En el fantástico filme A complete unknown, biopic de Bob Dylan estrenado en el 2024 y centrado en los primeros años de la carrera del músico estadounidense, gran exponente del folk del siglo pasado, se pueden visualizar las consecuencias de querer dejar atrás el estilo que te ha llevado a la fama y apostar por algo totalmente distinto: lo hizo en el Newport Folk Festival de 1965, subiéndose al escenario acompañado por una banda y una propuesta mucho más eléctrica, y que le valió las críticas e incluso insultos por parte de los presentes.
Otros artistas, en cambio, se arriesgan, rompen con todo lo anterior y les sale bien la jugada. Es el caso de Rosalía, que con su Lux ha dejado atrás su pasado motomamitero y ha publicado una obra casi monástica que ha sido alabada -sí, ese es el verbo correcto- por todo el planeta. No obstante, también existen aquellos nombres que, con algunas variaciones, continúan apostando por la sonoridad que les catapultó y siguen triunfando con ella. Es el caso de los británicos Mumford & Sons y lo pudo comprobar el Palau Sant Jordi esta noche.
Sonaron hasta tres canciones de 'Prizefighter', que se publicará en febrero
Como única parada española de su actual gira y en un pabellón que rozó el lleno -ya lo visitaron en el 2019- el trío liderado por Marcus Mumford, aupado por Ted Dwane y Ben Lovett, ofreció un efectivo show de casi dos horas en el que repasaron buena parte de su discografía, desde su debut en el 2009 hasta su próximo trabajo, que verá la luz en febrero y del que dieron algunos avances. Y tanto en los momentos álgidos como en los más emotivos, hubo un denominador común: su folk, a veces fusionado con el rock, estuvo siempre presente.
Mumford & Sons al completo durante su concierto de este domingo en el Palau Sant Jordi
Tras la aplaudida actuación de The Vaccines, los teloneros que amenizaron la espera sobre todo con su éxito If you wanna, los tres protagonistas subieron puntualmente al escenario, semicircular, flanqueados por una banda con seis músicos más que iban y venían, dependiendo de lo que pidiera cada tema, y dieron comienzo a un recital dividido en tres partes: la primera, con muchos guiños al presente y al futuro de la banda.
Así se vio desde los instantes iniciales, con una fórmula que descolocó a muchos: el tema que abrió la velada fue Run together, que todavía no está disponible pues formará parte del próximo disco de la formación, Prizefighter, que saldrá el próximo febrero. Lo mismo ocurrió con Here, otro adelanto de su sexto trabajo, aunque en este caso ya llegó tras Rubber band man y Truth, ambas de este 2025, año en el que con su último disco, Rushmere, han confirmado su vuelta a sus raíces más folk, pues aunque su sonido seguía siendo muy particular, en los últimos años se atrevieron, también, con nuevos registros.
Marcus Mumford también presumió de complicidad con el público barcelonés
No obstante, en este primer acto también estuvieron presentes canciones más antiguas que son imprescindibles para entender la trayectoria de los londinenses. La festiva Little lion man, con la que empezó todo por allá el 2009, no tardó en hacer acto de presencia con la mayoría de asistentes levantados de sus asientos, al igual que Lover of the light, con Marcus Mumford en la batería, y Believe, con un Sant Jordi totalmente hipnotizado y convertido en un mar de luces. “Viva España, os queremos mucho”, dijo el cantante.
Hasta dos afortunados del público se subieron al escenario con la banda
Si el pasado viernes leyeron la previa que publicamos en el QuèFem, descubrieron que la formación pasó sus inicios visitando pequeñas salas del Reino Unido, donde se puede disfrutar más del género. Y eso mismo recrearon en el que podríamos definir como segundo tramo de la noche tanto en una pequeña tarima situada en el otro extremo de la pista como de nuevo en el escenario principal, pero solo con Marcus, Ted, Ben y un cuarto músico al banjo sustituyendo a Winston Marshall, quien dejó el grupo en el 2021, e interpretaron varios temas que fueron un claro guiño a sus primeros años.
Así estuvieron presentes Ghosts that we knew, Guiding light y White blank page, con las que quedó demostrado que son músicos de verdad. Con Ditmas, con el vocalista entre el público, y The Cave volvieron a subir pulsaciones, al igual que con la pirotecnia de Delta y The Wolf. Y mención aparte merece la canaria Marta, que se subió al pequeño escenario, hizo de traductora entre Marcus y el público, y provocó que los asistentes abuchearan amistosamente al cantante cuando dijo que “me gusta todo de España menos los futbolistas”.
Vista del visual escenario, semicircular, de Mumford & Sons en el Palau Sant Jordi
Y entonces llegó la tercera parte del show. La del gran final, que combinó pasado, presente y futuro, y que volvió a contar con un protagonista inesperado. Tras pedir silencio y recordarnos que no estamos solos con Timshel, otro afortunado, Jacob, tuvo la suerte de que Marcus viera su cartel en el que pedía si podía cantar junto a ellos I'm on fire, versión de Bruce Springsteen. Y así fue, atreviéndose a hacer las segundas voces e inmortalizando el momento con un selfie que guardará toda la vida: junto a Marcus, Ted, Ben y 17.000 personas más.
Awake my soul, otro éxito de su primer disco, y la pegadiza I will wait también aparecieron en los compases finales, que tampoco se perdieron Rushmere y Conversation with my son (gangsters & angels). Esta última, de nuevo de su álbum del 2026 y que cerró el recital de igual manera que como comenzó: con la mirada al futuro pero recordando su pasado. Una fórmula que les ha llevado al Sant Jordi en dos ocasiones y que muchos ya cuentan los días para suscribir aquello de que no hay dos sin tres.
