La Guía Michelin 2026 no solo ha puesto el foco en las grandes casas de Catalunya, región que vivió ayer una gran noche en el reparto de nuevas estrellas y que suma ahora cuatro biestrellados -Enigma, Aleia, Mont Bar y La Boscana- y dos restaurantes distinguidos con una primera estrella -los barceloneses Kamikaze y Scapar-; sino que en sus páginas también ha dibujado un mapa muy concreto de dónde se come muy bien sin dejarse el sueldo.
En la nueva edición de la guía roja aparecen seis nuevos Bib Gourmand (restaurantes recomendados con buena relación calidad- precio) que se reparten entre las provincias de Barcelona, Girona y Lleida. ¿Quieres descubrir cuáles son?
Bardeni- Caldeni (Barcelona)
Bardeni-Caldeni (Carrer de València, 454) es el meatbar de Dani Lechuga, cocinero de familia carnicera que lleva dos décadas modelando un proyecto a su medida junto a su mujer, María Luisa, y un pequeño equipo fiel. La estética del local, diseñada por Lázaro Rosa-Violan, rinde homenaje a una carnicería antigua. El famoso steak tartar de Angus al estilo Caldeni, los cortes especiales que aparecen en las sugerencias del día o el pepito de solomillo son platos que hablan de oficio y de obsesión por el producto más que de postureo.
El steak tartar de Bardeni
Glug (Barcelona)
Al frente de Glug (Viladomat, 289) están Beatrice Casella (turinesa, ex jefa de cocina de Hisop, con pasos por Tickets y Xavier Pellicer) e Iván García, cocinero formado en casas como Direkte, Disfrutar o Aürt. Su “bar de vinos” funciona como una casa de comidas contemporánea: una barra larga de baldosas, pocas mesas y un servicio directo al comensal. En sus platos, la cocina catalana se ve atravesada por acentos italianos: sopa de cebolla con “botones” de Comté, croqueta de macarrones con sofrito de varias carnes, tortellini de rabo de toro o pequeños bocados que cambian según temporada. El vino tiene tanta presencia como la comida: más de seiscientas referencias, mezclas propias servidas de tiradores y una selección muy centrada en lo natural.
Oníric (Barcelona)
En Gràcia, Oníric (Rabassa, 37) hace honor a su nombre: es el sueño de dos personas -Jonatan Izquierdo, al mando de la cocina, y Laura Humanes, en la sala- que querían comer bien sin que eso fuera un lujo inasumible. Se trata de un restaurante de autor con precios amables, donde la propuesta se basa en un menú del día muy trabajado y en un menú degustación alrededor de los 40 euros que juega con cocina de temporada, proximidad y un poco de fusión. Su idea es acercar una experiencia casi de alta cocina al público de barrio.
Uno de los platos de Oníric
Urbisol (Calders)
En Calders (Girona), en medio de un entorno natural, el restaurante del Hotel Urbisol demuestra que la cocina de hotel puede ser mucho más que correcta. La casa, en manos de la familia Jubany desde hace tres generaciones -aquí se formó el propio Nandu Jubany-, confía los fogones a Carles Badia, mientras Elisabet Jubany (hermana de Nandu) dirige la sala. La propuesta es de cocina tradicional actualizada: suquets de rape con gambas, risottos de setas con foie, huevos fritos con verduras, jamón ibérico y aceite de trufa, carnes a la brasa, postres de memoria como el xuixo con chupito de ratafía. Todo siguiendo la temporalidad y proximidad del producto.
Sisè (Lleida)
En Lleida, en el barrio de Cappont, late quizá una de las historia más emocionantes de estos nuevos seis Bib Gourmands catalanes. El leridano Àngel Esteve antes de llegar a la treintena ya había pasado por cocinas como El Celler de Can Roca, Mugaritz, Coure o Gresca. Un día decidió volver a casa para abrir Sisè (Av. De I'Estudi General, 27), su propio restaurante de barrio. Su proyecto se define como “casa de cocineros” con cocina vista, mucho fuego y brasa, carta corta y un menú degustación económico, construido sobre la memoria familiar y el producto del Pirineo catalán y aragonés.
Àngel Esteve, chef de Sisè.
L’Hostal de Ca l’Enric (La Vall de Bianya)
A unos cien metros del gastronómico Ca l’Enric, en plena Vall de Bianya (Girona), L’Hostal de Ca l’Enric baja a tierra el universo de una de las casas más respetadas de la Garrotxa. Al frente está Isabel Juncà, una de las hermanas de la familia, que aquí firma una cocina tradicional de temporada, más accesible y pensada para el día a día, pero con la misma obsesión por el sabor. La carta se mueve entre arroces, pescados y carnes a la brasa, canelones hechos con calma y sugerencias que siguen el ritmo del bosque y del huerto. Uno de los platos que señala la guía roja es un ajoblanco con tartar de boquerones y fresas, acabado en la mesa.
