El Joventut de Badalona se despidió de la Liga Endesa en el segundo partido de cuartos, sin posibilidad de largar la serie tres días más. El Tenerife volvió a ser superior a los verdinegros, que tuvieron un día muy errático en el tiro, como muestra el 3 de 22 en triples, y no pudieron aprovechar el regalo inesperado de la ausencia de Marcelinho Huertas. Fue un triste adiós para Pau Ribas, que se retira.
Respiraba el Joventut cuando se enteró de que el brasileño no había viajado a Badalona por lesión, por un golpe en una pierna en el primer asalto. Era un alivio. El veterano base de 42 años, MVP de la liga regular, fue el verdugo de los verdinegros con una de las mejores exhibiciones de los playoffs de la ACB (39 puntos, 6 asistencias, 41 de valoración) y un liderazgo impagable. “Lo veo como una lástima y como algo peligroso”, sorprendía Dani Miret, el técnico de la Penya, minutos antes del duelo, en el que todavía no pudo contar con su máximo anotador, Kassius Robertson.
La ausencia de Huertas no la notó el Tenerife inicialmente refugiándose en un juego coral, con Fitipaldo de base y Kramer de escolta. Golpeó primero con un 3-7, al que replicó con furia la Penya con un 9-0 auspiciado por el acierto de Dotson (4) y Grazulis (5), que ponían la máxima ventaja (12-7) a los 5m. Pero ahí se paró el Joventut, que encajó dos parciales de 0-6, interrumpidos por una única canasta de Pustovyi, de manera que el Tenerife se ponía 5 arriba (14-19).
Dani Miret tenía que detener el crono y encontrar la manera de parar a Doornekamp, que le estaba haciendo un agujero bajo el aro (9). El Tenerife llegaba a irse de +8 al inicio del segundo cuarto (16-24) y se encendían las alarmas en el Olímpic de Badalona.
Necesitaba una reacción la Penya, que llegó a tiempo de la mano de los de antes, Dotson (5) y Grazulis (2), además de Tomic (4) que despertó. El parcial de 9-2 acercó a los verdinegros a un punto (27-28) y Txus Vidorreta tenía que pedir tiempo muerto. Fue en vano, porque la Penya iba lanzada tras enjugar la máxima desventaja. La segunda oleada llegó a través de la figura del incombustible capitán Pau Ribas, que se echó al equipo a la espalda y con 7 puntos dio la vuelta al marcador, apoyado por una defensa más intensa: el Joventut se había desacomplejado y pasaba de perder de ocho a mandar de cuatro (37-33) antes de llegar al descanso. Encogió el margen un triple de Fitipaldo (37-36), que está a años luz de un Marcelinho Huertas... pero se empeñó en que podía ser igual de bueno.
El base uruguayo, que estaba pasando bastante inadvertido en los primeros 20 minutos, se transmutó en Huertas en un tercer cuarto increíble. Cogió los galones y empezó a calentar la muñeca para anotar 15 puntos, con 4/5 triples, y llevar al Tenerife a una máxima renta de 13 puntos, el 48-61 al final de la manga. Era el elemento peligroso al que se refería Dani Miret en el prolegómeno, el factor inesperado. Fitipaldo había destrozado el sistema defensivo verdinegro. El parcial del tercer cuarto era abrumador: 13-25. En los últimos 10 minutos, la Penya tendría que levantar 11 puntos (50-61).
Apretaba el Olímpic para buscar el milagro. Arrancó el último cuarto con Tomic dando esperanzas anotando 4 puntos seguidos (54-61), Vidorreta pedía tiempo para atajar la remontada catalana y Dekker comprimía la diferencia a 5 puntos (56-61) a falta de 7 minutos. La gesta era posible... pero en mala hora se puso a fallar el Joventut. Encadenó cuatro ataques seguidos sin anotar fallando en el tiro (Dotson 2, Tomic y Postavyi), y el Tenerife acribillaba el +10 con un triple de Abromaitis (56-66) a 4m36s. Se desvanecían las esperanzas en la grada.
Dani Miret ordenó presión a toda la pista, a la desesperada, pero el Tenerife no se inmutó. Un mate de Shermadini hundía más las opciones (58-69) a falta de 2m30s. Se sentaba Pau Ribas para ganarse la ovación del Olímpic en su último partido. Fitipaldo anotaba su 23.º punto, y Abromaitis remataba con otro triple (60-76).