Algunas personas, que se caracterizan por ser altamente empáticas, como una especie de antena receptora de todo tipo de emociones y sentimientos -buenos y malos, especialmente con estos últimos-, que viven como propios. Son curiosos, tienen pocos prejuicios y se desviven por ayudar a llevar a cabo acciones que cambien la sociedad en que vivimos.
Una característica personal que les lleva, en los casos más extremos, a sufrir problemas en su vida emocional. Son personas que se interesan por los demás, escuchan sus problemas... Hasta el punto que les resulta difícil diferenciar entre ellos mismos y los demás.

La empatía puede llevar a tomar decisiones erróneas
En algunos casos, puede llevar incluso a dificultades para decir “no” o incluso al servilismo. Como afirma el psicólogo Ángel Macías en una de sus últimas publicaciones en TikTok, si eres una de esas personas super empáticas que nunca puede decir “no” porque no soporta que los demás lo pasen mal, esto no es ser empático, es “estar roto”.
Como explica Macías, según reveló una investigación con bebés, aquellos con una empatía alta era debido a que habían aprendido a desarrollar un estado de híper alerta ante los presuntos problemas que puedan aparecer. Un comportamiento que llevan consigo hasta la adultez. “Por tanto, ponen toda la atención a los problemas que puedan suceder, abandonándose a ellos mismos”.
Como señala Macías, esta es la típica persona que “nunca dice que 'no', entienden a todo el mundo, pero siempre es infeliz”. Un problema que se irá acrecentando con el tiempo, pues a pesar de pasar por malos momentos, su objetivo será no suponer una carga para los demás. Dan demasiado, justifican y anteponen las necesidades de los demás a las suyas propias, se agobian y quedan agotados a todos los niveles.
Su desconexión emocional, además, les convierte en personas fácilmente manipulables. Esto es perjudicial para la persona altamente empática, pues a largo plazo supone una gran desconexión de sus propias emociones y necesidades.
El exceso de empatía o “híper-empatía” supone ser una antena y a la vez una esponja de las necesidades ajenas
Como siempre, en la vida los excesos no son buenos y lo ideal es el equilibrio, que sería ser empático para poder desarrollar relaciones interpersonales sanas en las que poder conectar con los demás, pero dejando ese necesario espacio de seguridad que impida que nadie salga perjudicado a nivel psicológico. La clave es conectar con los demás sin desconectar de nosotros mismos.

Ángel Macías desmonta un mito sobre las personas empáticas.
Cómo desarrollar una empatía sana
- Escucha activamente: Presta atención a lo que dice la otra persona, tanto verbal como no verbalmente.
- Ponte en el lugar del otro: Intenta imaginar cómo se siente y qué piensa en la situación que esté describiendo.
- Observa y aprende de las experiencias de los demás: Lee libros o escuchar historias que permitan conocer diferentes perspectivas.
- Practica la compasión y la amabilidad: Muestra interés por los demás y actua de forma solidaria.
- Reduce los prejuicios: Tratar de entender a las personas sin juzgarlas.
En caso de este tipo de problemáticas, pedir ayuda profesional es siempre la mejor opción. Aprender en terapia técnicas para poner límites, gestionar emociones, tener mayor confianza, autocontrol y dar prioridad a las propias necesidades es vital.