Hèctor Parra ha abierto una ventana a Joan Miró por medio de sus Constelaciones, y a ella se están asomando algunas de las principales instituciones musicales europeas. L’Auditori de Barcelona,la sala para la que compuso las originales 23 pequeñas piezas para piano a cuatro manos y actor , ha sido el primero en proponerle orquestar un par de ellas. Un par que ayer lucieron en el Festival de Pascua de Aix-en-Provence, al final de la gira francesa de la OBC, con todo el peso de la experiencia mironiana del compositor barcelonés.
“Es interesante interpretar Parra –comentaba la violinista de la orquesta Eugènia Ostas–, exploras nuevas sonoridades que generan sensaciones y emociones desconocidas”. Hasta el propio compositor, que es una institución en Francia, se sorprende al oír sus Deux constellations pour orchestre d’après Joan Miró. “¡Son durísimas!”, dice después de la sublime sesión de afilados cuchillos sonoros que atiende el público en Aix.
Antes de adelantar las obras de reforma, el Pompidou preveía una curiosa instalación con el ‘Tríptico Azul’
Ahora es la Elbphilharmonie de Hamburgo la que quiere para su orquesta otras tres de esas Constelaciones que definen, de algún modo, la huida de Miró del avance del nazismo en Francia y la reclusión del pintor de vuelta a una España de Franco. Parra las terminó hace un mes y el estreno mundial será en noviembre, dentro de la temporada de la prestigiosa sala alemana que, curiosamente, coincidirá casi con la Semana Catalana que ha organizado con artistas como Sílvia Pérez Cruz o la propia Simfònica de Barcelona.
El compositor Hèctor Parra en 2020, en la Fundació Miró de Barcelona, cuando investigaba su obra para desarrollar un poema musical
“En la Elb interpretarán las cinco Constelaciones que he orquestado hasta ahora, las tres de su encargo y las dos que ha estrenado la OBC”, cuenta el artista camino de la cálida Aix-en-provence, cuyo Festival de Pascua mima como director artístico Renaud Capuçon, el violinista que será, por cierto, solista de la OBC en el Concertgebow de Ámsterdam en julio, tocando la Sonata núm.2 de Ravel.
Hasta en el Congo conocen a Miró. Su animismo intrínseco, su manera de percibir el alma de las cosas, la vida y la fuerza es bantú. Miró era un poco bantú”
El mundo musical le pide, por favor, a Parra que continúe el proyecto de Miró. “Me he dado cuenta que es el más universal de los catalanes. A todo el mundo le encanta, en Alemania, Polonia… ¡en el Congo conocen a Miró! No fue el arte africano lo que más le interesó a él, pero creo que su animismo intrínseco, su manera de percibir el alma de las cosas, la vida y la fuerza son bantú. Miró era un poco bantú”, considera el compositor. Y sabe de qué habla, pues él mismo visitó la República del Congo para llevar a cabo, con Milo Rau, la reciente ópera Justice para el Grand Théâtre de Gèneve.
La cosa no acaba aquí: este junio verá la luz en París -además de su constelación L’etoile matinale para cuarteto de trompeta, oboe, piano y contrabajo- un trabajo compositivo/cuántico sobre el Tríptico azul, obra que Miró realizaba en los años 60. “Un Miró ya distinto, liberado, maduro, que vive en el Mediterráneo y que ha encontrado la paz interior y se acera a Oriente y Japón con la caligrafía, los jardines… Para mí, representa la vida –prosigue Parra–: el primero es intrauterino, con un pequeño corazón potente; los otros dos, la madurez y la muerte”.
Hector Parra con sus apuntes para la composición de las 23 constelaciones de Miró, en el año 2020 de pandemia
El proyecto surgió como una instalación en la Sala Azul del Pompidou: el visitante llevaría auriculares con la música de Parra, ese Concierto para trompeta, orquesta y electrónica, que se alteraría con el impacto de los cuadros en la mirada del espectador. Pero al adelantarse las obras de reforma del Pompidou solo podrá estrenarse en concierto en la Cité de la Musique, como parte del festival del IRCAM. No en vano Pierre Boulez, su fundador y de quien se cumple este año el centenario, admiraba mucho a Miró.
Miró era de los artistas plásticos más apasionados por la música contemporánea, se carteaba con Boulez con admiración mutua”
“Se carteaban con admiración mutua, sobre todo de Boulez hacia el pintor –prosigue Parra–. Le hizo incluso un cartel cuando el Ensemble Intercontemporain aún no se llamaba así. Miró era de los artistas plásticos más apasionados por la música contemporánea. Sus Constelaciones surgían con Bach y de la relación de las resonancias de la catedral de Palma con la música y las estrellas, sí, pero el artista colaboró incluso en performances con compositores jóvenes de la época. Planificó algo con Stockhausen, por ejemplo”.
Recuperar a Miró tiene todo el sentido, concluye el compositor, que no descarta dedicarse a la pintura si en un momento dado siente que no tiene nada más que decir en la música. “Miró es de las personalidades más sensibles, inspiró a muchos músicos de la época. A mí me inspira su impactante honestidad en el tratamiento de sus cuadros. No te ahorra nada del ser humano. Su sufrimiento interno hizo que fuera profundamente lírico y consciente. Era una persona atormentada detrás de cuyos vivos colores se esconden los monstruos internos. Él culmina el surrealismo pictórico de los años 20 y 30 y abre la puerta al expresionismo abstracto de Pollock en los 50. Está en el tuétano del s. XX”.


