Stephen Curry no necesita presentación en el mundo del baloncesto. Cuatro anillos de la NBA, dos MVP y el título indiscutible de mejor tirador de la historia lo avalan. Pero lo que lo sigue haciendo único a sus 37 años no son solo los triples desde el logo, sino su meticulosa rutina fuera de la cancha.
En una entrevista reciente para Business Insider, Curry reveló cómo ha conseguido mantenerse competitivo tras más de tres lustros de carrera. Su fórmula combina recuperación activa, descanso riguroso, alimentación consciente y una vida familiar sólida. “Mi rutina incluye baños fríos, compresión, desayuno saludable y la energía que me da mi familia cada día”, afirma.
Su familia es parte activa del proceso
Desayuno a medida y entrenamiento a las 9
Su jornada comienza temprano, sobre las 7 de la mañana, con el objetivo de llevar a sus hijos al colegio y luego entrenar a las 9. En las instalaciones desayuna casi siempre lo mismo: parfait de yogur con granola y frutos rojos, huevos revueltos o tortilla con espinacas, medio gofre y, a veces, un batido de proteínas. “Tengo que obligarme a comer, mantener las calorías. Soy más de comer para vivir que de vivir para comer”, bromea.

Stephen Curry combina tecnología, hábitos saludables y tiempo en familia para mantenerse en forma a los 37 años
Durante el año hay etapas más exigentes —como los playoffs— donde Curry aprieta su dieta, pero en verano se relaja: “No hay reglas. Solo intento comer con moderación”. Cuando no está en la cancha, opta por moverse igual: largos paseos, bicicleta con los niños o caminatas en los campos de golf. “Estar al aire libre hace mucho bien al cuerpo y a la mente”.
La vida familiar también forma parte de su equilibrio. Aunque dice que le gusta cocinar, es su esposa Ayesha —chef de profesión— quien se encarga de las cenas. En casa, las decisiones se comparten, como todo lo que ocurre con sus cuatro hijos. “Nos gusta cenar juntos, ver una película, reírnos... Ese ambiente me da energía”.
Cuidarse también es entrenar
Recuperarse para seguir en la cima
Pero el eje de todo es la recuperación. Curry no deja espacio para la improvisación: baños de agua fría, sauna, botas de compresión, suplementos y un buen descanso. “El sueño lo es todo: la cantidad, la calidad y la rutina. Si me salto algo, lo noto enseguida. Todo cuenta”, reconoce. Su rutina nocturna incluye dispositivos de audio con sonidos que inducen al sueño profundo, lectura y charla con su mujer. “Me acuesto entre las 11 y la 1. Soy noctámbulo, me cuesta desconectar”.
Curry quiere acabar su carrera en la élite, sin renunciar a su mejor versión física ni personal. Y aunque reconoce que cada vez cuesta más, también sabe que todo ese esfuerzo —las rutinas, los baños fríos, las cenas en familia— no solo le alargan la carrera, sino que le dan sentido. “No siempre es glamuroso, pero funciona. Y es más gratificante que cualquier éxito en la pista”, confiesa. Al final, más allá del baloncesto, lo que de verdad quiere es llegar entero a casa.