Xavier Pintó, médico internista del Hospital de Bellvitge: “Una dieta mediterránea, asociada a bailar o caminar deprisa 20 minutos al día, reduce el riesgo de empezar tratamiento con psicofármacos en personas mayores”
Longevity
Pintó explica los resultados de un estudio publicado en la revista científica ‘Age and Ageing’, con la participación del Hospital de Bellvitge y del IDIBELL (Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge)
Bailar puede tener grandes beneficios, como otros ejercicios moderados pero con valores añaddos.
Seguir una dieta mediterránea y la práctica regular de actividad física se relacionan con una reducción significativa en el inicio de tratamientos con psicofármacos en personas mayores con alto riesgo de padecer enfermedades crónicas. Así lo concluye un estudio publicado en la revista científica Age and Ageing, con la participación del Hospital de Bellvitge y del IDIBELL (Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge). El análisis, basado en datos de casi 7.000 participantes del estudio PREDIMED, ha hecho un seguimiento durante más de cuatro años de personas de entre 55 y 80 años con riesgo cardiovascular.
“Una dieta mediterránea asociada a caminar deprisa o bailar 20 minutos al día reduce el riesgo de empezar tratamiento con psicofármacos en personas mayores”, indica a Guayana Guardian el doctor Xavier Pintó, especialista del Servicio de Medicina Interna del Hospital de Bellvitge e investigador principal del Grupo de Investigación en Enfermedades Sistémicas, Vasculares y Envejecimiento del IDIBELL, coautor del trabajo.
Concretamente, los resultados muestran que cada punto adicional de adherencia a la dieta mediterránea se asocia con una reducción del 23 al 28% en el riesgo de iniciar el consumo de antidepresivos. También se observan disminuciones similares en el caso de los ansiolíticos, los antipsicóticos y los anticonvulsivos.
En cuanto a la actividad física, incrementos equivalentes a 20 minutos diarios de ejercicio moderado (como caminar rápidamente o hacer una clase de baile) se relacionan con una reducción del 15 al 20% en el riesgo de empezar a tomar antidepresivos o ansiolíticos. Los resultados son especialmente destacables cuando se combinan ambos factores. “Estos hallazgos son relevantes en un contexto de envejecimiento de la población y uso creciente de psicofármacos en edades avanzadas, donde los efectos adversos pueden tener más impacto”, dicen los autores del estudio.
Caminar es importante, pero debe hacerse a buen ritmo para que se obtengan beneficios.
Ejercicio y frecuencia cardíaca
Pintó nos da más detalles sobre los factores a tener en cuenta para obtener los beneficios de los buenos hábitos a los que refieren los resultados. “Caminar de forma rápida es hacerlo a una velocidad de 4 a 6,5 km/h. En las personas de mayor edad, esta velocidad ha de ser, necesariamente, inferior. Se recomienda caminar o practicar actividades de ejercicio aeróbico al menos 30 minutos al día, preferiblemente 60 minutos al día, y al menos 5 días a la semana. Además, se insiste en no dejar de hacer ejercicio más de 2 días seguidos”.
Una forma de saber si estamos practicando un ejercicio de la intensidad adecuada es controlar la frecuencia cardiaca. En general y para la población sana, según Pintó, es aconsejable no superar un promedio de latidos por minuto igual a la cifra que se obtiene de restar a la cifra de 220 la edad y al valor resultante quitarle un 20-25%”.
Una persona de 40 años que está practicando una actividad física, no debería de forma mantenida superar los 135 latidos por minuto (220 – 40 = 180 – 25 % = 180 – 45 = 135). Aun así, esto no impide que en situaciones puntuales se alcancen frecuencias cardiacas algo más altas.
Según apunta el doctor, “bailar es un ejercicio muy saludable porque implica a un gran número de músculos, es aeróbico y además tiene un componente psicológico y social muy beneficioso para la salud física y mental”.
Detalles sobre la alimentación a tener en cuenta
En cuanto a la dieta mediterránea y las particularidades de su seguimiento en personas mayores, “estas en general tienen un menor gasto energético y además su tubo digestivo tiene más dificultad de aprovechar determinados nutrientes de los alimentos, por ejemplo, algunas vitaminas, como la B12”.
En este contexto, el doctor recomienda huir de las calorías vacías, como las del azúcar y los alimentos procesados, y escoger alimentos ricos en vitaminas, minerales, fibra y otros nutrientes esenciales, en particular los vegetales de calidad, las proteínas de alto valor biológico, incluyendo la carne, el pescado, las aves y también las proteínas de origen vegetal, en particular las procedentes de las legumbres. “Los productos lácteos también contribuyen al aporte de proteínas y ayudan a cubrir las necesidades de calcio. Además, es necesario un consumo abundante de grasa, como ha quedado demostrado en el estudio Predimed, pero grasa saludable, es decir, el aceite de oliva virgen extra y las grasas de los frutos secos”. Como ya sabemos, las grasas saturadas son las que debemos eliminar.
Los ácidos grasos omega-3, las vitaminas del grupo B y determinados aminoácidos, como el triptófano, que es un precursor de la serotonina, pueden mejorar los trastornos afectivos y la depresión
Sobre la relación entre la dieta mediterránea y la salud mental, existe una amplia información surgida de los estudios de observación que sugiere que este tipo de alimentación protege frente al deterioro cognitivo y la demencia. También se ha demostrado que determinados nutrientes pueden contribuir a un mejor estado de ánimo. “Los ácidos grasos omega-3, las vitaminas del grupo B y determinados aminoácidos, como el triptófano, que es un precursor de la serotonina, entre otros, pueden mejorar los trastornos afectivos y la depresión”, apunta el facultativo.
En cuanto a las dificultades de los mayores para seguir estos hábitos saludables, señala como principales obstáculos “las limitaciones físicas derivadas de problemas articulares, como la artrosis, y musculares, como la sarcopenia, es decir la falta de masa muscular”. También “limitaciones sociales, la falta de recursos humanos o materiales, entre otros”.