¿Del rey, de mayordomo o de bodega? Guía práctica para elegir el sacacorchos ideal para tus vinos, tu casa y tu bolsillo

Vinos

Todos hacen lo mismo, pero no todos de la misma manera; descubrimos cuáles son las diferencias entre los principales tipos de sacacorchos para decidir cuál se adapta mejor a nuestras necesidades

Hay muchas clases de sacacorchos.

Hay muchas clases de sacacorchos. 

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Un sacacorchos es un utensilio que parece bastante sencillo y, de hecho, lo es. Su función es clara: extraer un tapón —normalmente de corcho— del cuello de una botella —normalmente de vino— y ya está. Sin más. No obstante, es realmente sorprendente la cantidad de formas diferentes que podemos encontrar en el mercado para realizar una acción a priori tan simple.

Lluís Torrente, gerente de la centenaria Ganiveteria Roca de Barcelona, está al frente de una tienda donde venden cerca de treinta tipos diferentes de sacacorchos, y le pedimos que nos ayude a explicar algunos. Con algún matiz, todos sirven para toda clase de vinos, y su elección dependerá del espacio, el precio, el diseño o la fuerza que se quiera realizar. Cuando le pedimos que nos enseñe algunos modelos, no duda ni un instante en destacar, precisamente, la simplicidad del sacacorchos de dos tiempos: es el típico de los profesionales de la restauración porque ocupa poco espacio y pesa poco, lo que lo convierte en ideal para guardar en el bolsillo. 

No es un modelo que triunfe especialmente en el ámbito doméstico porque requiere una cierta práctica, pero cada vez más clientes no profesionales muestran interés. “Es cómodo y además permite regular muy bien la profundidad a la que se introduce la espiral en el corcho, evitando así que se rompa y queden restos en el vino”, asegura Torrente. 

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Para abrir una botella con este sacacorchos se debe colocar la punta del tirabuzón en el centro del tapón e ir girando, empujando ligeramente. Cuando ya ha entrado lo suficiente, se apoya el extremo del sacacorchos en el cuello de la botella para poder hacer palanca y se extrae el tapón hasta la mitad. Se repite el mismo procedimiento recolocando la pieza móvil del extremo del sacacorchos, pero apoyando en la segunda hendidura y se tira con fuerza hasta que el tapón sale por completo. 

Que nadie sufra si la primera vez se derrama el vino con el último estirón o si se rompe el corcho por no haber colocado la espiral justo en el centro. Con un poco de práctica se puede conseguir. Este tipo de abridor es sin duda el más económico y desde los 6 euros se puede conseguir. Aun así, y en función de los materiales y los acabados, el precio puede alcanzar los 100 euros.

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Sacacorchos del rey.

Sacacorchos del rey. 

Cedida

Los que sí podemos encontrar en muchas cocinas con facilidad son el de alas y el de bodega. En el primero, mientras se introduce la espiral hasta que encaja con el cuello de la botella, las dos palancas laterales van subiendo como si fueran unas alas, y para descorchar es tan fácil como bajarlas hasta la posición original, sin necesidad de mucho esfuerzo. Este modelo ha traspasado su función primigenia y se ha convertido también en objeto de culto desde que la marca italiana Alessi empezó a comercializar unos diseños exclusivos con forma de hombre y mujer, e incluso con nombres: Anna G y Alessandro M.

El de bodega se parece mucho, pero el mecanismo es ligeramente diferente. Una vez introducido el tirabuzón girando la manivela, la pieza basculante superior se voltea y con el mismo movimiento de rotación, la espiral sube y saca el tapón con facilidad. Y en una línea parecida, sobre todo estética, el sacacorchos del rey es otro de los modelos. Se presenta con una manivela superior para introducir la espiral y para extraer el tapón se debe girar otra manivela que se encuentra en uno de los laterales.

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Para los amantes de los vinos de añadas antiguas, el aliado imprescindible es el sacacorchos de mayordomo. Se puede utilizar para abrir cualquier tipo de vino, pero es ideal para aquellos que tengan un corcho frágil, ya sea por el paso de los años, o por algún problema de conservación. Es supersencillo. Una empuñadura con dos lengüetas, una más larga que la otra. Delicadamente, se introduce la más larga entre el corcho y el cristal del cuello de la botella y la segunda lengüeta se introducirá en el lado opuesto del tapón. Con mucho cuidado, y con un movimiento de lado a lado, el corcho irá subiendo hasta quedar completamente fuera. No es la forma más rápida de abrir un vino, pero sí la más segura, cuando se trata de un tapón de estas características.

Los extremos del sacacorchos: de lo simple a lo sofisticado

La lista es larga: el sacacorchos de pared, típico de las sociedades gastronómicas del País Vasco, pero ahora también muy de moda entre los amantes del vino que disfrutan de una cocina amplia; abridores para botellas de vino espumoso que evitan que el tapón salga disparado; sacacorchos de aire que expulsan el tapón simplemente bombeando a través de una aguja que se clava en el corcho; etc. Pero en los dos extremos encontramos el tirabuzón de toda la vida y el sacacorchos eléctrico. De la máxima simplicidad a la máxima sofisticación.

El tirabuzón es seguramente el primer utensilio que se utilizó como sacacorchos. No es muy práctico en sí mismo, ya que requiere muchísima fuerza para tirar y además, es relativamente fácil que el tapón se rompa. Aun con todo, nunca falla; ocupa poco espacio y para los románticos puede ser un objeto bonito a la vez que funcional. En la Ganiveteria Roca descubrimos el que se ha diseñado para ir de camping o de excursión sin perder el glamour. Estéticamente, recuerda a un pintalabios que se desenrosca por la mitad y dentro aparece la espiral que se coloca de forma perpendicular. Se vuelve a enroscar la pieza superior quedando como un tirabuzón de toda la vida.

El tirabuzón es seguramente el primer utensilio que se utilizó como sacacorchos

Un sacacorchos de mayordomo.

Un sacacorchos de mayordomo.

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Y los sacacorchos eléctricos no requieren ningún tipo de esfuerzo. De hecho, ahora ya ni se cambian las pilas porque algunos modelos funcionan con una batería recargable. El que nos enseña Lluís Torrente es de la casa Peugeot, sí, como los automóviles. Tiene un diseño austero, pero a la vez muy elegante, y con solo apretar un botón, el mecanismo se pone en marcha, extrae el tapón y casi con el mismo movimiento se desenrosca para recuperar el corcho. Un pequeño lujo que se puede conseguir por 100 euros.

Muchos tipos de sacacorchos, casi tantos como tipos de amantes del vino. Con esta pequeña guía será más fácil elegir cuál es el que se adapta mejor a nuestras necesidades. Las recomendaciones generales de Lluís Torrente son dos: fijarse en la espiral, que esté bien hecha, que esté completamente recta y siempre que sea posible que esté trabajada para introducirse fácilmente en el corcho y revisar el tipo de materiales. Algunos, asegura, son sacacorchos para toda la vida.

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