“Mi padre estuvo pagando 17 años el seguro de fallecimiento y en solo un año abonó 4.200 euros, el doble de lo que costó su entierro”: el coste real de unas pólizas que millones de personas contratan en España

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El seguro de decesos, una fórmula muy extendida en España para cubrir gastos funerarios, genera debate entre quienes lo consideran una carga innecesaria y quienes lo ven como una forma de aliviar a sus familias

“Mi padre estuvo pagando 17 años el seguro de fallecimiento y en solo un año abonó 4.200 euros, el doble de lo que costó su entierro

El seguro de decesos, una fórmula muy extendida en España para cubrir gastos funerarios, genera debate. 

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“No quería causarnos ningún problema, quería vivir tranquilo”. Esta fue siempre su la máxima de Carlos P.G. desde que empezó a ser dependiente. “Vivía en la residencia porque así lo quiso. Para ello vendió su piso, repartió entre mis hermanos unas cantidades y se guardó el resto. Y se empeñó en pagar un seguro de decesos desde los 65 (cuando se jubiló), por la misma razón. No causar problemas”. Lo cuenta uno de sus tres hijos, Manuel. Su madre, Clara, había fallecido de un cáncer de mama que acabó en una metástasis cuando ambos tenían 70 años y Carlos se empeñó entonces en empezar a pagar un seguro de decesos para él, cuenta su hijo.

Murió el pasado año, con 87 años, por lo que estuvo pagándolo 17 años, cuenta Manuel. “A nosotros nos parecía una locura, le decíamos que se olvidara del tema, que nos haríamos cargo, pero él insistía. Era muy cabezota, pero, sobre todo, como su obsesión era no causarnos ningún trastorno, no cedía. Lo único que le importaba era poder ver a sus nietos cuando quisiera. Pero, al final, lo que ocurrió es que solo en el año que falleció había pagado 4.200 euros, el doble de lo que nos costaron los gastos del entierro, las coronas, etcétera, de todo el sepelio”, relata su hijo mediano.

Mi padre se empeñó en pagar un seguro de decesos desde los 65. Si calculas lo que ha pagado durante 17 años, es una barbaridad, comparado con lo que ha costado su funeral al final

ManuelHijo de Carlos P.G.

“Pero lo peor”, añade, “es que si calculas lo que ha pagado durante esos 17 años, es una barbaridad, comparado con lo que ha costado todo al final”. Porque, según Manuel, al principio, empezó pagando alrededor de 2.000 o 2.500 euros al año por el seguro de decesos, “pero cada año le decían que el coste había subido más que el IPC y, finalmente, pagaba más del doble al año”.

Es verdad que existe, como dice Manuel, lo que llaman “el IPC funerario”, que, sobre todo en los últimos años, ha subido mucho más que el IPC general, es decir, que el coste de la vida. Lo explica Rubén Sánchez, el secretario general de la organización FACUA-Consumidores en Acción. “El IPC funerario ha llegado a crecer en la última década, incluso el doble que el IPC general. Pero también es verdad que los gastos funerarios, depende de cómo y dónde se contraten, pueden llegar a los 3.500 o 4.000 euros. Por eso, los consumidores deben analizar si merece la pena contratar este tipo de seguros o buscar otras alternativas, como dejar el dinero separado, por ejemplo. Pero hay muchas situaciones diversas en las familias”.

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Otra de ellas es el contrato de un seguro de decesos familiar. Es decir, generalmente, contrata la póliza una persona mayor, pero en ella incluye hasta a los familiares más jóvenes. Es el caso de Carmen. Su padre lo contrató e incluyó a toda la familia en él. “Ahora tengo 53 años, pero mi padre lleva pagando el seguro de decesos para toda la familia desde hace unos cuantos años, en el que están incluidas mi hermana y mi madre, pero también sus nietos, uno de ellos con 18 años”.

Con la suma de estos casos, que según las aseguradoras, no son excepcionales ni mucho menos, es como se puede explicar que haya gente que tenga desde que es muy joven un seguro de decesos. El sector de las aseguradoras recuerda que este tipo de seguros “no son de ahorro, sino de riesgo”. Es decir, como los de coche o de hogar. Se contratan por si pasa algo, para tener cubiertos los gastos que surjan. Y es cierto que las situaciones en la que pueden ocurrir esos percances pueden ser muy variadas.

Los consumidores deben analizar si merece la pena contratar este tipo de seguros  de deceso o buscar otras alternativas, como dejar el dinero separado

Rubén SánchezSecretario general de FACUA-Consumidores en Acción
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Según los datos de la Memoria social del seguro 2023, realizado por la patronal de las aseguradoras Asociación Empresarial del Seguro (Unespa) como parte de su campaña de concienciación. Estamos seguros, cuyo objetivo es “es acercar el sector asegurador a la sociedad y promover una mayor comprensión de la labor que realizan las compañías de seguros, destacando su papel en la prevención de riesgos y en la protección de personas y empresas ante imprevistos”.

Esta organización reúne a casi 200 aseguradoras y reaseguradores que agrupan la práctica totalidad del negocio asegurador de nuestro país (el 98%) y según su memoria anual hay 22,2 millones de personas que tienen un seguro de decesos en España. Además, especifica que los españoles que cuentan con un seguro de salud “ascienden a 12,6 millones de personas de todas las edades” y, además, “21,8 millones de personas tienen un seguro de vida riesgo, es decir, el que ofrece seguridad económica para sus familiares en caso de fallecimiento prematuro”.

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Es decir, que el contrato de los seguros de decesos es quizá más habitual de lo que mucha gente pudiera pensar, a tener de estos datos, ya que el porcentaje de población que cuenta con uno, es bastante elevado. En cuanto al perfil de las personas que tienen un seguro de este tipo, la mayoría tienen más de 65 años y no cuentan con hijos menores. Según los datos generales, la cantidad de personas con este tipo de seguros aumenta con la edad, sobre todo a partir de los 50 años; el porcentaje más alto (60%) cuenta con más de 65 años, aunque un 40% tiene entre 20 y 30 años, en especial debido a las pólizas familiares.

Pero, respecto a este tema, hay otros factores a tener en cuenta, como resalta el secretario general de FACUA. Algunos de ellos nada agradables. Por ejemplo, “hay comerciales de algunas empresas funerarias que aparecen en los lugares en los se producen los fallecimientos sin que ningún familiar les haya avisado”, advierte Rubén Sánchez. 

Hay comerciales de algunas empresas funerarias que aparecen en los lugares en los se producen los fallecimientos sin que ningún familiar les haya avisado

Rubén SánchezSecretario general de FACUA-Consumidores en Acción
Un ataud en una funeraria.

Un ataúd en una funeraria.

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“En esos momentos, aunque sea muy doloroso, no hay que fiarse de cualquiera, porque incluso hay muchos casos en los que esa persona asegura a los familiares que si firman en ese momento luego lo cubre todo el seguro de decesos del fallecido, en el caso de que lo tenga, cuando a veces no es cierto, y en otros casos simulan directamente ser del seguro. Es decir, hay timadores de funerarias que van a la caza de clientes”, resalta. Pero, ¿cómo se enteran esos comerciales de los fallecimientos? ¿Es legal?

Sánchez contesta que es difícil señalar a trabajadores en particular. Pero afirma que “hay chivatazos de sinvergüenzas, que se aprovechan de esas situaciones”. Obviamente, se trata de personas que acuden en el momento del fallecimiento al lugar. “Pueden ser desde conductores de ambulancias a cualquier que acuda de forma habitual a atender esos sucesos, es difícil saberlo, lo que sí conviene es denunciarlo, aunque sea a posteriori, tanto si se trata de un fraude como de un aviso de chivatazo, para que pueda ser investigado”.

Mi madre falleció de un infarto en Madrid el día de Reyes en la puerta de su casa. Llamamos al SAMUR y apareció la policía. Y, de repente, llegó un señor trajeado que nos ofreció ocuparse de todo

Laura O.C.

Pero, a la hora de la verdad, nunca mejor dicho, es en lo último que piensa la mayoría de la gente. Y, según las organizaciones de consumidores, es de eso precisamente de lo que se aprovechan esos oportunistas. “Mi madre falleció de un infarto en Madrid el día de Reyes en la puerta de su casa, saliendo a comer con toda la familia. Llamamos al SAMUR y apareció la policía. Y, de repente, llegó un señor trajeado que nos ofreció ocuparse de todo”, relata Laura O.C. “Ella no tenía seguro de decesos, que supiéramos, pero, en esos momentos, casi que lo agradeces. No estás para pensar en nada. Y, si alguien se hace cargo de todo, te cuenta las opciones rápido, como hizo ese hombre, al que no recuerdo que volviéramos a ver, y te ofrece un precio que puedes pagar, eliges uno de los paquetes de féretro, transporte, tanatorio, coronas… y firmas allí mismo. Y eso hicimos. A posteriori, en efecto, cuando lo piensa, te extraña de dónde salió de repente ese hombre, sin que nadie le avisara”, dice Laura. “Pero ya lo dejas correr. Pagamos como 4.000 euros por todo, pero suficientemente doloroso es aún el recuerdo de ese momento, aunque haya pasado más de un año, como para pensar en poner denuncias ni nada”, añade.

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“La opción más económica es que los herederos paguen el sepelio”, concluye Rubén Sánchez. Tampoco recomiendan las organizaciones de usuarios los seguros de sepelio que se pagan a plazos o créditos en los que estos estén vinculados. La razón principal, dice este portavoz, “es que a menudo los intereses muy elevados” y, como en este tema entra en juego la probabilidad, por regla general, no merece la pena.

“Sería mejor tener una cuenta de ahorro en la que se ingresan, por ejemplo, 50 euros al mes o menos, en el caso de tratarse de familias con poca capacidad económica y que no tienen liquidez de forma inmediata para afrontar un imprevisto así. Es más, en muchos de estos casos, algunas funerarias les ofrecen pagar los gastos del sepelio a plazos, a veces contratando unos créditos con unos intereses muy elevados”, advierte también FACUA. Esto, desde el punto de vista económico. Otra cosa es que personas, como Carlos, el protagonista del primer caso que mencionábamos, escojan esta opción porque les compensa, una vez sopesados todos estos factores a tener en cuenta.

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