La Rodeda (Mas d’en Caçador de Baix) fue el primer paraje del Priorat que cautivó a la vitivinicultora de prestigio Ester Nin, que se inició elaborando en esta telúrica región en 2003 (la compró en 2005). Le robó el corazón. Posteriormente, continuó en el paraje de Les Planetes.
En 2007, ya como Família Nin-Ortiz, pudieron trabajar la finca de Enric y Maria de Cal Bosch, que dedicaron su vida a cultivar un viñedo plantado en una espectacular ladera (coster). Explican que recién casados, con la ayuda del suegro de Enric, plantaron garnachas cuando todo el mundo plantaba cariñenas, resultando de las pocas parcelas 100% garnacha de la zona. Pero, además, pusieron de por medio diferentes almendros, higueras, avellanos, olivos y frutales, además de tres huertos. Por ello manifiestan que “es la parcela más biodinámica que tenemos por su riqueza y biodiversidad”.
La enóloga Ester Nin y su pareja, el emprendedor Carles Ortiz, se unieron en 2007 para impulsar el proyecto vitivinícola conjunto de Família Nin-Ortiz. Carles, que llegó al Priorat atraído por el mundo de la escalada, y Ester se conocieron en 2006 en un curso de biodinámica. Hoy elaboran en torno a 35.000 botellas anuales (30.000 en el Priorat y 5.000 en el Pla de Manlleu), de las que exportan un 85%. Alemania, Bélgica y Estados Unidos son sus tres principales mercados internacionales.
Ester Nin i Carles Ortiz con la nueva generación familiar
Afirman que el momento de floración de los árboles en este paraje “es simplemente un espectáculo de vida, colores y aromas embriagadores”. Trabajan esta viña como antiguamente, con tracción animal. De hecho, fueron los primeros en reintroducir la labranza con mulas, que viven en semilibertad junto a su nueva bodega de la finca Les Planetes de Falset. Se trata de las mulas Clara y Morena.
Han recuperado el viñedo de Porrera colocando, una a una, las piezas de sus márgenes de piedra seca. Fue un arduo trabajo que les llena de satisfacción. Huyen de las terrazas, por considerar que es destrozar un paisaje milenario. Quieren respetar la morfología del suelo original.
Nuevas plantaciones en un viñedo que ha visto recuperar sus márgenes artesanales de piedra seca
Desde sus inicios, trabajan “con una clara idea de obtener uvas sanas y de máxima calidad, sin tratamientos químicos de ningún tipo, y con respeto por el medio ambiente para dejar una herencia sostenible”. Respetan el paisaje, la flora y la fauna autóctona, de la que se protegen con cercas. Sus uvas tienen certificado ecológico del Consell Català de la Producció Agrària Ecològica desde el año 2000. Son miembros de la asociación biodinámica La Reinaissance des Appellations, y actualmente están en proceso para obtener el sello de vinos biodinámico Biodyvin (son la primera bodega de la Península Ibérica que ha superado el proceso de aceptación).
Aseguran que “complejidad, elegancia, emociones, matices, aromas mediterráneos y pasión se fusionan en cada botella, creando vinos excepcionales y totalmente sostenibles, elaborados en una bodega energéticamente autosuficiente con placas solares y agua propia”.
Fueron los primeros en reintroducir la labranza con mulas
Flor de la Coma 2023 inaugura el que denominan como “proyecto Flor”. Se trata de rescatar los viejos viñedos de esta bodega del Priorat plantando nuevas vides en vaso con el mismo material vegetal, con el mismo ADN, para substituirlas. El objetivo es preservar en el futuro los grandes vinos que elaboran en sus parajes más emblemáticos. Así pues, explican, “cuando el viejo viñedo ya no produzca más, será el viñedo Flor quien tome el relevo del gran vino de paraje”. Entonces volverán a plantar en su lugar un nuevo viñedo joven Flor con el mismo ADN.
Creen firmemente que esta es la mejor manera de preservar el legado genético de las cepas viejas y de los impactantes paisajes de cada paraje. Quieren asegurar que las futuras generaciones también puedan seguir elaborando grandes vinos de viñedos en costers naturales, “con raíces profundas que capturan el alma y carácter particular y único de cada suelo y paisaje”.
Los viñedos jóvenes bien plantados en suelos excepcionales pueden ofrecer una calidad diferente a la que estamos acostumbrados con los viñedos viejos”
Todas sus plantaciones son en vaso siguiendo los métodos ancestrales utilizados durante siglos en la zona. Sólo utilizan la irrigación para salvar las nuevas vides o las cosechas. No sin problemas iniciales, han creado una bolsa de agua con 20.000 litros de capacidad para poder practicar un riego de apoyo.
Carles Ortiz posando en su bodega familiar
Con esta primera añada llevan a la botella la segunda vendimia de las nuevas vides de La Coma d’en Romeu. Carles Ortiz no tiene dudas de que “los viñedos jóvenes bien plantados en suelos excepcionales pueden ofrecer una calidad diferente a la que estamos acostumbrados con los viñedos viejos”. Así pues, Flor de la Coma nace de una selección masal de su viñedo de garnachas de 80 años del mismo paraje.
No mezclan uvas del viñedo joven con las del viejo ya que buscan que cada vino tenga “su propia identidad fácilmente identificable en copa”. Y añaden que cada una de sus botellas es “la expresión honesta de la tierra, el tiempo y de la manera de hacer”. A la vez, se muestran convencidos de que “cuidando la viña desde el máximo respeto obtienen “vinos vivos, puros, con carácter y profundidad”.
Exterior de la bodega de Família Nin-Ortiz
Es fruto de las agriculturas ecológica y biodinámica certificadas. Se vendimió el 23 de agosto de 2023 y se requirieron tres cepas para elaborar una sola botella. Flor de la Coma ha nacido de 7.500 vides jóvenes plantadas en marzo de 2020. Ocupan 1,37 hectáreas. Están plantadas entre los 370 y los 400 metros de altitud. 2003 fue una añada seca, aunque desde Família Nin-Ortiz afirman que la lluvia cayó de forma “milimétrica”. Ello propició que esta cosecha se salvará de la sequía. Y aseguran que “hemos hecho unos vinos muy equilibrados, casi podríamos afirmar que son perfectos”.
Todas las uvas vendimiadas las colocan en una cámara frigorífica a 4º bajo cero durante 24-48 horas. En torno a 25 trabajadores, los mismos que vendimian, hacen el triaje manual de las mejores uvas en una mesa de selección. Este proceso les permite mantener la fruta fresca, evitando la oxidación y desarrollos incontrolados. Maceraron durante cuatro semanas en frío.
En Família Nin-Ortiz aseguran que sus garnachas están “para comérselas”
La fermentación alcohólica se realizó con levaduras indígenas, de forma espontánea. Tampoco sembraron para practicar la fermentación maloláctica. No utilizan SO2 durante la vinificación, aunque sí, en bajas dosis, durante la crianza y embotellado. Se practicó una crianza en barricas de roble francés de grano fino usadas de 600 litros de capacidad, durante 17 meses. Se embotelló el 8 de abril de este año.
Catada la muestra número 477 de un total de 2.435 botellas de 75 cl. Flor de la Coma 2023 es un tinto de capa media-baja y de bonito color rubí. Destaca con fragantes notas florales (pétalo de rosas rojas) y por el acento puesto en la expresión franca de la fruta fresca (también roja) con un toque de plantas aromáticas de monte bajo y mineralidad. Pese a su juventud, exhibe redondez y un muy buen balance. Es un priorat de nueva factura. Es muy bebible y disfrutable, con 14,64º de alcohol, una acidez total de 5,2 gramos por litro y un pH de 3,4.
Una botella del nuevo Flor de la Coma 2023 con propuestas del restaurante La Cooperativa de Porrera
A Ester Nin le gusta armonizarlo con un plato de mar y montaña como las albóndigas y sepia, con guisantes, zanahoria “y muchas hierbas aromáticas y setas”. Dice que es un plato con el que le gusta mojar pan de aceitunas. Carles Ortiz lo prefiere con unos ganyims (agallas saladas de atún) desalados, olivas negras secas, cebolla tierna y un toque de hojas de romero.
Flor de la Coma es un tinto ideal para acompañar platos como el rodaballo al horno o el tataki asado. También brilla con el tataki de chuleta del País Vasco o la sardina ahumada con ajo blanco de piñones y sorbete de gazpacho del restaurante Kabbalah de Falset. Flor de la Coma 2023 ha seducido incluso al sumiller Josep Roca, que lo ha incluido en los maridajes del triestrellado El Celler de Can Roca de Girona.
Flor de la Coma 2023, de Família Nin-Ortiz
DO Calificada Priorat
Variedades de uva: Garnacha
Precio: 41,35 euros
