El doctor José Viña, catedrático de Fisiología de la Universidad de Valencia y uno de los mayores expertos españoles en medicina antienvejecimiento, arranca su libro La ciencia de la longevidad (Sinequanon) con una cita del Premio Nobel norteamericano Linus Pauling: “El gran beneficio de cuidarse es que se incrementa el periodo de felicidad que tiene lugar en la madurez. La madurez puede ser un periodo de gran felicidad. La juventud es tiempo de infelicidad. Los jóvenes, que buscan su sitio en el mundo, viven bajo un gran estrés”. La idea sorprende, porque en una sociedad hedonista y que rinde pleitesía a la juventud como la occidental, lo normal es asociar juventud a felicidad. “Creo que es un error derivado de la visión a corto plazo. , reflexiona Viña.
El libro se cierra con otra cita, en este caso de Thomas Perls, director del New England Centenarian Study: “The older you get, the healthier you have been” (“Cuando más viejo eres, más sano has estado”), que resume a la perfección la tesis defendida por José Viña: hay que empezar a cuidarse desde bien temprano en la vida, porque eso es lo que nos permitirá en última instancia vivir más y mejor.
¿Cuántas veces se dice aquello de que ha echado la barriguita de la felicidad porque se ha casado? No, la ha echado porque ha pasado los 30 años y ya está envejeciendo
Explica en su último libro que el envejecimiento empieza relativamente pronto, aproximadamente a los 30 años. Cómo nos cuidemos en esa época -e incluso antes-, ¿marcará en gran medida cómo será nuestro envejecimiento?
Sí. Alrededor de los 30 años el cuerpo se estabiliza. ¿Cuántas veces se dice aquello de que ha echado la barriguita de la felicidad porque se ha casado? No, la ha echado porque ha pasado los 30 años y ya está empezando el proceso de envejecimiento. En ese sentido, otra idea muy reciente es que no se envejece de una forma continua, sino que hay fases en que el envejecimiento se acelera. Alrededor de los 40 y de los 60, por ejemplo, sucede. Pero el mensaje fundamental es que a partir de los 30 ya te puedes ir cuidando.
¿Diría que nos falta conciencia de esto? Quiero decir, que a los 30 vemos cualquier referencia al envejecimiento como una cosa de viejos…
La gente a los 30 años está sacándose la oposición de notario, trabajando 13 horas al día en una empresa de periodismo, saliendo de fiesta tres noches por semana, y no se dan cuenta de que hay que empezar a cuidarse ya. Si fumas a los 30 no toses, pero a los 45 ya empiezas a toser y a los 60 tienes más riesgo de cáncer. Los daños aparecen en la vejez, en la madurez, pero las causas de esos daños ocurren antes. Este es un mensaje que parece de cajón, pero la gente muchas veces no lo sabe.
La longevidad saludable te permite hacer actividades, incluso complejas, de la vida diaria: levantarte de la silla, hacer ejercicio, pasear...
En relación a esto estaba pensando ahora en esa cultura hedonista en la que vivimos hoy en día, que parece que tenemos que ser permanentemente jóvenes. No sé si eso provoca que nos cuidemos menos o, por el contrario, podría ayudar a que nos cuidemos más.
El hedonismo bien entendido puede ser positivo y puede llevar a la felicidad, lo que ocurre es que hay mucho narcisismo, mucha búsqueda de la inmediatez, de la imagen. Ese tipo de mejora de la imagen corporal no lleva a la auténtica felicidad, y eso que yo soy un gran defensor de la estética, pero considero un error esta especie de cultura a la falsa imagen en la que vivimos.
Usted en el libro reivindica el concepto de longevidad saludable. ¿Cómo podríamos definirla?
Me alegra que me hagas esta pregunta (risas). La longevidad saludable es una longevidad que te permite hacer actividades, incluso complejas, de la vida diaria: levantarte de la silla, hacer ejercicio, pasear, ir al teatro. Piense en el drama que es quedarse en una silla de ruedas a los 65 años, por ejemplo, y vivir otros 35 sin poder levantarte de ella. Creo que hay que hacer énfasis no solo en vivir más años, sino también en vivirlos con una buena calidad de vida, lograr una longevidad constructiva.
Querer hacer más cosas de las que caben en un día es un error; tener cierto control sobre mi tiempo es clave para la longevidad saludable
Ese concepto de longevidad saludable va aparejado a la posibilidad de modular la velocidad de nuestro propio envejecimiento. ¿Eso es posible?
La respuesta es un sí rotundo. El envejecimiento no se puede eliminar, pero la velocidad de envejecimiento sí se puede modular, podemos intervenir sobre ella a través de nuestros hábitos de vida.
En el libro habla precisamente de la importancia de la alimentación, del ejercicio físico, del sueño, de la vida social, pero a mí me ha llamado mucho la atención la idea de “usar bien el tiempo”.
Es algo que leí cuando era un hombre joven, en un libro que me ha acompañado siempre, El arte del tiempo, de Jean-Louis Servan-Schreiber. Es importantísimo para la felicidad que controlemos nuestro tiempo y que no queramos saturar nuestros días de actividades. Cuando se es muy joven siempre se quieren hacer más cosas de las que caben en un día; y eso, además de imposible, es un error. Yo, sinceramente, no siempre he acertado en ese aspecto de la vida, pero siempre he intentado tener cierto control sobre mi tiempo, porque eso es fundamental para la felicidad y para la longevidad saludable.
¿Por qué?
Porque si no controlamos nuestro tiempo e intentamos hacer más cosas de las que podemos, aparece el estrés. Y el estrés bien controlado es algo que nos permite reaccionar ante una agresión externa, pero nosotros no estamos sometidos habitualmente a ese estrés, sino a un estrés social, es una pequeña agresión que vamos sufriendo todo el tiempo. Al final el ser humano ha evolucionado para convivir con el estrés físico, para sobrevivir, pero ahora debemos aprender cómo controlar el estrés social, porque eso es lo que nos va a llevar a una longevidad saludable.
Mientras le escuchaba pensaba que vivimos siempre con prisa y con estrés en nuestros trabajos, a lo que además sumamos el estrés por el ocio, que parece que siempre tenemos que estar haciendo algo. Incluso las vacaciones muchas veces se convierten en fuente de estrés porque queremos hacerlo todo en 15 días. Hay personas que pierden horas de sueño incluso para no perder tiempo. No sé si estamos viviendo con tanto estrés que corremos el riesgo de caminar hacia sociedades menos longevas o, al menos, con más achaques.
Posiblemente, si seguimos así, caminaremos hacia sociedades menos longevas, pero sobre todo menos felices. La adrenalina que generamos con el estrés nos acorta la vida, así que, si te vas a Roma este verano, igual no es necesario que veas todos los museos, si te dejas alguno no va a pasar nada. Hace poco leía Elogio de la lentitud, de Carl Honoré, y él recomienda algo con lo que estoy muy de acuerdo: elija bien lo que tiene que hacer y hágalo despacio.
Si seguimos así, caminaremos hacia sociedades menos longevas, pero sobre todo menos felices. La adrenalina que generamos con el estrés nos acorta la vida
Usted llama al estrés “el asesino silencioso”.
Es un enemigo silencioso porque, además, engancha. Yo mismo me he notado a veces en mi vida enganchado al estrés. Dar la vuelta a esta realidad, como dice en el libro, está en nuestras manos y muchas veces es cuestión de cambiar pequeños hábitos.
¿Cuáles son esos hábitos que diría que son indispensables para un envejecimiento saludable?
Pues diría que en primer lugar la nutrición ex aequo con el ejercicio físico. Después señalaría el control del estrés, incluyendo el sueño en la ecuación. Y, por último, hablaría de los suplementos nutricionales, porque muchas veces una nutrición óptima en vitaminas y minerales no hay manera de conseguirla únicamente con la comida.
De estos pilares, ¿en cuál tenemos que mejorar más como sociedad para intentar tener un envejecimiento más saludable?
Los suplementos.
En personas mayores hay que tener en cuenta que el 40% de la población de Europa de más de 65 años tiene deficiencia de proteínas
Esto sí que ha sido una sorpresa.
Lo fácil y lo sensato sería decir que hay que individualizar, pero lo que yo recomiendo para la gente relativamente joven, dado que no vas a estar haciéndole un análisis de todas las vitaminas a toda la población, es tomar un complejo multivitamínico y multimineral que tenga un poquito de todo, ya que con eso cubrimos las deficiencias subclínicas. En personas mayores hay que tener en cuenta que el 40% de la población de Europa de más de 65 años tiene deficiencia de proteínas, así que un suplemento en ese sentido bien prescrito por un nutricionista o un profesional médico es muy importante.