Una joven sube una foto a Instagram. “Casi tan delulu como Amélie”, escribe. Se refiere a Amélie Poulain, la parisina a la que dio vida Audrey Tautou en 2001 en el filme de Jean-Pierre Jeunet. Algunos usuarios le aplauden; otros, le preguntan: “¿Delulu? ¿A qué te refieres?”. Ella contesta: “Soy fantasiosa”. La protagonista de esta historia lo es pues, ante las dificultades para adaptarse al mundo que la rodea, decide crearse una realidad paralela que le ayuda a digerir todo mejor. “En un mundo tan muerto, Amélie prefiere soñar”. Una frase que ha pasado a la historia del cine.
Como Amélie, son muchos los que hoy tratan de abstraerse inventando un nuevo mundo. Especialmente los de la generación Z, nacidos entre 1995 y el 2000, pues acostumbran a estar más precarios en el ámbito laboral y tienen serias dificultades para acceder a una vivienda. Tiene sentido entonces que sean quienes hayan popularizado este palabro que proviene del inglés, delusional, y que significa delirio. “No pasa nada” –dicen muchos ante un escenario tan poco esperanzador–, “delulu is the new solulu”. Es decir, el delirio es la solución.
El 'delulu' es una conciencia falsa que está ligada de algún modo al capitalismo”
Por moderno que suene este mantra, la cultura hace ya tiempo que lo explora, como demuestran filmes como Amélie. Lo que sucede ahora es que el interés es renovado por las múltiples crisis sociales, económicas y políticas que sufre el mundo, con especial fuerza tras la pandemia. Consciente de ello, el festival Barcelona Pensa, que organiza desde 2014 la Facultat de Filosofia, le dedicó hace unos días al delulu una ponencia.
“Se trata de una conciencia falsa que está ligada de algún modo al capitalismo”, expuso Xavier Bosch, que lideró la mesa junto a los también filósofos Ricard Munné y Adrià Porta. “Como no confío en que este mundo vaya a cambiar, me centro en técnicas individuales que me ayuden a soportarlo mejor”. Los expertos recordaron que el vocablo, aunque sea ahora cuando se haya colado en la jerga de internet, nació en Corea del Sur en 2014, en el contexto cultural, pues así se llamaba de forma despectiva a los ídolos del K-Pop que se acababan convenciendo a sí mismos de que salían con sus cantantes favoritos. “No es casualidad que todo empezara en uno de los países que tiene la jornada laboral más larga del mundo, con 52 horas”.
El término 'delulu' nació con el K-Pop en Corea del Sur
Hace años que delulu dejó de ser un insulto para convertirse en un orgullo. La cultura consiguió lo primero y, más tarde, lo segundo. La propia Rosalía, por ejemplo, es una de las responsables de dignificarlo y que cambien las tornas, pues afirma ser una de las predicadoras de esta filosofía en uno de los versos de su nuevo tema Novia Robot (Tengo actitud/ Soy la diva, soy delulu…). El creador de contenidos Frankie Piza va mucho más allá pues, tal y como reflexiona en una de sus críticas musicales, en su nuevo disco, la artista “se purifica” y promueve “un estado de distracción de la propia realidad. Para muchas personas, Lux está comportándose como una forma de aislarse del presente tras un brillo cegador”, y adapta el lema, con un guiño a su nuevo álbum, aunque planteado con una interrogación: DeluLUX is the SoluLUX?
Rosalía se define a sí misma como 'delulu' y reivindica el término en sus canciones
Taylor Swift es otra de las reinas delulu. Sus fans la llaman así, en tono humorístico, no porque ella como persona lo sea, sino por su faceta artística, pues tiende a crear universos narrativos complejos en sus álbumes, con temas como You belong with me, onde se imagina que la persona que le gusta debería estar con ella aunque él esté con otra; o Mastermind, que juega con la idea de que manipuló el destino para lograr que alguien se enamorara de ella. Además, induce a sus seguidores al delirio con lo que su comunidad ha bautizado como easter eggs (huevos de pascua), que no son más que pistas ocultas en su música, videoclips y redes sociales que suelen estar relacionadas con su trabajo profesional y que pueden insinuar nuevos proyectos, títulos de álbumes o el significado de las canciones.
La ópera –prosigue el musicólogo Eduardo Chávarri– también encierra a menudo “esa tendencia a construirse una realidad alternativa, especialmente en lo amoroso”. Cita a Nemorino, de L’elisir d’amore de Donizetti, pues “vive convencido de que un supuesto elixir mágico hará que Adina se enamore de él; cualquier gesto neutro lo interpreta como prueba de que la pócima funciona, de modo que su ilusión acaba teniendo más peso que la propia realidad. Algo similar ocurre con Gilda en Rigoletto de Verdi, quien idealiza al duque hasta el extremo de ignorar todas las evidencias sobre su carácter y proyecta en él una imagen completamente”.
Taylor Swift promueve la filosofía 'delulu' con sus 'easter eggs'
Igual que la música, la literatura es otro terreno en el que se mueven bien los personajes delulu. Sin ir más lejos, don Quijote de la Mancha, el héroe más conocido de la literatura española, se enmarca en esta descripción, pues el protagonista, el hidalgo Alonso Quijano, confunde la realidad con sus fantasías en el camino que emprende como caballero andante junto a su fiel escudero, Sancho Panza. Otros clásicos demuestran que el término, por más moderno que suene, lleva años campando a sus anchas en el ámbito de las letras. En el caso de enamoramientos imposibles que sus protagonistas creen reales, Antoni Martí Monterde, profesor de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universitat de Barcelona, menciona dos: los de Madame Bovary y Ana Karenina. Mientras en la primera la protagonista se alimenta de ilusiones románticas idealistas y se esmera en llevar una vida de novela, la segunda lo hace, pero de manera más compleja, menos fantasiosa y más trágica, pues idealiza el amor como salvación absoluta, ya que cree que su relación con Vronsky puede darle una felicidad total y que ese amor puede justificar cualquier sacrificio.
Don Quijote, uno de los primeros 'delulu' de la literatura
Un caso a la inversa, protagonizado por un hombre, es el de Humbert, un profesor de poesía francesa divorciado que se obsesiona por Dolores Haze, una niña de doce años apodada Lolita y que protagoniza la novela homónima de Vladímir Nabokov. “Lolita es el caso extremo y el más conocido, pero muchas de las novelas de Nabokov son delulu ya que casi toda su obra tiene que ver con alguien obsesionado con algo que cree que todo gira a su alrededor. En Ada o el ardor, hay dos familiares que comentan que su pasión es reescribir su propia vida mientras la están viviendo; o en su primera novela, María, aparece un hombre obsesionado con una mujer a la que perdió y todas las mujeres que va viendo tienen ese mismo rostro. Creo, de hecho, que ese es el mayor delulu de la vida, cuando hemos perdido a alguien y enloquecemos. Una gran pérdida requiere una gran ficción que la sustituya y eso nos lleva a generar esa ficción loca”.
Fotograma de 'Lolita', película dirigida por Stanley Kubrick en 1962, adaptación de la novela de Nabokov
La más reciente propuesta de Carla Nyman, Tener la carne (Reservoir Books) también es delulu, según asegura su propia autora. Este delirante thriller ambientado en la costa de Almería pone el foco en una madre y una hija que han cometido un crimen y que están dispuestas a confesarlo. Llaman insistentemente al juez que tal vez podría instruir su caso, pero este no contesta. El delirio empieza cuando pasean el cadáver en una silla de ruedas mientras toman el sol y beben cócteles. “Mis protagonistas, que en su mayoría son mujeres, son cuerpos que no aceptan la narración hegemónica, sino que la perturban”, confiesa la autora a Guyana Guardian, que además de en la novela, también explora el concepto en Hydra, el proyecto escénico en el que trabaja actualmente en la Real Academia de España en Roma con el que recurre a una historia del siglo XIX, la del hospital parisino de la Salpêtrière, donde el neurólogo Jean-Martin Charcot definió la histeria.
En el cine también abundan los ejemplos. Uno de los más recientes se halla en la comedia infantil Del Revés 2, que se centra en las emociones –Alegría, Tristeza, Miedo, Asco, Ira, Ansiedad... – de la joven Riley Andersen a sus 13 años. Precisamente es de esta película uno de los fragmentos que más se ha viralizado en TikTok para explicar el delulu. Lo protagoniza Alegría, a quien da voz la actriz de doblaje Mar Bordallo. “¿Que estoy delulu? ¡Pues claro que estoy delulu! ¿Sabéis lo difícil que es mantener el optimismo cuando lo único que hacéis es quejaros?”, se queja el personaje.
Ivan García, profesor de Historia del cine en la Facultat de Comunicació Blanquerna añade otros ejemplos, como La vida secreta de Walter Mitty, “un personaje que está atrapado en una realidad gris y que, para evadirse, se imagina que vive múltiples aventuras” o El invisible Harvey, “donde James Stewart aparece siempre acompañado de un consejo gigante. Un animal que solo ve él”. Luego está El club de la lucha, el filme de David Fincher, donde un joven hastiado de su monótona vida funda un club secreto de lucha donde poder descargar sus frustraciones y su ira. “Estamos más acostumbrados a percibir el delulu en formato comedia y, a veces, cuesta verlo desde un enfoque más duro. Pero el delirio estaba y sigue estando en todas partes”, concluye.
