Finlandia sigue siendo un referente educativo mundial, no solo por sus resultados académicos, sino por su enfoque centrado en la equidad, el bienestar y la confianza en los docentes. Allí, los maestros gozan de alta formación y respeto social, y los estudiantes aprenden en un entorno que combina conocimiento, creatividad y tiempo para jugar y descansar. Este modelo demuestra que la educación de calidad no depende de la presión ni de los exámenes, sino de cultivar la confianza y el equilibrio.
Anna Matea es una española que reside en Finlandia y que, en uno de los vídeos de su canal de TikTok, ha destacado una costumbre que se realiza durante el primer día de clase.

Niños en una escuela de primaria de Vaasa (Finlandia)
“Llegar a un lugar nuevo y tener ya esa comunidad es impagable”
Adaptación. La joven explica que al comenzar preescolar, los niños pequeños reciben la ayuda de padrinos o madrinas. Se trata de alumnos de quinto curso que acompañan a los recién llegados para facilitar su adaptación a la vida escolar: “Esto no quiere decir que los más mayores vayan a estar con ellos en clase y les van a enseñar. Para nada. Es básicamente una manera de crear lazos entre los niños, los ayudan a socializar con el resto de alumnos”, comenta.

Estudiantes de una escuela en Helsinki
Sentimiento de comunidad. Gracias a este vínculo se forma una comunidad fuerte dentro de la escuela y se fomenta un ambiente de compañerismo independiente de la edad de los alumnos: “Nuestra escuela es muy pequeña y de esta manera se crea un lazo y una sensación de comunidad muy muy fuerte, de respeto y de que nadie es más o menos por ser más mayor o más pequeño. Todos los alumnos son iguales, todos tienen derecho a lo mismo”, destaca.
Vínculo. Anna cuenta que el vínculo que se crea es tan fuerte que cuando los más mayores abandonan el colegio siguen siendo amigos de los más pequeños fuera de clase: “Continúan siendo amigos, con todos esos años de diferencia”, termina diciendo.