Los dinosaurios no se han extinguido del todo. Viven gracias a nosotros. Al menos, un cierto tipo de criaturas de tamaño monstruoso: las de la basura. Así se desprende de las estadísticas de la Agència de Residus de Catalunya, un organismo público dependiente de la Generalitat que se encarga de fomentar la recogida selectiva y de minimizar los residuos y su peligrosidad, entre otros objetivos.
Una familia catalana tipo –por ejemplo, dos adultos y dos menores– origina en un año 1.908 kilos de basura, más de cinco diarios (concretamente, 5,2). ¿Parece una exageración? Animamos a los lectores y lectoras a abrir la nevera o a repasar la cesta de la compra del súper. ¿Cuántos productos a granel (legumbres, frutas, embutidos...) han llegado a sus casas en comparación con los que llegaban a las de sus abuelos?
Probablemente, todas las compras contengan algo que acabará en el contenedor, y con suerte en el contenedor adecuado: el cartón de los cereales, el bote de vidrio de las lentejas cocidas, el metal de las conservas, el plástico de los yogures... Las últimas cifras oficiales de la Agència de Residus, que hacen referencia al 2023, señalan que cada habitante de Catalunya produce anualmente 477 kilos de basura.
La producción de residuos en Catalunya es ligeramente superior a la del resto de España (467 kilos de basura por persona y año), pero netamente inferior a la europea (513 kilos). Según Eurostat, la oficina estadística de la UE, el podio del vertedero está liderado por Austria (oro, 835 kilos), Dinamarca (plata, 787) y Noruega (bronce, 768). Pero España no puede sacar mucho pecho: esos países también tienen mayores tasas de reciclaje.
Una sencilla multiplicación permite deducir que los 1.908 kilos de basura que salen anualmente de una familia catalana de cuatro miembros se convierten en apenas un cuatrienio en 7,6 toneladas. Sí, ¡7,6 toneladas! Es decir, un hogar así puede igualar o superar en tan breve periodo el peso de un tiranosaurio (Tyrannosaurus rex), un ser que vivió hace 66 millones de años y que permanece vivo en nuestro imaginario colectivo.
Gracias al cine, muchos lo consideran el mayor depredador sobre la Tierra. Aunque ya se tiene la certeza de que hubo competidores aún más poderosos y temibles, estos lagartos gigantes y carnívoros podían medir más de 12 metros y pesar entre seis y ocho toneladas. El año en que más tiranosaurios nacieron en Catalunya fue el 2007, el del récord, cuando se produjeron 4,3 millones de toneladas de residuos municipales.
La primera pregunta
¿Qué entendemos por residuos municipales?
Los residuos municipales no incluyen los industriales o los que produce el sector de la construcción, pero sí la basura orgánica (de hogares, restaurantes o supermercados) y la de los contenedores de color verde (vidrio), azul (papel y cartón) y amarillo (envases ligeros). También incluye los materiales procedentes de jardines y talas municipales, así como trastos y objetos voluminosos.
Esa cifra se ha ido recortando ininterrumpidamente desde entonces, aunque aún estamos lejos de los objetivos deseables. Los terribles incendios de este año son un grito desesperado de la naturaleza. Estamos sufriendo, son palabras de la Generalitat, “una triple crisis planetaria”, sustentada en tres ejes: el cambio climático, la pérdida de naturaleza y biodiversidad, y la contaminación y la generación de residuos.
La segunda pregunta
¿Cuánto aguantaremos a este ritmo?
Este es el gran interrogante de nuestros días. ¿Qué pasará cuando superpotencias demográficas consuman tanto como consume ahora Europa. Martín Caparrós, autor de Hambre y Contra el cambio, tiene una respuesta. A este escritor y periodista la supervivencia que más le preocupa no es la del oso panda o la del leopardo de las nieves, sino “la de esas otras especies amenazadas: los garcía, los smith, los chang, los...”.
De acuerdo con la Oficina del Cambio Climático en Catalunya, la gestión de la basura produce aproximadamente “un 5% de las emisiones totales de los gases de efecto invernadero”. ¿Servirán reflexiones así para hacernos recapacitar más a la hora de la compra? ¿Lentejas a granel o ya cocidas y en bote de vidrio? Este año deberíamos alcanzar un nivel de reciclaje de residuos del 55%, según el calendario de la ley 7/2022.

La tragedia de los incendios
Esa norma sobre residuos y suelos contaminados, se propuso “reducir los efectos negativos de gestión de los residuos en la salud y el medio ambiente”, pero estamos lejos de los objetivos del legislador. Las cifras de hace dos años, las últimas disponibles por ahora y que se han hecho públicas este verano, reflejan un reciclaje del 40,3%. No parece probable que desde entonces el porcentaje haya subido al 55% previsto para el 2025.
El obispo Josep Torras i Bages sostenía que “Catalunya será cristiana o no será”, un lema esculpido en la fachada de la abadía de Montserrat. Hoy se podría decir que Catalunya (y el resto del mundo) no será nada si no recicla. Ya son demasiados avisos; el último, de Greenpeace, que recordó la tremenda paradoja que vivimos el pasado lunes, día mundial de la Prevención de Incendios Forestales. Y España estaba en llamas.