El escritor y dramaturgo Arthur Schnitzler publicó en 1924 la novela La señorita Elsa , una crítica a las convenciones burguesas de la época en la línea de la literatura de Edith Wharton o Stefan Zweig. La Elsa del título era una niña frívola y bien que pasaba el verano previo a la Primera Guerra Mundial en San Martino di Castrozza, uno de los lugares de veraneo más populares de la época.

Pedro Casablanc y Ester Expósito en una imagen de ‘El talento’ (LV)
Elsa va de fiesta en fiesta y disfruta de su juventud y de su vida regalada cuando una noticia inesperada cambia su destino: su padre está en la ruina por culpa de las deudas de juego. La única opción que tiene la familia para esquivar la pobreza es que Elsa ceda a las pretensiones de un rico amigo de su padre que está dispuesto a saldar todas las deudas a cambio de ver a la chica desnuda.
Elsa es una estudiante de violonchelo que está a punto de ingresar en el mejor conservatorio del mundo
Fernando León de Aranoa y Polo Menárguez han adaptado la novela de Schnitzler a los tiempos modernos y la han llevado al cine. Menárguez dirige El talento , que cuenta con las interpretaciones de Ester Expósito en el papel de Elsa y de Pedro Casablanc en el del poco generoso amigo de la familia.
En esta ocasión, la acción se sitúa en los tiempos actuales. Elsa es una estudiante de violonchelo que está a punto de ingresar en el mejor conservatorio del mundo para seguir su carrera. Antes de hacer una importante prueba de admisión en esa escuela, acude a la fiesta de cumpleaños de su mejor amiga, Idoia.
Las familias de ambas chicas son inseparable y también muy ricas. El padre de Idoia y padrino de Elsa, Ignacio, ha alquilado un impresionante castillo para agasajar a los invitados de su hija. La fiesta es un éxito hasta que Elsa recibe una carta de su madre donde le cuenta que su padre está arruinado y le pide que hable con Ignacio pues es la única persona que puede sacarles del atolladero...

Ester Expósito en el rodaje de 'El talento'
El talento es una crítica a la frivolidad de las clases altas que está tan vigente ahora como en 1924 cuando Schnitzler escribió la novela. Sin embargo, hay cosas que sí han cambiado en estos último siglo y el guion que firman León de Aranoa y Menárguez queda un tanto anquilosado al plantear como eje central de la trama una situación que podía ser escandalosa a principios del siglo XX, pero que hoy ya no impresiona a nadie.