“Suele ser difícil de entender, pero las bebidas también tienen calorías”. Así lo afirma la nutricionista Fátima Branco, que todos los días recibe en su consulta a personas que, si bien tienen claro el valor calórico de la mayoría de alimentos, “desconoce cuántas calorías están consumiendo cuando beben”.
Esta desconexión hace que sean muchos quienes tengan dificultades para perder peso pese a seguir una dieta equilibrada. Y es que la vida social nos pone a menudo ante vinos, cervezas, combinados, refrescos y otras propuestas que, en definitiva, difieren de la que debería ser nuestra bebida de elección en todos los casos. Y solo hay una: el agua.
Branco recuerda que no solo solemos pasar por alto las calorías que contiene el alcohol —una simple copa de vino puede aportar unas 80 kcal—, sino que además cuesta aceptar que se trata de una sustancia tóxica y perjudicial para la salud. Sin embargo, los expertos lo tienen claro. Una de las investigaciones más citadas, publicada en The Lancet, concluía que no hay un nivel de consumo de alcohol que se considere seguro para la salud y que tampoco hay un tipo de bebida alcohólica mejor que el resto.
Las mujeres metabolizan el alcohol peor que los hombres y, con la edad, todavía más
Según este estudio, el alcohol no solo no aporta nutrientes esenciales, sino que interfiere en funciones metabólicas, afecta al sistema nervioso y, con el tiempo, puede desencadenar múltiples patologías, entre ellas siete tipos de cáncer.
A esto hay que añadir un dato clave: las mujeres lo metabolizan peor que los hombres y, con la edad, todavía más. “Las enzimas responsables de metabolizar el alcohol, las alcohol-deshidrogenasas, van perdiendo actividad con los años. Además, las mujeres tenemos menos cantidad de estas enzimas y una mayor proporción de grasa corporal, lo que hace que toleremos peor el alcohol”, explica la nutricionista.
Por eso, conviene tener muy en cuenta qué bebida pedimos cuando salimos, no solo por sus efectos en la salud, sino también por las calorías vacías que aporta cada copa. “Son calorías que no nutren, que no dan nada al cuerpo más allá de un aporte energético que muchas veces ni siquiera controlamos mientras bebemos”, subraya Branco. Con su ayuda, elaboramos un ranking de bebidas habituales, de menos a más calóricas:

Infusiones y café solo
Cero calorías si no añadimos azúcar. Son una de las opciones más saludables si queremos socializar sin beber alcohol. “El problema es que no siempre están presentes en contextos de ocio o se ven como una opción ‘rara’, pero sería ideal que hubiera más alternativas sin alcohol”, señala Branco. Un té con hielo es una buena opción para las tardes de verano, ya que resulta ligero, refrescante y el aporte de cafeína puede ayudar a combatir el cansancio asociado a los picos de calor.

Leche y bebidas vegetales
40 kcal por vaso
La leche de vaca aporta unas 40 kcal por vaso (según el tipo), pero a diferencia del alcohol, sí contienen nutrientes como proteínas o calcio y, además, resulta saciante gracias a su contenido en grasa. “Aquí no hablamos de calorías vacías, sino de alimentos que forman parte de una dieta equilibrada”, explica Branco.
Por su parte, la médico y nutricionista Núria Monfulleda, del centro Loveyourself, en Barcelona, subraya de que la leche es un alimento con un perfil nutricional muy interesante y alerta sobre cierta moda de eliminar los lácteos porque sí en personas que no son ni alérgicas ni intolerantes. “La leche contiene ácidos grasos saturados de cadena corta, beneficiosos para algunas funciones del organismo. Además, es una buena fuente de calcio, muy importante a todas las edades, aunque conviene recordar a quienes no les guste o no la toleren que existen otras fuentes de este mineral en la dieta y que no deben preocuparse, ya que no hay ningún alimento imprescindible”.
Las bebidas vegetales, ya sean de avena, arroz, soja o frutos secos, tienen aproximadamente las mismas calorías que la leche de vaca, y son alternativas interesantes para el verano ya que pueden servir como base para smoothies y batidos.

Cerveza
45 kcal por cada 100 ml
La cerveza contiene unos 45 kcal por cada 100 ml. Casi la mitad que el vino, aunque conviene relativizar esta cifra, según advierte Branco. “Aunque por volumen la cerveza tiene menos calorías que el vino, solemos tomar mucha más cantidad. Además, contiene gas carbónico, lo que genera hinchazón”, indica la nutricionista. Así, una caña (330 ml) ronda las 150 kcal, el equivalente a dos copas de vino. “Si tenemos en cuenta que cuando salimos nunca tomamos solamente una caña, estamos incorporando muchísimas calorías vacías a la dieta prácticamente sin darnos cuenta”.

Vino blanco y vino tinto
Entre 70 y 85 kcal por copa (100 ml)
Entre 70 y 85 kcal por copa (100 ml). “Es cierto que el vino tinto tiene taninos y antioxidantes, pero esos mismos compuestos los obtenemos de frutas y verduras, que son mucho más saludables”, señala Branco. La nutricionista recuerda que el vino blanco suele ser algo menos calórico que el tinto, aunque la diferencia es mínima.

Cava y champán
Los espumosos rondan las 85-90 kcal por copa
Los espumosos rondan las 85-90 kcal por copa. Al igual que la cerveza, contienen gas carbónico, lo que puede provocar hinchazón. Además, suelen aportan algo más de azúcar por volumen que los vinos.

Combinados (ron, vodka, whisky con refrescos)
Una sola copa 150 kcal, si va acompañada de un refresco puede subir hasta las 300 kcal
El alcohol en sí ya es muy calórico: 1 g de alcohol aporta 7 kcal, más que los hidratos de carbono y casi tanto como la grasa (1 gramo de grasa tiene 9 kcal). Esto significa que una sola copa de alcohol de alta graduación puede superar por sí sola las 150 kcal. Si además la mezclamos con algún refresco azucarado, es muy fácil subir a 300 kcal. “Una lata de refresco tipo cola ya tiene 200 kcal y unos 25 g de azúcar. Si lo combinamos con alcohol, estamos doblando la ingesta calórica sin ser conscientes”, alerta Branco.

Mojito
Entre 250-300 kcal por vaso
Uno de los cócteles más calóricos por su alto contenido en azúcar, además de un icono del verano en carpas y fiestas populares. “Un solo mojito puede llevar hasta tres cucharadas soperas de azúcar, es decir, unos 30 gramos. Solo eso ya son 150 kcal, cuando la recomendación diaria de la OMS es no superar los 25 g”, apunta Branco. Si sumamos el ron y el refresco, un mojito puede tener fácilmente 250-300 kcal por vaso. ¿Y quién se toma solo uno?
¿Entonces, qué hacemos?
“El alcohol es perjudicial para la salud y lo ideal sería no beber nada. Pero también es importante no descuidar el aspecto psicológico y social de su consumo. No se trata de prohibir, sino de tomar decisiones informadas”, apunta Branco. Su consejo es establecer límites y, si se va a beber, optar por lo menos perjudicial: una copa de vino o una caña, alternar con agua, y evitar los combinados y cócteles dulces, con una gran carga de azúcar añadido.

