Los bares, restaurantes y otros locales gastronómicos se suelen asociar con el hecho de pasar un buen rato en familia o junto a la buena compañía de amigos mientras se disfruta degustando comida distinta a las que se consume habitualmente en casa. Sin embargo, no todo es de color de rosa en el sector de la hostelería.
Y es que las condiciones laborales lamentables de muchos trabajadores, con jornadas interminables y constantes conflictos y discusiones entre propietarios, camareros y clientes son tan solo algunos ejemplos de los conflictos que sufren los trabajadores habitualmente en este sector.
Situaciones así seguramente se han producido desde toda la vida, pero antes solo quedaban en el recuerdo de quienes las habían vivido. Sin embargo, con la entrada de las redes sociales en el juego, hoy en día estos conflictos tienen mucha más repercusión. En ellas, los camareros han encontrado un espacio virtual donde poder dar voz a todas las injusticias a las que se enfrentan a diario. Y también los clientes.
Uno de los perfiles más conocidos que da voz a los conflictos que se dan en la hostelería es la cuenta de X (antes Twitter) Soy Camarero. Este perfil se hace eco día tras día de situaciones que le explican sus compañeros de profesión y también de clientes enfadados por malos servicios. Recientemente, el camarero detrás de este perfil, Jesús Soriano, ha difundido el mensaje del propietario de un restaurante a sus empleados, a quienes obliga a pagar por platos que se han roto y comida que se ha puesto mala.
En la conversación difundida por uno de los empleados se lee cómo el jefe se dirige a los trabajadores y les dice: “Acabamos de tirar, porque estaba con moho, una bandeja de 22 pinchos de 3 quesos que estaba sin etiquetar. Hoy ponéis un sobre con 40€ del bote en concepto de mermas 14/10”.
Reacciones en redes
“Menudo sinvergüenza. La vajilla, las mermas, etc... van a cargo del empresario, no del trabajador ni de sus propinas”
El empleado explica que, del bote de propinas de septiembre, el jefe cogió dinero para pagar una parte de la vajilla que se había roto y platos que salían mal. “No entiendo cómo no os unís y denunciáis. Es intolerable todo el dinero que os está robando”, le dice Soriano a su compañero de profesión.

