Cada familia tiene unas tradiciones propias en Navidad, pero lo que es cierto es que un alimento que suele estar presente en casi todos los hogares en las comidas y cenas señaladas de estas fiestas son las gambas y los langostinos. Cocidos, al horno, a la plancha o a la parrilla, en ensaladas, acompañados de alguna salsa, en un salpicón… son de lo más versátil.
Ahora bien, si quieres presentarlos como un chef profesional y que resulten más apetecibles, conviene quitarles el hilo negro que los recorre, sus tripas. Te desvelamos un truco muy sencillo para retirar los intestinos de las gambas y los langostinos sin esfuerzo y, además, te contamos por qué es aconsejable hacerlo más allá de criterios estéticos.
Cómo quitar el hilo blanco en las gambas y langostinos (y por qué deberías hacerlo)
En el perfil de TikTok de @_javieralmeida_ (más de 35 mil seguidores) encontramos un vídeo donde explica la “técnica 1, 2, 3, y 4” para retirar los intestinos a las gambas y los langostinos. Consiste en contar los pliegues de la cáscara desde la cola y, en el cuarto –que coincide a la mitad del lomo–, incrustar un palillo a media altura. Después, basta con tirar hacia arriba con cuidado para que no se rompa y toda la tripa saldrá entera sin esfuerzo.
En el apartado de comentarios muchas personas se han mostrado sorprendidas al desconocer que esa parte de las gambas y los langostinos no se come. “Y yo pensando que era una vena”, escribe un usuario. Otro comenta: “Yo también lo comía hasta que trabajé en un barco pescando precisamente langostinos y os garantizo que después de saber lo que sé, no volveré a comer eso y estoy seguro de que muchos tampoco lo haríais”.
El hilo negro de la gamba y los langostinos es un componente que despierta rechazo en el ámbito de la gastronomía. No olvidemos que estos crustáceos son animales carroñeros, por lo que en sus intestinos puede haber componentes nada apetecibles. Eso sí, la nutricionista Beatriz Robles emite un mensaje tranquilizador, pues indica que "más allá del saber que nos estamos comiendo el tubo digestivo y los restos que puede haber, no representa ningún peligro”.
En cualquier caso, para que sea seguro consumirlo, es imperativo que el alimento esté cocido, no crudo, pues en tal caso sí estaríamos “más expuestos a microorganismos patógenos y tenemos más riesgo de que determinadas bacterias puedan acceder a nuestro organismo”, añade la experta.
Por otro lado, un inconveniente más del intestino de las gambas y los langostinos es que puede alterar el sabor del alimento, resultando un tanto amargo, e incluso provocar que mastiquemos arena. Es por ello que los chefs profesionales siempre abogan por retirarlo.
Finalmente, conviene destacar que los crustáceos son uno de los alimentos con mayor contenido de cadmio, un mineral pesado que se encuentra en la carne oscura de estos animales. En concreto, se concentra en la cabeza, pues es donde los artrópodos y los moluscos tienen el páncreas, el aparato digestivo. Por consiguiente, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria recomienda que no se chupen con excesiva frecuencia y que tampoco se empleen para hacer fumet.