¿Cuándo son realmente necesarias las bebidas con electrolitos?

Nutrición

Cada vez más personas las toman sin necesitarlas, pese a que solo son útiles tras un esfuerzo intenso o una gran pérdida de minerales

Oro blanco: la bebida rica en nutrientes, con propiedades antioxidantes y que reduce el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular

Bebidas isotónicas

Bebidas isotónicas

iStock

Las bebidas con electrolitos están viviendo su particular boom coincidiendo con el auge generalizado de la suplementación. Hoy en día, no solo las consumen los deportistas, sino también personas que llevan una vida relativamente sedentaria y apenas realizan ejercicio físico con moderación. Pero la evidencia es clara y los expertos también, pese a que el marketing intente ir por otro camino: si no has sudado de verdad, no sirven para nada. Y en muchos casos, incluso sobran.

Lo explica la médica y nutricionista Nuria Monfulleda, del centro LoveYourself en Barcelona: “Son útiles cuando perdemos electrolitos; si no, no son necesarias”. Recuerda que hablamos de minerales que ya tenemos en sangre —sobre todo sodio, potasio y magnesio— y que solo tiene sentido reponer cuando se han perdido en grandes cantidades: “Cuando sudamos muchísimo, hacemos una maratón, entrenamos con calor durante un buen rato… O si vamos a la playa o estamos sometidos a mucho calor durante un tiempo continuado, ya que todos estos minerales se liberan a través del sudor. Si ese no es nuestro caso, podemos tomar estas bebidas puntualmente si nos gustan, pero hay que tener claro que no porque las necesitemos”.

Tras hacer deporte o en altas temperaturas

Estas bebidas solo son realmente necesarias cuando perdemos minerales en grandes cantidades

Otro caso de uso de este tipo de bebidas es, según recuerda Monfulleda, “si se dan cuadros de vómitos, diarreas y fiebre en los que liberamos electrolitos tanto por el sudor como por las pérdidas gastrointestinales”. En esas situaciones aparecen los síntomas típicos: “debilidad, calambres, fatiga o ritmo cardíaco acelerado”. Si vemos que aparece esta sintomatología, las bebidas con electrolitos pueden ayudar mucho en la recuperación, puesto que al ser líquidas el organismo absorbe estos minerales con mucha rapidez.

Un atleta con botella de bebida isotónica para rehidratarse

Un atleta con botella de bebida isotónica para rehidratarse

Getty Images

Monfulleda recuerda otro matiz importante: no siempre es necesario que las bebidas incluyan azúcar. En su opinión, “buena parte de ellas tienen azúcar añadido, cosa que podría llegar a ser interesante si se ha hecho ejercicio de alta intensidad y se necesita reponer también el glucógeno gastado tras un esfuerzo, pero si no es el caso lo mejor es optar por la versión Zero, que no contiene azúcares añadidos”. 

De hecho, la experta recuerda que la madre de todas estas bebidas no deja de ser el suero fisiológico que se suele suministrar, sobre todo, a los niños pequeños que presentan problemas gastrointestinales. “La mayoría de suero se comercializa sin azúcar, porque su única función es la reponer electrolitos: en el caso de las bebidas isotónicas debería ocurrir lo mismo”, asegura la médica, aunque recuerda que ya existen algunas compañías que elaboran suero también azucarado.

Según Harvard, las bebidas deportivas ya representan cerca del 26% de todas las bebidas azucaradas que consumen los adolescentes

Pese a todas estas advertencias, el consumo de las bebidas con electrolitos se ha disparado entre gente que ni corre maratones ni sufre deshidrataciones. Un artículo reciente de Harvard recuerda que las bebidas deportivas representan aproximadamente el 26% del consumo total de bebidas azucaradas entre los adolescentes, un dato relevante si se tiene en cuenta que sí contienen azúcares simples, aunque menos que los refrescos o las bebidas energéticas. El estudio muestra una relación clara entre el consumo habitual de bebidas deportivas y el porcentaje de grasa corporal, sobre todo cuando se toman sin realizar ejercicio vigoroso.

Según los investigadores del proyecto Growing Up Today II, que siguió durante siete años a más de 4.100 mujeres y 3.400 hombres, “cuanto más frecuentemente se consumían bebidas deportivas, mayor era la asociación con un mayor índice de masa corporal que conducía al sobrepeso u obesidad, especialmente en los niños”. Además, Harvard advierte de un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, gota y más caries, entre otros.

Varios corredores pasan junto a la Sagrada Familia durante la Zurich Marató de Barcelona 2024, a 10 de marzo de 2024, en Barcelona, Catalunya (España). Este año se celebra la 45ª edición de la Zurich Marató Barcelona, con la participación de 20.000 corredores y corredoras, alcanzando la tercera mejor cifra de participación en la historia de la maratón, con un récord de corredores internacionales. Además, se estrena un nuevo recorrido, más céntrico y plano, y con solo 33 curvas.

Los especialistas remarcan que, fuera del deporte intenso o la deshidratación, estas bebidas aportan más marketing que utilidad. 

Lorena Sopêna  / Europa Press

Las instituciones europeas también advierten sobre las consecuencias del abuso de estas bebidas. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) reconoce que estas bebidas sí hidratan mejor que el agua y sí ayudan a mantener el rendimiento en atletas adultos que realizan esfuerzos de resistencia. Pero subraya que estos supuestos no se pueden trasladar a la población general, a quienes simplemente van al gimnasio a realizar ejercicio moderado o a los niños que juegan al fútbol.

Por su parte, Rafael Urrialde, presidente de la Comisión Científica de la Sociedad Española de Medicina del Deporte, introduce otro matiz relevante en un artículo publicado en la revista Archivos de Medicina del Deporte: “Su utilidad depende siempre de la cantidad y proporción de electrolitos en relación al tipo de esfuerzo, su duración y su intensidad, con el objetivo de mejorar el rendimiento y evitar problemas fisiológicos o patologías relacionadas con el calor”. Es decir, no se trata de beber porque sí, sino de que haya un razonamiento deportivo detrás y de adaptar el consumo de estos electrolitos a las propias necesidades.

La utilidad de estas bebidas depende siempre de la cantidad y proporción de electrolitos en relación con el tipo de esfuerzo, su duración y su intensidad”

Rafael UrrialdePresidente de la Comisión Científica de la Sociedad Española de Medicina del Deporte

A todo ello se suma el capítulo de las contrapartidas, especialmente cuando su consumo se vuelve cotidiano. Los investigadores del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), en México, Karen Patricia Quintero y Jesús Fernando Ayala, subrayan que un consumo excesivo puede generar desequilibrios electrolíticos, algo peligroso para el funcionamiento muscular, nervioso y cardíaco, sobre todo en personas con patologías renales o coronarias previas. También alertan del alto contenido en sodio de muchas de estas bebidas, un factor que puede elevar la presión arterial y aumentar el riesgo cardiovascular.

Todo junto dibuja un escenario bastante claro: las bebidas con electrolitos son herramientas útiles, incluso imprescindibles, cuando toca. Pero fuera de ese contexto —sin sudor, sin pérdida real de minerales, sin un esfuerzo intenso detrás y sin desequilibrios gastrointestinales— lo que queda es una bebida azucarada más, en este caso disfrazada de salud. En este sentido, Monfulleda concluye: “Si te apetece tomarte una de vez en cuando, adelante, como al que le gusta tomarse una copa de vino. Pero nunca debe hacerse pensando que es beneficioso para la salud”.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...