Prueba un restaurante español en Berlín y su veredicto es aplastante: “Menos mal que no se enteran de lo que digo”

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Lamentó que muchos alimentos eran congelados y que todos contaban con un aliño que estropeaba el sabor

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El creador de contenido terminó enfrentándose a las náuseas y el vómito.

El creador de contenido terminó enfrentándose a las náuseas y el vómito.

Instagram @cocituber

Hace unas semanas, el creador de contenido Alfonso O, conocido como @cocituber (336 mil seguidores en Instagram) empezó una sección en sus redes sociales donde viaja por distintos lugares del mundo para probar restaurantes españoles. Estrenó esta serie de vídeos en Roma y recientemente ha publicado una nueva entrega, esta vez en Berlín.

Indica que seleccionó este restaurante porque tenía miles de reseñas y un 4,7 de valoración sobre 5. Pero, a pesar de esta buena nota en internet, lo cierto es que la comida decepcionó a Alfonso e incluso le llevó a lidiar con náuseas y vómitos.

Acude a Berlín para probar un restaurante español y termina encontrándose mal

Del mismo modo que cuando fue a Italia, voló a Berlín en el mismo día desde Madrid, por un precio de 220 euros, exclusivamente para probar el restaurante español ubicado en la capital alemana. Al llegar al local, mostró una decoración de “taberna totalmente española”, con una barra repleta de tapas expuestas, jamones colgados e imágenes enmarcadas de personalidades como Jesús Quintero y Dalí.

Empezó la degustación con unos boquerones en vinagre (8,40 euros) que calificó como un “asco”, puesto que estaban aliñados de una forma peculiar. “Están horrorosos”, insistió. El siguiente plato fue una ensaladilla rusa (7,90 euros), ante la que constató que “todo el producto es tipo de bolsa congelado, pero está buena”. Eso sí, matizó que “me la ponen en España y digo: ‘Pues no’, pero aquí le pongo un cuatro”.

El pulpo a la gallega (14,90 euros) le resultó duró y se topó de nuevo con algún componente que no supo identificar y estropeaba el sabor. A continuación, pidió langostinos al ajillo (13,70 euros) y tampoco les convenció, ni a él ni a su acompañante: “Esto es una gamba que han metido congelada directamente a la sartén con aceite”, dijo su compañera.

“Algo le están echando que tiene todo el mismo sabor”, insistió Alfonso antes de dar paso a las croquetas de jamón (7,90 euros), también congeladas. La guinda final llegó con una paella (24,60) coronada por un muslo de pollo en el centro. “Tiene una pinta horrorosa, menos mal que no se enteran de lo que digo”, confesó el creador de contenido. Especificó que el arroz estaba pasado y tuvo que escupir un mejillón.

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Finalmente, la cuenta ascendió a 133,40 euros junto con las bebidas. “Si le tengo que poner una nota, le voy a poner un 1 o un 2 como mucho”, sentenció. En las siguientes imágenes, se encuentra ya en el aeropuerto y confiesa que algo le ha sentado mal, culpando a los boquerones, pues se encontraba con náuseas y había llegado a vomitar.

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