En el corazón de Módena, entre los aromas de los Apeninos y la energía vibrante de los motores que tanto apasionan a Massimo Bottura, nace una versión contemporánea del gnocco fritto, un clásico de Emilia-Romaña. En el libro Slow Food, Fast Cars (Phaidon) Bottura y Lara Gilmore evocan la herencia humilde de este bocado –una masa sencilla de harina, agua, levadura y grasas animales que durante décadas alimentó a la gente del campo– y cómo, con el tiempo, se convirtió en un icono que hoy se disfruta desde el desayuno hasta la cena.
Este plato se sirve en Casa Maria Luigia, su refugio y “museo viviente” de hospitalidad y memoria, y renace más ligero y elegante: la masa se enriquece con aceite de oliva y un toque de nata, y se fríe con suavidad en aceite vegetal. Se sirve caliente, esponjoso y fragante, acompañado de mortadela, ricotta montada de Rosola –productores lácteos de los Apeninos– y un hilo de vinagre balsámico, creando un contraste que conquista incluso a quienes lo prueban por primera vez.
La experiencia en Casa Maria Luigia no es solo gastronómica: es un recorrido por la cultura modenesa, donde los sabores conviven con la colección de coches emblemáticos de Bottura. Esta dualidad –lo pausado y lo vertiginoso– se refleja también en la idea de slow food, un movimiento que reivindica ingredientes locales, productores artesanos y un ritmo de cocina que respeta el tiempo, la memoria y el territorio.
El libro Slow food, fast cars contiene 85 recetas de platos y bebidas servidos en Casa Maria Luigia para preparar en casa, entre las que se incluyen mermeladas y conservas, pasteles y bollería, frittatas y focaccias, ensaladas y bebidas, así como una selección de platos de pescado, carne y verduras.
Gnocco fritto
Ingredientes para (8 pax)
- 7 g de levadura de cerveza o levadura seca activa
- 165 g de agua con gas
- 130 g de nata espesa
- 12 g de aceite de oliva
- 600 g de harina 00
- 15 g de sal
- Aceite vegetal, para freír
Para Servir
- 16 rodajas de mortadela
- 200 g de ricotta fresca
- 3½ cdas. De vinagre balsámico extraviejo
Elaboración
1. En una amasadora equipada con la pala, mezcle la levadura con el agua con gas, la nata y el aceite de oliva. Añada la harina poco a poco y amase hasta que la masa cohesione (no estará fina en este momento). Sale y amase un minuto más (seguirá sin estar homogénea, no pasa nada). Envuélvala en film transparente o en una bolsa de plástico y déjela reposar en el frigorífico 2 horas como mínimo.
2. Sáquela del frigorífico. Si dispone de una máquina para hacer pasta, perfecto; si no, hágala a mano. Si utiliza una máquina, tome una cuarta parte de la masa (según el tamaño de la máquina), aplástela con un rodillo y pásela por el ajuste más grueso. Reduzca el ajuste y vuelva a pasarla. Repita la operación hasta que la masa tenga un grosor de 1 cm aproximadamente. Si la hace a mano, estírela sobre una superficie de trabajo ligeramente enharinada hasta obtener un grosor de 1 cm aproximadamente. Doble la masa sobre sí misma en 3 (como si fuera un folleto) y repita la operación 4 veces en total. Envuélvala de nuevo y resérvela en el frigorífico otras 12 horas.
3. Estírela y dóblela una vez más. A continuación, estírela con un rodillo hasta que tenga 3 mm de grosor. Córtela en cuadrados de 8 cm; debería obtener unos 16 en total.
4. Vierta 10 cm de aceite vegetal en una olla alta de fondo grueso y caliéntelo a 180 °C.
5. Forre una bandeja con papel de cocina y resérvela. Por tandas, eche los cuadrados de masa en el aceite caliente. Empezarán a hincharse, pero es muy importante que no les dé la vuelta todavía.
6. Cuando se hayan hinchado y las esquinas estén ligeramente doradas, deles la vuelta con cuidado de uno en uno. Deje que se doren también un poco por ese lado. No deben quedar crujientes sino blanditos, así que no los fría demasiado. Cuando estén ligeramente dorados, páselos a la bandeja preparada para que se escurran.
Para servir:
Sirva 2 gnocchi por plato. Cubra cada uno con una loncha de mortadela, una cucharada de ricotta y un chorrito de vinagre balsámico.


