El comportamiento de los gatos sigue siendo un enigma para muchos de sus dueños. ¿Por qué a veces son cariñosos y otras tan ariscos? ¿Qué significan sus roces contra nuestras piernas? Para resolver estas dudas, La Voz de Galicia conversó con Diego Díaz, veterinario etólogo en la clínica Elviña Vets (A Coruña), que insiste en que educar a un felino requiere paciencia, comprensión y un entorno adaptado a sus necesidades.
El error más común: jugar con láser
Uno de los puntos más llamativos de la entrevista es su advertencia sobre los juguetes. El láser, tan popular entre los dueños de gatos, está totalmente desaconsejado.
Un gato persigue un puntero láser
“Un juguete prohibido, y esto es muy importante, es el láser. Jugar con un láser puede generar problemas de agresividad, problemas de ansiedad porque el punto rojo no hay quien lo atrape. El juego de caza tiene que tener un final, que es el atrapar el juguete. Con el láser es una frustración constante. He tenido problemas de agresividad derivados del láser, de asma derivado del láser, por un nerviosismo muy alto”, advierte.
Gato mirando fijamente
Cómo acariciar a un gato (y cómo no). Díaz aclara que no todos los gatos disfrutan del contacto físico, y que forzar la situación puede acabar en arañazos o rechazo. Aun así, señala algunas zonas donde suelen aceptar mejor las caricias: “Les gusta que les acaricien en la zona de la cabeza, por detrás, algo en el lomo; el rabo no les gusta nada. Y las patas y la barriga, lo odian”.
Acariciar a unas mascotas también puede ser una buena forma de alcanzar la serenidad
La importancia de los rascadores y el juego. Para evitar problemas de comportamiento y mantener su bienestar, el etólogo recomienda proporcionar rascadores y juguetes que estimulen su instinto de caza. Además, sugiere optar por opciones caseras sencillas, como tubos de cartón rellenos de premios, que fomentan la actividad física y mental.
“Este tipo de juegos refuerza su autoestima, les hace pensar y les estimula mucho. Además, pueden hacerlo solos, sin depender del tutor”, explica.
Cada gato tiene su personalidad
Respecto a si es posible educar a un gato para que sea más cariñoso, Díaz reconoce que hasta cierto punto se puede habituar poco a poco mediante juegos y premios, pero siempre respetando su carácter: “No vas a convertir un gato arisco en, de repente, el gato más mimoso del mundo. Cada uno tiene su personalidad”.
