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El arte de preparar café en casa: lo esencial para una buena taza

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Aquí encontrarás cinco fundamentos para disfrutar de una bebida de calidad sin salir de tu cocina, según 'El Atlas Mundial del Café' de James Hoffman

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Un hervidor de agua es muy útil para preparar bebidas calientes como té o café 

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No hace falta ser barista ni tener una máquina profesional de cientos de euros. “El mundo del café de especialidad se ha popularizado”, escribe James Hoffman en su última edición del libro El Atlas del Café (Cinco Tintas). El experto británico que ganó el Campeonato Mundial de Baristas en 2007, comparte en su obra los principios para entender y disfrutar este universo. A partir de sus enseñanzas, aquí te presentamos cinco fundamentos para preparar una taza de calidad sin salir de casa.

1. El agua, la gran olvidada

El 98 % de una taza de café es agua, y su composición influye directamente en el sabor. Si el agua no sabe bien, el café tampoco. Es así de simple.

La mejor opción es usar agua blanda o, al menos, filtrada del grifo. En zonas donde el agua es muy dura, como gran parte de Barcelona, conviene usar agua filtrada. Las aguas demasiado duras acentúan la astringencia y apagan la acidez natural del café. Si el agua es muy dura, usar una embotellada con bajo contenido en minerales (menos de 100 mg/l de residuo seco).

También importa la temperatura: si está demasiado fría, los compuestos solubles del café no se disuelven bien y el resultado es una taza débil y sin cuerpo. Si hierve, en cambio, puede extraer sabores amargos. La temperatura ideal ronda los 92-96 °C. 

  • ¿Sabías que si dejás que tu café se enfríe unos 10 minutos vas a percibir una taza más dulce?
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2. El grano y la frescura perfectos (y el error del supermercado)

Las bolsas del supermercado que prometen “intensidad” o “aroma” suelen ocultar cafés industriales, con tuestes oscuros que enmascaran la calidad del grano. En cambio, los cafés de especialidad ofrecen transparencia: se indica el origen, la variedad, la altitud y la fecha de tueste: el dato más importante de todos.

El café alcanza su punto óptimo entre la primera y la cuarta semana tras el tueste. A partir de ahí, el oxígeno hace que los aromas empiezan a desvanecerse y aparecen notas rancias o amaderadas. Por eso conviene fijarse en la fecha de tueste, no en la de consumo preferente.

El consejo básico es comprar solo la cantidad que vayas a consumir en un par de semanas y, siempre que puedas, elige grano entero y molerlo justo antes de prepararlo.

  • Consejo: comprar café directamente en tostadores locales o en tiendas online especializadas garantiza frescura y variedad. 

Granos de café 

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3. Cómo conservarlo sin complicarse

El café es enemigo de cuatro cosas: la luz, el aire, la humedad y el calor. Mejor guardarlo en un recipiente hermético, en un rincón oscuro y seco.

Evita el frigorífico: el frío no lo conserva mejor y, además, el café es higroscópico (absorbe olores). Nadie quiere un espresso con matices de cebolla. Si necesitas conservarlo más tiempo, congélalo en porciones pequeñas y bien selladas y saca solo lo necesario unos minutos antes de usarlo.

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4. La cafetera, una cuestión de preferencias

Cada cafetera extrae sabores de manera distinta. No hay una mejor que otra, sino la que más se adapta a tu gusto y a tu rutina.

  • La moka o cafetera italiana es un clásico que divide opiniones. Ofrece una taza intensa y con cuerpo, aunque algo más amarga; se equilibra mejor con granos de tueste medio o ligero. 
  • El método de filtro, como el V60, produce un café limpio, aromático y con notas frutales o florales, ideal para cafés de origen único. 
  • La prensa francesa, en cambio, resalta la textura y el cuerpo, siempre que se use una molienda gruesa y se deje reposar el café unos cuatro minutos antes de presionar. 
  • Por último, la Aeropress es la opción más versátil y práctica: permite jugar con tiempos y presiones, y es perfecta para quienes disfrutan experimentando.

En cuanto al filtrado, el papel sigue siendo la opción más limpia y práctica. Eso sí, elige filtros blanqueados; los marrones sin tratar pueden aportar un ligero sabor a cartón.

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5. Leche, azúcar y prejuicios

Aunque los puristas defiendan el café solo, cada paladar es distinto. Un buen café bien hecho ya es naturalmente dulce, pero experimentar también es parte del placer.

La leche entera aporta cuerpo y dulzura; la desnatada, más intensidad pero menos persistencia. No la calientes más de 68 °C, porque pierde su dulzura natural y la espuma se desestabiliza. Y si te gusta experimentar: la leche de avena o almendra aporta notas dulces; una pizca de sal puede suavizar la amargura.