Al Kostat del Mar, el restaurante de Jordi Vilà que triunfará este verano en la Costa Brava 

Sitios

Jordi Vilà lleva al Hotel Finca Victòria de Sa Riera su Al Kostat, aquí con aire marinero, en una agradable terraza

Ly Leap y la gyoza de butifarra del perol

Archivo

Jordi Vilà rodeado por Marcos Andrés Valyl y el jefe de cocina Àlex López en la terraza de Al Kostat del Mar

Pere Duran/Nord Media

Hay éxitos que están cantados. Y no hace falta una bola de cristal para augurar que entre las mesas más disputadas para los atardeceres de este verano en la Costa Brava se encontrarán las de Al Kostat del Mar, en el nuevo Hotel Finca Victoria de Sa Riera (Begur). Logramos sentarnos en una de ellas antes de que abran las reservas a partir de Sant Joan (de momento atienden a los huéspedes del hotel), y nos cuentan que esta antigua mansión alojó a todo tipo de personalidades, hasta que quedó en desuso en los 80. Menudo desperdicio, pensará cualquiera que pasee por este hotel con 38 habitaciones, una agradable piscina y una terraza con apariencia de claustro, en la que Jordi Vilà ha instalado Al Kostat del Mar.

Las mesas están distribuidas entre la zona del centro, al descubierto, y dos de los costados, resguardados bajo los porches acristalados, mientras que el frontal lo ocupa la zona de parrillas, que atiende un equipo joven y entusiasta. Aseguran ser muy conscientes de que están en un lugar privilegiado y ante un reto de lo más estimulante. Es un sentimiento compartido con el equipo de sala que dirige Carlos Bolívar y con el responsable de la cocina, Àlex López —un montón de años como mano derecha de Vilà— y su segundo, Marcos Andrés Valyl.

Hay platos adaptados al lugar como la ensaladilla a la brasa, el salpicón o la caldereta de Sa Riera

El punto de partida es bueno: ¿quién no querría trabajar en la cocina de uno de los grandes cocineros de este país y el chef que todo lo construye partiendo de la cocina catalana? ¿Y quién no quisiera trabajar en una de las colinas que miran a Sa Riera, en Begur?

El modelo del barcelonés Al Kostat, que abrió Vilà hace años, encarado al comedor más exclusivo de su restaurante Alkimia, en el edificio de la Moritz en Ronda Sant Antoni, es un ejemplo de acierto absoluto, al igual que lo sería la fórmula del bar de vinos con el que su amigo Rafa Peña complementó la propuesta de su Gresca. Segundas partes pueden ser buenísimas y Vilà tuvo claro que esa clientela local que lo visita con frecuencia merecía una propuesta alternativa a su menú degustación de alta cocina. No solo funcionó, sino que no tardó en convertirse en uno de los restaurantes mejor considerados de la ciudad; una casa donde disfrutar desde una tortilla de cebolla caramelizada sublime (también la encontrarán en Al Kostat del Mar), a unas buenas croquetas, una escalivada, una brandada de bacalao, una simple y deliciosa judía verde con patata o suculentos pescados y mariscos preparados con la mínima y la correcta intervención.

Archivo

El tomate relleno de salpicón

Pere Duran/Nord Media
Archivo

La flor de calabacín con langostinos y menjar blanc

Pere Duran/Nord Media
Archivo

La caldereta de langosta de Sa Riera

Pere Duran/Nord Media

Imagínense si esa fórmula no tiene números para cautivar a la clientela de la Costa Brava, ya sea llegada de lejos y con ganas de descubrir nuestra cocina, o local, del club de fans de Jordi Vilà, y muchos con casa en la zona. Hay elaboraciones que se han creado ex profeso para el nuevo restaurante, como el tomàquet i esqueixats del mar de Sa Riera, versión del salpicón de marisco como relleno de un tomate (que mejorará cuando avance la temporada) y con un ligero escabeche; la versión de la ensaladilla rusa, a simple vista sin más, pero las buenas ideas cuando son simples suelen resultar aún mejores, y esta se presenta como ensaladilla rusa a la brasa, y con la apariencia clásica, incluida la cobertura de abundante mayonesa, pero la gracia está en que todas las verduras están cocinadas a la brasa. 

Alex López ha improvisado un mar y montaña que será obligado incluir en la carta: espardenya a la brasa sobre una butifarra del perol crujiente y con espárragos salvajes. Lo simple es bello. Más complejo, pero no mejor, la flor de calabacín rellena de langostinos y bañada con menjar blanc y albahaca. También adaptado al entorno, la calderera de langosta Sa Riera, suculenta. Y para acabar, menjar blanc con paraguayo y deliciosas fresitas con nata. Triunfarán.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...