Manuel Hidalgo, profesor de economía, se echa las manos a la cabeza por el bajo nivel educativo de los alumnos en España: “Te hacen preguntas que, literalmente, me sorprendería de niños de 10 años”

EDUCACIÓN

El maestro denuncia en sus redes sociales la actitud de los estudiantes, pese a las facilidades que tienen por parte del profesorado

Alumnos realizando un examen

Alumnos realizando un examen

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Pese a que las cifras generales apuntan a una alta tasa de rendimiento académico en las universidades españolas, lo cierto es que no todos los casos siguen esa tendencia. Existen excepciones que evidencian resultados decepcionantes, muchas veces asociados a factores como la falta de compromiso por parte del alumnado o un bajo desempeño en las evaluaciones periódicas.

Manuel Hidalgo, profesor de Economía aplicada en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, ha denunciado públicamente el pasotismo generalizado de los estudiantes: “Las sensaciones son muy malas”, empieza diciendo en una publicación en la red social X, que se ha hecho viral.

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Caída en picado de la actitud. Hidalgo cuenta que su grupo de profesores ha comprobado una caída en picado de la actiud del alumno medio en la universidad: “Digo medio porque hay excepciones”, matiza. 

Facilidades. Economía aplicada es una asignatura larga y densa. Por este motivo, Hidalgo y el resto de profesores se esfuerzan para hacerla más llevadera. Cada semana preparan test que no son evaluables pero que sirven para subir nota y eliminar materia: “Así no dejan la asignatura para el último día y la van llevando más fácilmente”, explica. El profesor también explica que se cuelgan podcasts para que los alumnos puedan seguir la asignatura incluso desde el gimnasio.

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Estudiantes de universidad

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Resultado decepcionante. Pese a todos los esfuerzos el profesorado se siente decepcionado con el resultado: “Este año la mayoría no ha eliminado materia porque no estudiaban para los controles. Muchos no toman apuntes, se limitan a escuchar y muchos, con portátiles abiertos, dedican las dos horas de clase a hacer otras cosas”, explica.

Sorpresa. Hidalgo pone algunos ejemplos de las situaciones que ha vivido a lo largo del curso: “Me preguntan días antes de los exámenes que no saben por dónde estudiar. Cuando les dices que si tienen apuntes de clase, te dicen que no. En el examen, no comprenden algunas palabras o te hacen preguntas que, literalmente, me sorprendería de niños de 10 años...”, relata con asombro.

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Una joven estudiando en casa 

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Desánimo. El profesor comparte con el resto de profesores una sensación de desazón: “Mucho trabajo para captar interés y ganas y no hay resultado visible. Y me cuentan que es generalizado para casi todos los colegas de la profesión. No sé cuál es la solución. La verdad”, relata.

Esperanza. Hidalgo explica que en cada grupo de 60 alumnos, siempre hay uno que destaca, que se esfuerza y obtiene resultados: “Lo mismo el año que viene vuelve una nueva hornada más capaz”, termina diciendo.

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