Thomas Ostermeier: “Como en la vida, el 95% del teatro es porquería”

Festival de Girona

El director alemán lleva a Temporada Alta su mítico montaje de ‘Hamlet’ del 2008

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Rueda de prensa de Thomas Ostermeier, director de escena.

El director de escena alemán Thomas Ostermeier a su llegada a Barcelona 

Mané Espinosa

Con siete montajes presentados en Temporada Alta desde el 2004, el director de escena alemán Thomas Ostermeier no es un desconocido del festival gerundense. Pero este sábado y domingo llega el epítome de su carrera, su mítico montaje de Hamlet, protagonizado por Lars Eidinger. El director de Temporada Alta, Narcís Puig, considera este espectáculo “el Hamlet de referencia del siglo XXI”. Puig no puede ocultar su alegría porque, después de muchos años de intentos, finalmente se han podido cuadrar agendas con el protagonista.

Un protagonista que “está dispuesto a interpretar el papel de Hamlet hasta que se muera”, declara Ostermeier, recién llegado a Barcelona. Como han pasado muchos años desde su estreno en el 2008, “hemos cambiado muchas escenas y, además, en cada función Lars modifica cosas sin pedirme permiso”, declara sin parecer ofendido. “Para mí la función de Girona también será una sorpresa. Ya hemos hecho casi 500 funciones juntos. Su cuerpo está impregnado de Hamlet”.

Desde el 2008, hemos cambiado muchas escenas y, además, en cada función Lars modifica cosas sin pedirme permiso

Thomas Ostermeier

“Estoy algo sorprendido de que se pueda ver este Hamlet como un referente europeo, porque yo soy bastante de la vieja escuela. Me gusta descubrir cosas nuevas, excavar en el significado del texto. Es como un cubo de cristal en el que puedes mirar a través de cualquier cara. En cada perspectiva, la escena es completamente distinta, pero siempre presenta un retrato realista entre los personajes”, manifiesta.

“Aún continúo intentando entender a Shakespeare. Su belleza es que no te da ningún mensaje. Te muestra un abismo, el de la condición humana, un pellizco de la humanidad. Y hoy la humanidad se encuentra en un abismo, vive una tragedia”, añade.

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En cuanto a cómo concibió el montaje, declara: “No sé muy bien cómo llegamos aquí. La primera versión duraba seis horas y corté dos. Los actores se enfadaron porque les quitaba escenas, y discutía mucho con ellos. Pero en ningún momento pensé que podríamos llegar más allá de los dos años, porque es un espectáculo muy caótico. Supongo que ahí reside la belleza de Hamlet. Para mi es obvio que Ofelia ha de ser interpretada por la misma actriz que hace de Gertrudis. Y para ello el público ha de ir predispuesto a verla”.

Ostermeier afirma que, con el teatro, mantiene una relación de amor-odio: “Los actores hoy aún cortan el aire con los brazos, como ya les recriminaba Shakespeare. Son 400 años cortando el aire y dándose golpes en el pecho. Y en el teatro alemán todos gritan. Con mis casi dos metros, no quepo en los asientos, es una tortura física. Por eso no voy al teatro, porque sufro. Pero el teatro es lo que te da más libertad, lo que puedes hacer es lo que más se acerca a la vida. Como en la vida, el 95% es porquería. Solo el 5%, o quizá el 2%, es belleza. Pero a pesar de ello amo el teatro”. Y concluye: “Ahora soy más conservador, disfruto la vida burguesa, y no me avergüenzo”.

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