“Buscábamos sin cesar, como un Dios en busca de la existencia del arte con la lengua fuera”. Así evoca Vicenç Altaió el espíritu de una generación cultural: la de la revuelta poética y política de los setenta. Más que una autobiografía, la historia del poeta y traficante de ideas se presenta como una memoria expandida o refractada, que habla en plural. En ello reside el valor inestimable de un relato que, si bien toma como hilo y pretexto el itinerario vital del autor, es, en realidad, un canto al alma que impulsó nuestra cultura fuera de la oscuridad y el letargo. Hoy nos llega el primer volumen de estas memorias: el que traza la historia de Altaió hasta su treintena; el que rememora y canta la eclosión del paisaje literario y artístico en Catalunya durante y después del franquismo; el que sigue y disecciona la revolución estética que se derivó de ello; el que se detiene a mediados de los ochenta, momento en el que el arte y la cultura, absorbidos por el liberalismo y la sociedad de la información, se convierten en mercancía y en un ingrediente identitario de la modernidad.
En los setenta, en una Barcelona que despierta, la policía niega el carnet de conducir al joven universitario, activista-poeta asambleario y subversivo. Nunca se lo sacó: se traslada con los demás. Convencido de que el pensamiento libre se genera fuera de las estructuras, convertido en un izquierdista sin siglas, hará de las letras y las artes una forma de política: como lector, poeta, editor, pensador, visionario y transformador de la lengua y la cultura.

Altaió (centro) con Joan Brossa y Alfons Borrell en la galería Joan Prats
⁄ Fraguó una nutritiva amistad, de un valor fundacional absoluto, con poetas como Foix, Vinyoli o Brossa
La memoria prismática de Altaió atomiza el Yo en los otros. Con la convicción de que siempre hay que estar atento al sentido de una época y de que “la vanguardia no es destrucción, sino observancia y apertura”, relata la amistad, de un valor fundacional absoluto, que fraguó antes de la mayoría de edad con poetas como Foix, Vinyoli o Brossa. Destila sus lecciones, ofrece preciosos retratos íntimos; explica, además, el valor nutritivo de esos intercambios para unos poetas ya consolidados que se entregaban, con plena voluntad, a la escucha atenta de la juventud. Paralelamente, Altaió construía un universo de afinidades electivas con sus contemporáneos, de lecturas y referentes; y, abierto al mundo, trazaba constelaciones con Europa, donde la modernidad ya imperaba.
De la poética hace política, y siempre en colectivo: es con sus afinidades electivas que organiza Gespa Price, que conquista el Espai 10 de la Fundació Miró con propuestas radicales y transdisciplinarias, que trafica ideas de un lado a otro. Convencido de que “para ser escritor de la época que te ha tocado vivir, hay que ser también editor”, y con la voluntad de vincular las nuevas voces poéticas con la vanguardia del arte, llevó la creación editorial y poética a un punto álgido sin precedentes. Dan fe de ello la colección Cristalls y tres de las revistas más rompedoras que han existido en el país: Tarot de quinze (la iniciática), Èczema (publicada en formatos/artefactos de naturaleza diversa) y Àrtics (que trasladó la poética europea de la posmodernidad. John Cage haría un dibujo para su portada). Su programa: labrar, en la cultura catalana, “una identidad ultralocal en un sistema europeo abierto”.

En el festival de poesía Gespa Price, Universitat Autònoma, mayo de 1975
⁄ Rememora y canta la eclosión del paisaje literario y artístico durante y después del franquismo
Vitales fueron sus viajes en tren por Europa, transformados en pulsión y método: se sumergió de lleno en el arte, se comprometió también con el sur de Francia, asesorando fondos de arte del eje sur. En París, a raíz de una anécdota con Antoine Laval y Derrida de fondo, nació el concepto para la serie Tràfic d’idees, la vertiente ensayística que haría germinar las ideas de Altaió en paralelo con la poesía.
La obra del poeta y traficante radica en la transdisciplinariedad: la suya es una escritura de aspectos conceptuales y artísticos que huye de la ortodoxia de las disciplinas y se afirma como un manifiesto con el gesto de publicar poesía en editoriales de arte.
El sentido histórico y programático estructuran la obra y la vida de Altaió: anota con sistematicidad citas y encuentros, planea qué libros y cuántos debe escribir, reflexiona sobre el sentido que toman y deben tomar la escritura y la edición, procurando siempre que su cometido refleje el espíritu de su tiempo.

Altaió con la actriz Rosa Novell y el artista Jordi Colomer
⁄ Vivencias y anécdotas, conviven en el libro con agudas observaciones históricas y filosóficas y bellas reflexiones
Conversaciones, vivencias, anécdotas, fragmentos de cartas, críticas de arte, libros; agudas observaciones históricas y filosóficas, bellas reflexiones sobre la obra de sus contemporáneos. Todo ello construye la historia de un colectivo que, huérfano de siglas, desde los márgenes y sin dinero de por medio, sembró el ideario para una libertad estética que floreció con plenitud.
El reconocimiento de los otros y a los otros vertebra este retrato de una época que no deja fuera a ninguno de quienes contribuyeron a sembrar luz y cambio. “Escuchar a los poetas ha sido el mejor oficio con beneficio que he tenido. He procurado que este privilegio revirtiera en la Comunidad, a la cual me debo”. La cultura debe reinventarse constantemente, pero, habida cuenta de que la vanguardia es observancia y apertura, es necesario enlazarnos con los maestros, escuchar, reconocer y agradecer. Hoy, agradecemos a Altaió que asuma la responsabilidad poética de trasladarnos el legado de una generación que abona la nuestra.
Vicenç Altaió
El somni de la subversió
Galàxia Gutenberg. 456 páginas. 24 euros