Las luces se apagan, la puerta se cierra con llave y el último empleado se despide con un gesto cansado pero satisfecho. Cumplir con el horario es parte del trato, aunque algunos clientes no lo vean así. En la hostelería, la jornada tiene un principio y un final, y no todo el mundo está dispuesto a aceptarlo.
Un usuario dejó una estrella en la reseña de un local en Zaragoza porque cerraba a la hora establecida por su licencia. La historia salió a la luz gracias a la cuenta de redes sociales Soy Camarero, que suele compartir situaciones curiosas y reivindicaciones del sector.
Sin perder la compostura
La contestación del dueño: educación y claridad ante la crítica
La respuesta del propietario fue rápida y elegante, dejando caer sutilmente la realidad legal que el cliente parecía desconocer. Explicó que cerrar a las 22:00 no era una decisión caprichosa ni casual, sino que respondía estrictamente a las condiciones impuestas por la licencia municipal. “Muchas gracias por la reseña, efectivamente, cerramos a las 22h porque así lo indica nuestra licencia”, señaló el responsable con cordialidad.
También destacó que otros locales de la ciudad tenían distintos horarios, siempre dentro de la normativa y respetando las condiciones laborales del personal. Y añadió con sencillez: “Lo sentimos por no cumplir tus expectativas en este aspecto”.
De forma clara
Las redes sociales se posicionan en defensa del bar y su gestión
Las redes sociales ardieron en defensa del local, subrayando la ironía de criticar a alguien por hacer justamente lo que marca la ley. Un usuario resumía la situación de forma tajante: “Una estrella por cerrar a la hora que tienen que cerrar por ley”. Otros internautas ironizaron con el egoísmo implícito de exigir atención total, recordando que nadie espera horarios infinitos en sus propios trabajos, pero sí lo hacen con la hostelería.
Lejos de hundirse, el establecimiento ganó admiradores por poner sensatez frente a exigencias abusivas. La reseña negativa, que pretendía perjudicar, terminó dándole popularidad positiva al local y poniendo sobre la mesa un debate que parecía olvidado: los horarios legales no son caprichos empresariales, sino obligaciones necesarias para proteger la vida privada y los derechos laborales.
