Loading...

Cuando amar duele: cómo reconocer la dependencia emocional y salir del bucle

Relaciones

En determinados momentos el amor se confunde con la necesidad de retener al otro. Identificar cuándo una relación no nace de la libertad es el primer paso para reconstruir un vínculo sano

La supeditación emocional se relaciona con una mayor presencia de violencia en el noviazgo, especialmente en parejas  jóvenes

Alex Garcia

Aunque suele asociarse a la intensidad afectiva, la dependencia emocional describe un modo de relacionarse donde el miedo a la pérdida pesa más que la autonomía personal. En esos casos, el bienestar propio empieza a girar en torno a la pareja y cuesta identificar las propias demandas.

En los últimos años, distintos trabajos han explorado cómo lazos afectivos poco saludables pueden sostener relaciones dañinas. El estudio Dating Violence and Emotional Dependence in University Students, realizado por Mayra Castillo-Gonzáles et al., publicado en 2024, analizó a 3.203 estudiantes universitarios de Ecuador. Sus datos indican que la supeditación emocional se relaciona con una mayor presencia de violencia en el noviazgo, especialmente la que se ejerce contra mujeres. El equipo investigador subraya la importancia de reforzar los programas de prevención e intervención en el entorno académico para identificar estas dinámicas.

Cuando el vínculo se tuerce

Cómo detectar la dependencia

Cuando nos vinculamos desde la necesidad, aparece el miedo

Getty

Y, ¿cómo se expresa todo esto en la práctica? Alberto Álamo, psicólogo, señala que existen muchas manifestaciones que evidencian un vínculo desde los intereses y no desde el amor. “Una de ellas se da cuando existe un ámbito en el que nuestro compañero de vida puede evolucionar, avanzar o crecer y no formamos parte de él. Cuando nos vinculamos desde la necesidad, aparece el miedo y tendemos a coartar su avance en esa pequeña parcela de felicidad”, refiere.

Para él, el amor tiene que ver con una “prueba de fe” en el otro. Sostiene que los celos que muchos justifican como “pruebas de amor”, son disfuncionales, no ayudan a que la pareja avance. Álamo apunta que en este tipo de funcionamientos es complicado construir una identidad propia mientras la persona continua con su pareja. “Existe un ‘sentirse pequeño’ frente a la imagen idealizada del otro”, confirma. Expone que, en terapia puede trabajarse con autocuestionamiento y toma de decisiones. Si el objetivo es transformar la relación hacia un vínculo más sano, el primer paso es, para el experto, tomar conciencia de la situación.

Lee también

En una relación donde se está muy necesitado del otro, Mireia Muñoz, psicóloga, sexóloga y  terapeuta de pareja, describe algunos posibles indicadores:

-Pérdida de autonomía emocional: La persona empieza a regular su bienestar en función de la aprobación o estado emocional del compañero/a sentimental, esto es: “Si todo está bien, yo estoy bien, si no, me desestabilizo”.

-Renuncia a las propias necesidades y límites: Se dejan de lado aficiones, amistades o proyectos para evitar un conflicto o por miedo a “perder” al otro.

-Miedo constante a desagradar: Cada decisión se da pensando en que la otra parte no se moleste o decepcione. La persona se define como pareja perdiendo la percepción de sí misma como sujeto independiente, ‘ya no sé quién soy sin el otro’.

En relaciones de dependencia emocional de una persona respecto a la otra, la pérdida pesa más que la autonomía personal

Pexels

“Desde esa dependencia emocional pueden llegar a justificarse conductas dañinas, como faltas de respeto, desprecio o control”, resalta la psicóloga.

En cuanto a la sexualidad compartida desde el placer, Muñoz desvela que surge del bienestar, las ganas y de un espacio donde hay libertad para expresar deseos y poner límites y tiempos. En la vivida desde lo que uno precisa o subordinación, el sexo se usa para obtener seguridad. “Hay temor a dejar de ser escogido y que aparezca otra persona. Se traduce en una forma de sentir que me prefieren. Se suele priorizar el deseo del otro, incluso cuando no apetece”, recalca. Para la experta, “cuanto más se fuerza el vínculo a través del sexo, más se apaga el deseo espontáneo y más fácil resulta que nos perdamos a nosotros mismos”.

Volver a uno mismo

Una relación afectiva sana se caracteriza, en palabras de José Manuel Villatoro, psicólogo-psicoterapeuta y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, por “el respeto mutuo, la comunicación abierta, la confianza y la autonomía de cada miembro”. Cada individuo puede expresar sus prioridades y emociones sin la angustia de perder al otro. En cambio, en una relación marcada por la dependencia emocional “suele estar centrada en el miedo a la soledad o al abandono, la necesidad constante de aprobación y un patrón de sacrificio o complacencia excesiva”, recalca.

Los mecanismos psicológicos que influyen en cómo nos relacionamos se basan en los estilos de apego. “El apego se forma durante la infancia a partir de las experiencias tempranas con las figuras cuidadoras, y determina cómo en la vida adulta regulamos nuestras emociones y cómo nos relacionamos con los demás”, comenta.

Lee también

Marian Rojas, psiquiatra: “El tipo de apego que desarrollamos en la infancia tiene un impacto profundo en nuestra forma de sentir, de vincularnos y de regular nuestras emociones”

Luna Ortiz

Recuerda que existen cuatro estilos de apego principales: uno seguro y los otros inseguros (ansioso-ambivalente, evitativo y desorganizado). “Cada uno refleja una forma particular de percibir y manejar la cercanía, la dependencia y la autonomía en las relaciones afectivas”, reflexiona.

Villatoro asegura que el más común en relaciones de apego excesivo es el ansioso-ambivalente. “En este caso, las personas suelen experimentar un intenso miedo al abandono, una demanda constante de validación externa y una elevada sensibilidad ante los signos de distancia o desapego”. Aclara que ese patrón suele originarse en contextos donde las figuras de apego estuvieron, en ocasiones, disponibles y afectuosas, y otras emocionalmente ausentes.

Comprender el estilo de apego implica reconocer los patrones relacionales aprendidos. Asimismo, afirma que a través de la terapia psicológica es posible promover un apego más seguro, basado en la confianza, la comunicación abierta y la regulación emocional saludable.

Cada uno refleja una forma particular de percibir y manejar la cercanía, la dependencia y la autonomía en las relaciones afectivas

Manuel VillatoroPsicólogo y psicoterapeuta

Según el psicólogo, perder autonomía dentro de una relación de pareja es un proceso que suele darse de manera gradual. Entre las señales habituales se encuentran el recelo excesivo al conflicto o al abandono y la culpa al priorizarse. Recuperar la identidad y establecer límites es un proceso profundo que requiere tiempo, conciencia y acompañamiento.

Según el experto, es importante poder reconocer, sin juicio, que existe una dinámica de enganche emocional. “Implica aceptar que la necesidad del otro ha ocupado un espacio excesivo en la vida propia”, especifica. Añade que resulta crucial reconectarse con los intereses, valores y deseos personales, más allá de la relación. Por ejemplo, preguntarse: “¿qué tiene sentido para ti?”, “¿qué te gustaba antes de la relación?”.

La dependencia suele erosionar la autoestima y la imagen de uno mismo. “Es útil promover experiencias de autoeficacia independientes (pequeños logros, decisiones autónomas, actividades personales) que refuercen la percepción de capacidad y valor personal”, plantea. Villatoro indica que aprender a diferenciar entre “cuidar” y “no priorizarse” es esencial. Reconocer las propias emociones y decir ‘no’ sin culpa permite construir límites sanos.

La adhesión emocional a menudo tiene raíces en patrones vinculares tempranos. Para este psicólogo, la terapia ayuda a revisar esos patrones y construir nexos más equilibrados. “Paralelamente, fortalecer redes de apoyo fuera de la relación brinda sostén y perspectiva”, asevera.