Guía de supervivencia para que los problemas digestivos no te agüen las vacaciones

Seguridad alimentaria

A la exposición a microorganismos nuevos se puede sumar el consumo de agua contaminada y alimentos mal conservados o manipulados sin las suficientes garantías sanitarias

Intoxicación silenciosa: pequeños enemigos en la cocina que amenazan tu salud

Un hombre prepara fideos salteados en un mercado ambulante de Tailandia

Un hombre prepara fideos salteados en un mercado ambulante de Tailandia

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Los trastornos digestivos son una de las causas más frecuentes de consulta médica durante los viajes. La exposición a microorganismos distintos a los habituales, los cambios en las rutinas alimentarias, la falta de control sobre los procesos de preparación y conservación de los alimentos o el consumo de agua no potable incrementan significativamente el riesgo de infecciones gastrointestinales, especialmente en determinadas regiones geográficas.

“En la mayoría de casos se trata de cuadros clínicos leves, pero pueden tener un impacto considerable en la calidad del viaje si no se adoptan algunas precauciones básicas”, advierte el especialista en aparato digestivo Diego Sánchez Muñoz, director médico y fundador de IDI-Instituto Digestivo, en Sevilla. El doctor recuerda que el tipo de infecciones más comunes en el viajero son de origen bacteriano, vírico o parasitario, y que se manifiestan sobre todo en forma de diarrea, náuseas, vómitos o malestar abdominal. “Es la llamada ‘diarrea del viajero’, que en la mayoría de casos se suele resolver por sí sola con una dieta adecuada, aunque en alguna ocasión podría requerir un tratamiento específico si las molestias persistiesen o si se observasen signos de deshidratación”.

Los hielos pueden parecer seguros, pero los microorganismos podrían sobrevivir en su interior y provocar infecciones al ingerirse

Diego Sánchez MuñozEspecialista en aparato digestivo y director médico de IDI-Instituto Digestivo

Estas patologías son más frecuentes en áreas donde las condiciones de salubridad y control higiénico pueden no estar tan estandarizadas como en otras zonas. También hay un mayor riesgo cuando el sistema inmunológico del viajero no está habituado a los microorganismos de determinadas zonas geográficas. “Las áreas de mayor peligro abarcan regiones de África, Asia, América Central y América del Sur, así como el Medio Oriente. Aunque viajar a estos destinos no implica necesariamente enfermar, el riesgo de exposición a microorganismos patógenos aumenta debido a factores como el agua contaminada o los alimentos mal conservados o manipulados sin las suficientes garantías sanitarias”, explica el especialista.

Una de las principales vías de transmisión es el agua. Por ello, se recomienda consumir exclusivamente agua embotellada y evitar el uso de hielo, a menos que se tenga certeza de que ha sido preparado con agua potable. “Los hielos pueden parecer seguros, pero los microorganismos podrían sobrevivir en su interior y provocar infecciones al ingerirse”, señala Sánchez Muñoz. También conviene usar agua embotellada para el cepillado dental, no tomar bebidas servidas con hielo en establecimientos informales y abstenerse de lavar frutas o verduras con agua del grifo.

Beber agua tiene múltiples beneficios para la salud

Conviene usar agua embotellada incluso para el cepillado dental

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Los alimentos crudos representan otro foco relevante de riesgo. El consumo de ensaladas, frutas ya cortadas, mariscos, carnes poco hechas o productos no cocinados debe restringirse si no se tiene certeza del origen e higiene en su preparación. “Lo más recomendable es comer únicamente frutas que uno mismo pueda pelar, y evitar vegetales crudos lavados con agua del grifo. En el caso del pescado crudo, como el sushi, es fundamental confirmar que se ha seguido un proceso de congelación previo a -20 °C durante al menos cinco días para prevenir el anisakis”, explica el doctor.

Conviene tener especial cuidado en los mercadillos callejeros, muy populares en algunos destinos turísticos dada su atractiva oferta gastronómica y su ambiente auténtico y popular. “Es preferible optar por puestos donde los alimentos se cocinen en el momento y se sirvan bien calientes. Por el contrario, es recomendable evitar platos que contengan mayonesa casera y otras salsas, así como cualquier producto que haya permanecido expuesto al calor o a la intemperie, cosa que ocurre a menudo en estos mercados callejeros”, indica Sánchez Muñoz.

Este tipo de precauciones no deben aplicarse únicamente cuando se viaja a otras latitudes. En contextos más cercanos o en viajes nacionales también existen escenarios que pueden implicar cierto riesgo, como los bufets libres. “En los bufets, el problema no suele ser tanto el origen del alimento como su conservación y manipulación. Los productos que se mantienen a temperatura ambiente durante demasiado tiempo pueden favorecer la proliferación bacteriana”, explica Sánchez Muñoz. Por este motivo, recomienda elegir platos recién preparados o calientes, y desconfiar de alimentos tibios, productos crudos (como carpaccios o sushi), salsas elaboradas con huevo crudo o preparaciones cuya conservación no esté garantizada. Es recomendable, si es posible, acudir al bufet en los primeros turnos, cuando los platos acaban de servirse, un gesto que puede ayudar a minimizar riesgos.

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En un bufet, es recomendable elegir platos calientes en vez de fríos y/o crudos, además de recién hechos

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Por su parte, la nutricionista Pilar Esquer, profesora de la escuela Gasma, en Castellón, y conferenciante de Thinking Heads, recomienda evitar siempre la fruta ya cortada, tanto en bufets como la que venden en supermercados. “Esta costumbre tan extendida de vender las piezas de fruta cortadas por la mitad y envueltas apenas con film podría incluso llevarnos al hospital y causar un problema serio de salud por listeria o salmonela. Todo por culpa de esa peliculita que se forma en la superficie, que podría contener todas esas bacterias”, apunta. 

Esquer insta a aplicar el sentido común, tanto cuando se va de viaje como en la propia ciudad. “Existen algunos locales que por su ubicación o condiciones inducen a suponer que no son idóneos para pedir, pongamos por caso, una carne cruda o semicruda”, señala. Por último, la experta recuerda que todas estas precauciones deben extremarse también a nivel doméstico, tanto si se alquila un apartamento vacacional como si se guardan provisiones en el hotel.

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En caso de que se presente un episodio de gastroenteritis leve, el tratamiento inicial debe centrarse en la hidratación y en una dieta adecuada. “Es necesario consumir líquidos de forma frecuente y en pequeñas cantidades, desde agua a caldos o sueros orales. Asimismo, es importante evitar el consumo de lácteos, grasas y comidas pesadas durante las primeras 24 a 48 horas”, señala Sánchez Muñoz. 

En los casos más severos o persistentes, será necesario acudir a un centro médico. “La presencia de fiebre alta, vómitos que impiden la ingesta de líquidos, diarrea con sangre o signos de deshidratación, como sequedad de boca, orina escasa o mareos, son señales de alarma. También se debe actuar con mayor precaución en niños, personas mayores, embarazadas o pacientes con enfermedades crónicas”, concluye Sánchez Muñoz, aunque recuerda que “en la mayoría de casos, los síntomas no suelen persistir durante más de 48-72 horas”.  

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