Servidor siente debilidad por los fichajes baratos como si el dinero del Barça fuera suyo, que no lo es. Imagino que la tacañería le viene a uno de sus orígenes. No nadar en la abundancia familiar convierte de por vida tu cerebro en un monedero de esos viejos que se cerraban con boquillas de metal. Clic. Obviamente, barato no debe significar cutre (tranquilos, hoy no hablaremos de constructoras), sino todo lo contrario. Cuando se juntan lo asequible con lo bueno y también lo aprovechable se produce la magia. Tanto al comprar un jersey como al adquirir a un futbolista.
En el fútbol, jungla opaca favorable a todo tipo de tropelías (comisiones, precios inflados y un stock de diez brasileños malos por cada uno bueno), hay espacio de vez en cuando para jugadores extraordinarios obtenidos a bajo coste. En el Barça actual hay unos cuantos. A examen estará durante los próximos meses el sueco Roony Bardghji. Si funciona, la suya será una operación redonda. Si no, nadie podrá rebobinar con ganas de ajustar cuentas ante sus promotores. Costó dos millones de euros procedente del Copenhague, poco dinero en los tiempos actuales.

Fermín celebra uno de sus dos goles ante el Valencia
Bardghji aprovechó la baja de Lamine Yamal y el castigo de Flick a Raphinha por llegar con retraso a la sesión matinal (ojalá el técnico alemán se hiciera cargo de las obras del Camp Nou, otro gallo cantaría) para colarse en el equipo titular. Disputó 45 minutos, insuficientes para sacar conclusiones. Dejó detalles, pero tuvo poca continuidad y le fue en contra la inclinación del campo hacia Rashford en la primera parte y una defensa del Valencia en línea de cinco (5-4-1 sin pelota) que anuló siquiera cualquier intento de uno contra uno. Eso sí, sacó su zurda a pasear con dos chuts lejanos, uno de sus fuertes según reza su breve historial, puesto que tiene 19 años y uno de ellos se lo pasó en blanco por una grave lesión. De Bardghji, a la espera de verlo más en el campo, nos quedamos con las ganas de saber quién es el encargado de explicarle las cosas que suceden en el Barça. A saber: eres jugador del primer equipo, tienes ficha del Barça B y hoy jugarás en el estadio Johan Cruyff en Primera División. El chaval nació en Malmö, un poco de comprensión.
Bueno, bonito y barato
Como Bardghji, el canario llegó un día al Camp Nou sin hacer ruido y apenas sin coste; hoy gobierna
Mientras determinamos si Bardghji es una ganga o no, el partido sirvió para reforzarnos en el valor de la austeridad en el fútbol. Seguramente uno de los máximos exponentes de la historia del Barça al respecto sea Pedri, jugador hoy de escandalosas prestaciones pese a llegar al club sin hacer ruido. Aterrizó siendo un Bardghji de la vida, destinado al filial o a una cesión pero Koeman le retuvo tras verle en dos entrenamientos. Costó 5 millones (después llegarían los variables, todos pagados con alegría) y sus responsables fueron Ramon Planes y José Mari Bakero. Una herencia de la que se puede hablar.
Todavía más gozoso y generador de ahorro (el monedero hace clic) es sacar futbolistas de la Masia y verlos triunfar. Fermín conmueve en particular porque su destino estaba escrito con otro tipo de letra y el tipo no paró de rebelarse hasta asentarse en el primer equipo. Su fútbol suena a punk. Verle besar el escudo y no ver impostura en el gesto no tiene precio. Y aquí estamos a favor de no pagar.