El Museo del Louvre no ha abierto sus puertas este lunes debido a una huelga del personal en protesta por los graves déficits de seguridad y de mantenimiento. Centenares de visitantes con entradas reservadas se han encontrado con carteles advirtiéndoles de la situación.
No está claro, sin embargo, si la huelga se mantendrá con carácter total o el museo abrirá una parte de sus salas. Una asamblea de los empleados está reunida para decidirlo.
El hartazgo de quienes trabajan en el Louvre viene de lejos. Ya habían alertado hace tiempo de los problemas. Los hechos les dieron la razón, de modo espectacular, con el rocambolesco robo de las joyas históricas de la sala Apolo, el pasado 19 de octubre. Pese a haberse detenido a los presuntos autores materiales, el botín, valorado en 88 millones de euros, no ha sido hallado.
Semanas después del robo hubo de cerrarse una galería por peligro de derrumbe del techo. A finales de noviembre se produjo un escape de agua en la biblioteca que alberga documentos y revistas de egiptología, provocando daños importantes en varios centenares de publicaciones. De nuevo se trató de un incidente sobre el que se había advertido.
La precariedad de una de las instituciones culturales más importantes del mundo ha puesto en el disparadero a la presidenta del museo, Laurence des Cars, a quien Macron ha mantenido en su puesto pese a haber presentado la dimisión, y también a la ministra de Cultura, Rachida Dati, candidata in péctore a la alcaldía de París de una alianza entre el centro y la derecha en las elecciones municipales del próximo marzo.
