El Rengle, el minúsculo mercado que sigue haciendo latir fuerte una ciudad

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S ubica en un edificio modernista y es el corazón de Mataró

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Mercat de Rengle

Vista del Mercat de Rengle

Ajuntament de Mataró

Un mercado diminuto late con fuerza en el corazón de Mataró: se llama El Rengle, su estructura tiene capacidad para alojar 8 paradas, y ha sido un punto de encuentro de los mataronenses desde su construcción.

La plaza en la que se aloja, de origen medieval, fue ampliada en el año 1773, pero aún todavía persisten edificios fechados anteriormente, como Can Llorell (siglo XVI) y otros también históricos, como Can Bosch (siglo XVIII) o la Casa Villalonga (siglo XIX), todos abriendo sus ventanas sobre la Plaça Gran y con vistas a El Rengle, también llamado popularmente como ‘El tren’.

Esta pequeña construcción, diseñada en un inicio por el arquitecto local Emilio Cabañes y terminada por el aclamado arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch, respondía a una antigua reivindicación de los paradistas que se reunían en toda la plaza para vender frutas, verduras, carnes, pescados y demás productos alimentarios y para el hogar: querían poder pasar la jornada a resguardo de las inclemencias del tiempo.

Mercat de Rengle

Mercat de Rengle

Ajuntament de Mataró

Así, en 1892 veía la luz El Rengle, y un poco más tarde, Puig i Cadafalch le añadió elementos modernistas a la cubierta que hoy hacen de El Rengle una postal característica de Mataró, como el tejado semicilíndrico y de ladrillo visto con un revestimiento de cerámica vidriada del mismo, en colores azul, negro y blanco, el mármol rosado en el zócalo y la forja de hierro para la ornamentación. En 1979 fue restaurado por los arquitectos Isidre Molsosa y Montserrat Torres. El conjunto se remata con un relieve del escudo de Mataró, donde la bandera catalana comparte espacio con un puño cerrado sobre un ramo de mata, así como con dos impresionantes farolas, que iluminan El Rengle por la noche, ambas pertenecientes al primer alumbrado eléctrico y público de Mataró.

En 1892 veía la luz El Rengle, y un poco más tarde, Puig i Cadafalch le añadió elementos modernistas a la cubierta 

Parte importante del patrimonio histórico de la ciudad, El Rengle no solamente es celebrado por su estética sino porque sigue siendo un lugar emblemático y cumple las funciones tanto de abastecimiento para la población local como punto de encuentro, así como más recientemente, de lugar de ocio. La mayoría de paradas de la construcción son ocupadas ahora por bares y restaurantes, aunque todavía se mantienen la pollería de Can Serrat, también carnicería desde hace más de medio siglo en la misma plaza, y una pescadería.

Mercat de Rengle

Mercat de Rengle

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Anna Carbonell, propietaria del vecino restaurante Casa Parera, donde el chef Robert Lechuga (ex Bodega 1900) prepara grandes clásicos del tapeo de producto en un histórico edificio modernista, mataronense de origen, explica que desde pequeña ha visto allí ubicados establecimientos de hostelería, como la Pizzería Lluís, “ya de toda la vida”, o el bar Jordi, abierto desde la mañana para poner primero cafés y bocadillos y luego cervezas. Y también los hay de nueva cuña, restaurantes como El Peixet, que ocupa gran parte de la fachada sur.

“Muchos vecinos se abastecen en El Rengle y los comercios de su alrededor, en la plaça Gran o calles aledañas”, explica Carbonell, que cuando echa en falta algún ingrediente a su restaurante recurre a esta zona para proveerse. “Es cierto que el mercado de la Plaça de Cubas, que concentra más variedad y cantidad de tiendas, ha pasado a ser el punto de abastecimiento para vecinos que viven más lejos de El Rengle”.

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