Te receto... un libro. El auge de los libros “sanadores” que vienen de Asia

ESPECIAL SANT JORDI/REPORTAJE LITERARIO

Te receto... un libro. El auge de los libros “sanadores” que vienen de Asia

El gato recibe a los lectores a la manera de un Maneki-Neko desde la portada de los libros “sanadores” que vienen de Japón, y ahora también de Corea. Maneki-Neko significa literalmente “el gato que invita a pasar” y la figurita, tan popularizada desde los bazares asiáticos, promete con su pata levantada prosperidad en la vida y en los negocios. Ahora también en el bienestar personal. Fíjense en las publicaciones que aparecen en estas páginas, en prácticamente todas ellas encontramos a un felino, y en la contraportada, leyendas similares: “nunca es tarde para cambiar”, “empezar de nuevo”, “aprender a encontrar la paz interior”, “sentirse vivo”.

Todos los títulos aquí consignados han sido publicados en el último año y la mayoría en los últimos meses y representan una muestra de los muchos llegados a nuestro país, y no solo a él. Hace años que la literatura asiática, en especial la japonesa, ocupa un lugar preferente dentro del interés de los lectores, y por extensión, de las editoriales, pero el fenómeno de los healing books , la ficción curativa, como se la ha denominado, es más reciente, hasta el 2021-2022 no llegó a los mercados occidentales, 

Pero cuando lo ha hecho ha sido a lo grande, tanto en Europa como en EE.UU., lo que viene a decir que hay algo en nosotros que no funciona como debería y que estos libros, repletos de cafés humeantes y segundas oportunidades, se han convertido en una especie de consuelo espiritual para miles de personas, ya que tratan de situaciones con las que muchos se pueden identificar y realizar una catarsis.

⁄ Muchos de estos títulos consisten en capítulos independientes que suceden en el mismo lugar, un café o una librería, un restaurante o una tienda

En esencia, la ficción curativa consiste en una historia o una serie de narraciones muchas veces independientes pero de alguna forma enlazadas a partir de un elemento común, que suele ser el lugar en el que suceden, lugares digamos amables, como librerías, bibliotecas, cafés, tiendas, restaurantes, talleres de cerámica o, incluso, lavanderías. Allí los protagonistas tienen ocasión de enfrentarse a sus problemas presentes y a situaciones de su pasado mal resueltas y reconciliarse con ellas, pero también rememorar momentos de dicha, volver, por ejemplo, a saborear una comida que nos retrotrae a situaciones vividas con personas queridas, o a nuestra infancia. La magdalena de Proust adaptada a los gustos de este siglo.

La comida es justamente el hilo conductor de varios títulos, como La comida de los recuerdos, de Yuta Takahashi (Plata), en la que se obra el milagro de reunirse por última vez con un ser querido fallecido mientras se degusta un kagezen , la comida conmemorativa en honor del difunto. También es el hilo de La cocina de los libros, de Kim Jee-Hye, y también en Plat , donde una joven recomienda en su cafetería libros y platos que alivien el es­píritu de sus clientes. 

Pero el gran éxito en este apartado ha sido Los misterios de la taberna Kamogawa / Els misteris de la cuina Kamogawa , de Hisashi Kashiwai (Salamandra / La Magrana), que va por la cuarta edición y dos títulos más, Las deliciosas historias de la taberna Kamogawa / Les delicioses històries de Kamogawa y el próximo Las recetas perdidas de la taberna Kamogawa / Les receptes perdudes dels Kamogawa.

Por su ambición literaria y gastronómica, y sobre todo su intención, no se ajusta al género, pero sí encaja dentro de esta búsqueda de resoluciones a conflictos internos y del pasado, y a la estructura de los libros. La taberna, ubicada en un lugar de difícil acceso, está regentada por el viudo Nagare y su hija Koishi, y a ella acuden personas en busca de aquel sabor que no consiguen volver a encontrar, porque lo que buscan en realidad es revivir lo que sucedía alrededor de aquel plato.

Los dueños de la taberna se afanan en buscar los ingredientes exactos y, cual doctores House de los fogones, visitan los lugares que frecuentaban los clientes y se informan de dónde procedían los proveedores, y hasta del agua en que se cocinaban los alimentos. Gracias a ello, Nobuko podrá saborear el estofado que compartió décadas atrás con la muchacha de la que estaba enamorado y comprender las razones por las que fue rechazado, cerrando así la herida.

“En estos libros el pasado no se borra, más bien se mira con otros ojos”, explica a Cultura/s Inés Planells, editora de Ficción Internacional de Planeta. Su grupo ha apostado fuerte por esta versión asiática del feelgood : acaban de crear, el pasado febrero, la editorial Neko, “especializada en bienestar oriental”, con guías prácticas y ensayos sobre espiritualidad, salud, crecimiento personal y estilo de vida, pero también ficción curativa, “un género que invita a la introspección y la sanación a través de la literatura”, nos cuenta Haruka Nomura, editora de Neko Books.

Entre sus primeros lanzamientos figura La tienda de los deseos, de Hiyoko Kurisu, que como sucede en otros títulos, se desarrolla en un establecimiento que sólo algunas personas pueden encontrar. Kogetsu es el propietario de la confitería Kohaku, situada “en un lugar olvidado donde viven seres perdidos como yo”. Esos “seres perdidos” reciben unas golosinas mágicas gracias a las cuales podrán mejorar sus circunstancias personales. Por cierto, en la novela no aparece un gato (Neko significa gato, y su elección como nombre de la editorial es deliberada), pero sí un zorro, una figura tradicional muy presente en el folklore japonés.

Tradicionales son, en el Japón contemporáneo, los productos culturales curativos, los iyashikei . Se trata de narraciones que contienen una atmósfera acogedora y presentan dramas cotidianos que se desarrollan a ritmo pausado. Pueden presentarse en formatos clásicos, pero también en anime o manga. Han adquirido igualmente popularidad en formatos audiovisuales, un ejemplo que suele citarse es la película Servicio de Entregas de Kiki, salida en 1989 del ahora tan memetizado Studio Ghibli. 

Y por supuesto se relaciona con el fenómeno cute, los objetos lindos, bonitos, llegados a Occidente también desde Japón. Según un estudio publicado por Mike Fu en The Japan Times , el fenómeno contemporáneo iyashikei tiene sus raíces en la década de 1990, como reacción al gran terremoto de 1995 y los ataques con gas sarín. Pero también al ambiente de competitividad, jerarquías y largas horas de actividad laboral. Todo ello lo tenemos aquí, no es extraño que también suframos un estrés que intentamos paliar con palabras sanadoras, además de lindos gatitos.

¿Pero es trasladable a las sociedades occidentales una estrategia tan propia del mundo oriental? Para Inés Planells, de Planeta, sucede justo lo contrario: “Para el lector se convierte en una parte importante del encanto de la novela. Porque esto nos ofrece otra manera de mirar los mismos problemas que enfrentamos todos, independientemente de dónde seamos. Y al ofrecernos esta mirada diferente, lo que hace es abrirnos una ventanita a otra forma de estar en el mundo. Por otro lado, es también una manera de viajar a países que a muchos nos quedan lejos y de los que queremos saber más”.

/Los protagonistas se enfrentan a sus conflictos y los resuelven, provocando con ello una catarsis en el lector

De la misma opinión es Leo Teti, director editorial de Urano World: “La forma que tienen las sociedades orientales de abordar cuestiones como la pérdida o los problemas de la vida cotidiana es bastante distinta a la nuestra, lo que nos permite tratar asuntos dolorosos desde una perspectiva diferente. Además, estos libros se caracterizan por su ritmo pausado y su meticulosa atención a los detalles de la vida diaria, destacando lo mundano, algo que en la ficción occidental muchas veces queda en segundo plano, porque tenemos novelas vertiginosas, donde hay una escena de acción tras otra”.

Plata, el sello de ficción literaria del grupo Urano, dedica un espacio significativo a este género en su catálogo; en los últimos meses ha publicado Historias del taller de cerámica Soyo, de Yeon Somin, La cocina de los libros de Soyangri, de Kim Jee-Hye, Mis días en la librería Morisaki y su continuación Una velada en la librería Morisaki, de Satoshi Yagisawa, quien también ha publicado Els meus dies al cafè Torunka (Navona, que publica los libros de Yagisawa en catalán), y La lavandería de almas de Marigold, cuya autora, Jugeun Yun, es coreana, representante de la nueva ola de autores confort procedente de aquel país. 

La premisa de estas historias no puede ser más elocuente: un establecimiento, mágico por supuesto, que se dedica a quitar todas las manchas que acumulamos dentro de nosotros a lo largo de nuestras vidas.

/En la mayoría de las portadas encontramos un gato, aunque luego no aparezcan en la narración, tal es su popularidad

De Corea llega también Bienvenidos a la librería Hyunam-Dong, de Hwang Bo-Reum (Espasa). Su premisa es igualmente directa: la joven Yeongju se rebela contra el destino que tiene previsto para ella y abre una librería, “donde las almas heridas buscan refugio”. Librerías y bibliotecas son el escenario de varios de estos títulos, como La librería de las ilusiones, de la también coreana Seo Rim So (Newton Compton) , La biblioteca de los nuevos comienzos (otro título-definición) de Michiko Aoyama (Planeta), y La librera de Tokio de Nanako Hanada (Tendencias), que a diferencia de los anteriores recurre menos a la magia y más a las redes sociales. 

En contraste, Los milagros de Namiya de Keigo Higashino (Quaterni) juega con el realismo mágico: tres ladrones se refugian en una tienda en cuyo buzón se han depositado a lo largo del tiempo preguntas dirigidas al propietario.

La editorial Quaterni se especializa en literatura asiática, pero prácticamente todas las editoriales cuentan con títulos healing . Plaza & Janés tiene en la serie de Toshikazu Kawaguchi Antes de que se enfríe el café, de la que se acaba de publicar la cuarta entrega, un superventas, y no es para menos: los clientes del café pueden reencontrarse con un ser querido fallecido durante el tiempo en que tarda su café en enfriarse. Con más de un millón de ejemplares vendidos en el mundo desde su primera publicación en Japón en el 2015 y convertida en un fenómeno en TikTok, está claro que nuestra manera de encarar el duelo, el consuelo y la muerte no está bien resuelta.

La muerte también está presente en El pequeño estudio de los recuerdos perdido / El petit estudi dels records perduts de Sanaka Hiiragi (Grijalbo / La Campana), con su tienda de fotografía en el más allá, y en La cabina de los últimos pensamientos, de la coreana Suyeon Lee, que Plata publicará en junio: “¿Y si pudieras escuchar los últimos pensamientos de alguien que haya abandonado este mundo?”, en la misma línea má­gico-confortadora.

En un oscuro callejón de Kioto se esconde la clínica Kokoro, que como la tiendas y los restaurantes mágicos, sólo resulta visible para algunas personas. Si consiguen entrar en ellas, saldrán con una medicina un tanto inusual: un gato. Te receto un gato / Li receptaré un gat de Syou Ishida (Planeta / Columna), que se ajusta canónicamente a las características del género: historias cortas e independientes con el denominador común del lugar, y del gato que acabará sanando su malestar interior. 

Antes de esta publicación los gatos ya se habían hecho un lugar en la literatura japonesa: en el 2014 Alfaguara publicó El gato que venia del cielo , de Takashi Hiraide, una novela de gran calidad literaria que se convirtió en éxito internacional, al igual que El gato que decía adiós y Crónicas del gato viajero de Hiro Arikawa (Lumen), también muy alabados por crítica y público.

Y a partir de ahí, muchos gatos, como El gato que cuidaba las bibliotecas / El gat que cuidava les biblioteques, de Sosuke Natsukawa (Grijalbo / La Campana), que suma dos elementos ganadores: gatos y libros. “Los gatos representan a la perfección el mensaje y lo que nos hacen sentir estas lecturas: nada nos dice ‘baja el ritmo, respira, que todo va a ir bien’ mejor que un gato”, concluye Inés Planells.

Por eso, aunque no salgan en el interior, todos quieren su gato en portada.

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