Los bares, restaurantes y otros locales gastronómicos se suelen asociar con el hecho de pasar un buen rato en familia o junto a la buena compañía de amigos mientras se disfruta degustando comida distinta a las que se consume habitualmente en casa. Sin embargo, no todo es de color de rosa en el sector de la hostelería.
Y es que las condiciones laborales lamentables de muchos trabajadores, con jornadas interminables y constantes conflictos y discusiones entre propietarios, camareros y clientes son tan solo algunos ejemplos de los conflictos que sufren los trabajadores habitualmente en este sector.
Situaciones así seguramente se han producido desde toda la vida, pero antes solo quedaban en el recuerdo de quienes las habían vivido. Sin embargo, con la entrada de las redes sociales en el juego, hoy en día estos conflictos tienen mucha más repercusión. En ellas, los camareros han encontrado un espacio virtual donde poder dar voz a todas las injusticias a las que se enfrentan a diario.
Uno de los perfiles más conocidos que da voz a los conflictos que se dan en la hostelería es la cuenta de X (antes Twitter) Soy Camarero. Este perfil se hace eco día tras día de situaciones que le explican sus compañeros de profesión. Recientemente, el camarero detrás de este perfil, Jesús Soriano, ha difundido la conversación entre una camarera y el propietario del negocio donde trabaja.
“No me digas que no vas a ir mañana a trabajar, no me lo puedo creer. A mí no me cuentes historias, ¡vete a tomar por culo!”, se escucha decir al jefe de la empleada cuando esta le informa la noche anterior de que el día siguiente no podrá ir a trabajar porque se encuentra en urgencias por un problema del corazón. “Estás en urgencias, pero no estás muerta, así que ves a trabajar. Solo haces que joderme mi empresa y clientes”, le escribe el propietario por WhatsApp a su empleada.
Reacciones en redes
“Tu negocio no se puede basar en esclavizar y explotar a tus empleados. Eso solo indica que eres un incompetente y no vales para jefe. Escoria”
De la conversación, donde se pueden escuchar los mensajes de voz que el jefe le envía a su empleada, se desprende que el propietario no tiene a la trabajadora dada de alta en la Seguridad Social. “Vete por ahí, siria”, añade en una actitud racista. Y la conversación termina con un despido: “Que te mejores y olvídate de trabajar. Jamás te voy a llamar más para trabajar”, envía el hombre.

