Cósmico, así es la nueva azotea del hotel SLS con vistas futuristas y cocina nipona desenfadada

En las alturas

Es el chef gallego Brendan Ferrero Cassidy, hasta poco al frente de Os-kuro, el restaurante de cocina nipona del Hotel Claris, quien firma la propuesta de esta terraza 

Desde esta azotea se divisan  las Tres Chimeneas de Sant Adrià del Besòs y las estructuras metálicas, ondulantes e irregulares del Parc del Fòrum

Uno de los cócteles de Cósmico, en el hotel SLS Barcelona

Uno de los cócteles de Cósmico, en el hotel SLS Barcelona

CLV

No es casualidad que el recién inaugurado resort urbano SLS, un lujoso hotel de 471 habitaciones ubicado en la Marina Port Fòrum (carrer de la Pau, 2), haya bautizado a su nuevo rooftop con el nombre de ‘Cósmico’. Desde esta elevada azotea, las vistas a las Tres Chimeneas de Sant Adrià del Besòs, vestigio imponente de la era industrial; o a las estructuras metálicas, ondulantes e irregulares del Parc del Fòrum, levantadas a principios de los 2000; dibujan un horizonte futurista que bien podría formar parte de un paisaje galáctico. La carta que proponen también invita al viaje, aunque en este caso este es por tierra.

Es el chef gallego Brendan Ferrero Cassidy, hasta poco al frente de Os-kuro, el restaurante de cocina nipona del Hotel Claris, quien firma la propuesta del nuevo Cósmico. Ferrero, que fue subcampeón nacional de sushi, vuelve a acercarse al universo culinario japonés, aunque esta vez con un enfoque muchísimo más informal, lúdico y accesible, porque ya se sabe que en una azotea de hotel hay que saber seducir a cualquier tipo de público y en Cósmico, incluso, algunos platos se pueden degustar en bandeja flotante desde la mismísima piscina.

La terraza Cósmico, en el SLS Hotel

La terraza Cósmico, en el SLS Hotel

REDACCIÓN / Terceros

Probamos el karaage de pollo de corral, marinado y frito al punto exacto de crujiente, acompañado de egg tartar, chalota picada y mayonesa japonesa. Un bocado goloso, bien ejecutado y con un punto umami.

Ferrero, que fue subcampeón nacional de sushi, vuelve a acercarse al universo culinario japonés, aunque ahora de forma desenfadada 

El tataki de atún rojo, elaborado con lomo Balfegó y una marinada de sake y mirin, llega con una delicada costra de sésamo que le aporta carácter sin enmascarar el producto. Más juguetón resulta el uramaki de salmón con aguacate y queso crema, rebozado en panko y frito en tempura, nuestro bocado preferido. Menos logrado, en cambio, el cebiche de hamachi, que prometía un cruce entre Tokio y Lima, pero se quedó corto de acidez, chispa y profundidad.

La coctelería, como en todo rooftop que se precie, tiene un peso destacado. Las mezclas de Cósmico -un poco exageradas- viajan entre lo exótico y lo teatral, con destilados premium y nombres de cócteles que remiten al universo estelar.

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