La piromanía es un trastorno del control de los impulsos que se relaciona con una obsesión excesiva por el fuego. Las personas que lo manifiestan presentan una conducta de carácter repetitivo que se basa en la necesidad de provocar incendios debido a esta atracción incontrolable que experimentan hacia el fuego. Al ceder a estos deseos, los pirómanos alivian sus sensaciones de ansiedad y sienten un gran bienestar. Tanto es así que cometen actos ilegales, a menudo con terribles consecuencias, sin que la repercusión de estos, y el daño que puedan causar en otras personas, los detengan.
No todas las personas que ocasionan incendios son pirómanas, para diferenciarlos hay que atender a un perfil con características muy específicas, que explica el psicólogo Oscar Castillero Mimenza. Aunque, principalmente, se deben presentar dos factores clave relacionados con el propósito final. Por un lado, un pirómano siempre provoca un incendio de manera intencional y consciente, por lo que accidentes o descuidos no entran en esta consideración. Y su motivación no tiene nada que ver con alcanzar un beneficio económico o hacer daño en sí, sino a causa de la fascinación y satisfacción que provoca en estos individuos la observación del fenómeno que se desencadena.
¿Cómo es una persona pirómana?
Un pirómano suele presentar un perfil bastante concreto, concretamente el de un varón joven que sufre de ciertas frustraciones, ya sea en su vida académica, profesional o personal. A menudo sin demasiadas habilidades sociales, con dificultades del aprendizaje e incluso con otros trastornos mentales. Todo esto supone el caldo de cultivo para desarrollar sentimientos negativos, como la rabia, la ansiedad o la insatisfacción, es decir, un malestar emocional que se alivia a través de este comportamiento pirómano.
Una característica de los pirómanos es que tratan de mantenerse cerca del incendio, puesto que su motivación es observar las llamas y el fenómeno que han provocado. Por lo que suelen formar parte de los voluntarios que ayudan en tareas de extinción o, en el caso de ser atrapados, confesar e incluso colaborar sin signos de mostrar arrepentimiento alguno.
El tratamiento para la piromanía
Los casos de piromanía siempre deben ser diagnosticados por profesionales, que también serán los encargados de determinar y poner en marcha el tratamiento adecuado lo antes posible. Este suele incluir una combinación de medidas farmacológicas y también psicoterapéuticas, para que, mediante la combinación de ambas, se produzcan avances positivos en el control de los impulsos y se conduzca al paciente hacia una mejoría. Es por ello que las terapias en grupo también suelen ser efectivas en estos casos, a modo de complemento para el resto de medidas que conforman el conjunto de tratamientos fundamentales para lidiar con la piromanía.


