El vino es un compañero infalible en todo tipo de momentos: desde una cena con amigos hasta una celebración especial, o incluso para relajarte después de un día largo. Sin embargo, para muchos, el mundo del vino puede parecer un laberinto de palabras técnicas, etiquetas complicadas y sabores difíciles de distinguir. Pero la realidad es que disfrutar del vino no tiene por qué ser un misterio ni una ciencia reservada para expertos.
Con un poco de curiosidad y sin ningún tipo de presión, cualquiera puede aprender a reconocer lo que le gusta, encontrar su estilo favorito y convertir cada copa en una experiencia agradable. Porque, al final, el vino está para disfrutarse, sin más. Así lo explica Blanca Contreras, experta en vino, que nos ayuda a entender de forma sencilla las diferencias entre tres vinos blancos muy populares: albariño, verdejo y godello.
Vino blanco con variedad de uva godello
Realmente, el vino blanco es una de las variedades más refrescantes y versátiles dentro del mundo vinícola. Caracterizado por sus aromas frescos y afrutados, suele elaborarse con uvas blancas o, en algunos casos, con uvas tintas de piel clara, y su proceso de fermentación sin contacto con las pieles le da esa claridad y ligereza tan apreciadas. Es perfecto para acompañar platos ligeros como pescados, mariscos o ensaladas. Además, el vino blanco se ha convertido en la opción favorita de quienes buscan una bebida fresca y agradable, ideal para el verano o para quienes prefieren sabores menos intensos que los de los tintos.
Godello es como una pera, con un sabor más suave, menos ácido y menos dulce
Sin embargo, elegir un buen vino blanco puede resultar complicado, por eso la experta nos comparte una técnica infalible para acertar siempre en la elección. “Siempre que voy a un bar y pido un vino, el camarero me pregunta: ‘¿Albariño, verdejo o godello?’ Y yo pienso, ‘pues el que esté más bueno’. Hasta que me dieron la clave: piensa en frutas. Albariño es como una manzana verde, refrescante, con un toque cítrico. Verdejo se parece a un melocotón no muy maduro, también fresco pero un poco más dulce. Y godello es como una pera, con un sabor más suave, menos ácido y menos dulce”, apunta.
El albariño, originario de la región de Rías Baixas en Galicia, destaca por su frescura y acidez, lo que lo convierte en un vino muy refrescante y perfecto para maridar con mariscos y pescados. El verdejo, típico de la zona de Rueda, presenta notas más suaves y un toque ligeramente dulce, con aromas herbáceos y frutales que aportan complejidad sin perder su frescura. Por último, el godello, procedente principalmente de Galicia y el noroeste de España, ofrece un perfil más suave y equilibrado, con menos acidez y un sabor más redondo que se adapta bien a platos variados, desde pescados hasta carnes blancas.
Para disfrutar al máximo de un buen vino blanco, no basta con elegir bien la botella; también es clave saber cómo servirlo y conservarlo. La temperatura ideal para la mayoría de los blancos está entre los 8 y 12 grados, lo que permite apreciar mejor sus aromas y sabores frescos. El estilo de copa, preferiblemente con boca algo más estrecha y volumen medio, también ayuda a concentrar los aromas sin perder frescura. Y si no terminas la botella, lo mejor es taparla bien y guardarla en el frigorífico, donde se conservará en buen estado durante uno o dos días más.
Sea cual sea tu elección, lo importante es disfrutar cada sorbo y dejar que el vino acompañe tus momentos con tranquilidad y sin agobios. Conocer estas diferencias que explica Blanca Contreras puede ayudarte a sentirte más seguro a la hora de pedir y, sobre todo, a encontrar ese vino blanco que mejor se adapta a tu paladar y ocasión. Así que la próxima vez que te enfrentes al eterno dilema del albariño, verdejo o godello, recuerda la clave de las frutas y déjate llevar por tus gustos.


