) es uno de los científicos más reconocidos internacionalmente en el campo de la nutrigenética y la cronobiología. Sus investigaciones ayudan a explicar por qué ciertos componentes de la dieta, como las grasas, afectan negativamente a unas personas y no a otras, o cómo el horario de las comidas influye en la obesidad. 

Director del laboratorio de Nutrición de Precisión y Envejecimiento en el USDA-Human Nutrición Research Center on Aging en la Universidad de Tufts (Boston), vive en Estados Unidos desde hace más de cuatro décadas, aunque nunca ha perdido el vínculo con España donde viajaba al menos una vez al mes antes del covid. De hecho, durante la pandemia, el doctor fue presidente del Grupo Científico Multidisciplinar que asesoró al Ministerio de Ciencia e Innovación de España.  

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Con todo, ya va levantando el pie del acelerador. “Me he dado cuenta de que no se puede estar en todas partes, los años pesan y las prioridades cambian”, admite Ordovás, que durante su formación realizó estancias postdoctores en Harvard y el MIT, y que es Medalla de Oro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

Este cambio también se refleja en su enfoque investigador, que ha evolucionado desde los lípidos y la salud cardiovascular hacia un interés más amplio por la gerontología y la prevención de enfermedades en todas las etapas de la vida. Ahora está centrado en la prevención de enfermedades, sin importar la edad. Y revela otra nueva realidad: “El colesterol ya no es la estrella de la película”.

Su último trabajo confirma aquello de que nunca es tarde, ni siquiera para prevenir un problema de salud. 

Cuando aciertas con el diagnóstico y la intervención adecuada, incluso en edades avanzadas, se puede mejorar la calidad de vida de manera significativa. Esa mejora es lo que realmente importa, tanto a nivel individual como en términos de salud pública, ya que enfermedades como el ictus, tan comunes en mayores, no solo afectan al paciente, sino que generan un impacto profundo en su entorno y en el sistema sanitario. Por ello, la investigación sobre envejecimiento debería centrarse más en la calidad de vida que en la longevidad. Envejecer bien es envejecer con plenitud.

El colesterol ya no es la estrella de la película

José María Ordovás

¿Qué están investigando para mejorar la calidad de vida?

El envejecimiento activo. Frente al aumento de la población mayor, el reto es conseguir que no represente una carga para la sociedad, sino que pueda seguir aportando. Desde el voluntariado hasta el emprendimiento tardío, hay múltiples formas en las que las personas mayores pueden contribuir activamente, siempre que se mantenga su salud cognitiva. Precisamente, cómo preservar esa capacidad es uno de los principales focos de nuestra investigación actual.

¿Tienen alguna idea o propuesta en este sentido?

Aunque la genética influye mucho para vivir más y mejor, los factores sociales son muy importantes. Estamos perdiendo algo fundamental que sí tenía el mundo mediterráneo: la socialización, el sentido de comunidad. En Boston trabajamos en programas de alimentación para mayores en situación vulnerable; darles una comida no es suficiente, necesitan estímulos, espacios para socializar, aprender, sentirse útiles. Eso es lo que les devuelve el orgullo y las ganas de vivir. No se necesita tecnología avanzada para combatir la soledad.

En realidad lo que necesitamos es volver a lo básico: relacionarnos, reír, sentirnos parte de una comunidad

José María Ordovás
Un grupo de amigos sénior pasean por el Born

Un grupo de amigos sénior pasean por el Born, en Barcelona. Socializar y reír es imprescindible para nuestra salud, según José María Ordovás. 

Estudios escandinavos han demostrado que quienes ríen más, viven más y mejor.

Sin embargo, todo esto, que es efectivo y necesario no se vende tan bien como los tratamientos milagrosos que prometen alargar la vida. Muchas empresas priorizan las soluciones farmacológicas o productos comerciales, cuando en realidad lo que necesitamos es volver a lo básico: relacionarnos, reír, sentirnos parte de una comunidad.

En este sentido, ¿se nota mucha diferencia entre vivir en Boston y vivir en España?

Sí, noto intensamente la diferencia cultural. En Estados Unidos se pierde esa red social y familiar que da sentido al día a día. Aquí no se pregunta al salir de casa si hace falta, por ejemplo, que traiga el pan. Incluso los propios estadounidenses reconocen esa carencia, y mis hijos, aunque son nacidos aquí, notan ese contraste. En un artículo en The New York Times, Hillary Clinton hablaba de la soledad estructural del país. Esa ausencia de vínculos puede explicar, en parte, fenómenos de violencia inexplicable. De hecho, mucha gente está decidiendo migrar de Estados Unidos a España o a Portugal.

En un mundo donde la ilusión se pierde con facilidad, quiero mantener un espacio donde aún se pueda aprender, compartir y soñar

José María Ordovás 

¿En algún momento ha pensado regresar a España?

No lo sé, pero no me gustaría morirme aquí. Antes, me gustaría pasar un tiempo en España, quizás en un pueblo, donde ir a comprar sea la excusa para charlar durante horas. Recuerdo ver ancianos en el paseo marítimo de Málaga arreglando el mundo mientras jugaban al ajedrez, y esa ilusión por volver mañana con nuevas ideas es lo que les mantiene vivos.

¿Usted sigue impartiendo clases?

Pensé retirarme tras la pandemia, pero la llegada de nuevos investigadores me devolvió la energía. Como un vampiro, me alimenté de su ilusión y decidí seguir. En un mundo donde la ilusión se pierde con facilidad, quiero mantener un espacio donde aún se pueda aprender, compartir y soñar.

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¿Ha notado edadismo en su entorno científico y académico?

No tanto; lo que noto es desinterés. Antes, los estudiantes discutían con pasión. Hoy falta entusiasmo. Es uno de los grandes problemas de esta sociedad: se ha vendido una ilusión de éxito inmediato que, al no cumplirse, se convierte en desilusión.

Tal y como está el ahora, ¿cómo ve el futuro?

Por un lado, no envidio a las nuevas generaciones, y por otra parte, Europa tiene una gran oportunidad para recuperar el liderazgo científico que Estados Unidos parece estar abandonando. China está lista para ocupar ese espacio. Veremos movimientos geopolíticos muy interesantes en los próximos años.

Me gustaría seguir activo físico y mentalmente, mientras el cuerpo lo permita

José María Ordovás

También lidera diferentes proyectos en España

Lidero y colaboro en proyectos en España gracias a equipos magníficos. Hay que dejar que los jóvenes expresen su ambición y no ponerles límites. Es la única manera de avanzar.

¿En algún momento piensa en jubilarse?

Sí me gustaría, pero no retirarme y decir ‘ya no trabajo’. Tengo muchos proyectos en mente, sobre todo encontrar cómo ayudar a la gente. Me gustaría retirarme a una fundación o a una ONG donde pudiera utilizar el conocimiento que he tenido la suerte de adquirir para estimular y ayudar a otros. Me gustaría seguir activo físico y mentalmente, mientras el cuerpo lo permita.

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El colesterol se convirtió en el malo de la película; si lo tienes alto, no te alarmes

José María Ordovás

Usted que conoce a fondo el colesterol y las lipoproteínas, resuelva el misterio: ¿de verdad son tan malos como nos lo han hecho creer?

El colesterol fue como un niño prodigio precoz. Se convirtió en el malo de la película, pero hoy sabemos que es solo uno de muchos factores. La hipertensión y la inflamación también cuentan y, a veces, más. No hay que obsesionarse. Hay que entender que el colesterol se puede tratar, pero sin descuidar el conjunto.

¿Un consejo de experto sobre el colesterol?

Si tienes el colesterol alto, no te alarmes, hay maneras de bajarlo. Pero no conviertas eso en el centro de tu vida. La genética no se puede cambiar, pero las circunstancias sí.

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