La estadounidense Torri Huske volaba hacia la pared y hacia la gloria de Estados Unidos, muy criticada por figuras como Michael Phelps y Ryan Lochte, que vaticinaban “un funeral” o un “nuevo comienzo” en estos Mundiales de Singapur. Y eso podía parecer por la ausencia del equipo americano en algunas finales de relevos y en pruebas individuales, como las de espalda masculinas, pero finalmente se impusieron en el medallero en una última prueba emocionante, el relevo 4x100 estilos femenino, que como en los Juegos de París debía determinar qué país era el mejor. Y, de nuevo, Australia se quedó a las puertas.
Tocó Huske y el relevo formado por Gretchen Walsh, Regan Smith y Kate Douglass obró el récord mundial, el tercero de esta competición, con 3.49s34. Un buen final para unos Mundiales sin grandes récords pero con nuevas conclusiones y jerarquías en la natación mundial. La última jornada fue un buen resumen.
Summer McIntosh se despide como la nueva reina de la natación. No logró su propósito de colgarse cinco oros, tantos como uñas de la mano tiene pintadas de dorado. Llegaba a la última jornada con los títulos de 400 libre, 200 mariposa y 200 estilos, y de nuevo dio una exhibición en los 400 estilos con el récord de los Campeonatos (4m25s78). Le queda la espina a la canadiense, que sigue en proceso de concretar su programa para Los Ángeles, el intento fallido de destronar a Katie Ledecky en el 800, donde solo pudo ser bronce pese a nadar en su segunda mejor marca de siempre. Un aprendizaje que le hará reflexionar ahora que se une al grupo de entrenamiento de Bob Bowman. Recibió el premio de World Aquatics a mejor nadadora.
Es en esa misma prueba, sin medalla de nuevo pero con la confirmación de que China tiene una nadadora de época, se despidió Yu Zidi, el fenómeno de Singapur. Su maravillosa actuación en pruebas que requieren mucha preparación y entrenamiento, como los 400 estilos o los 200 mariposa, y su forma de nadar, abre el dilema sobre la idoneidad de admitir a nadadoras menores de 12 años. World Aquatics lo está debatiendo. Pero ahora ya nadie puede desautorizar a una nadadora descomunal que se quedó a cinco décimas de la plata. La compartieron, con 4m33m26, la australiana Jerra Forrester, y la japonesa Mio Narita. Yu Zidi marcó 4m33s73, de nuevo casi tres segundos por debajo de su mejor marca.
Yu Zidi, que mide 1,63m y tiene una cuerpo musculado para su edad, tiene su talón de Aquiles la espalda, lógico por tamaño. Aunque los estudios óseos que se le hicieron en el centro de alto rendimiento auguran que podrá llegar al 1,81m. Con su manera de nadar, su resistencia aeróbica y sus apoyos en el agua, su margen de mejora en apenas un año puede ser abismal. Si se despide de Singapur con tres cuartos puestos y un bronce en el relevo 4x200 libre, en los Mundiales de Budapest de 2027, con 14 años, puede aspirar a ganar cinco medallas que si sigue desarrollándose.
Un futuro que asusta
Yu Zidi podría aspirar en el próximo Mundial a un gran saco de medallas
Quien también pelea por un programa más amplio de cara a Los Ángeles es ese francés que rompió el récord mundial de Ryan Lochte en los 200 estilos. Es hipnótico ver como Léon Marchand hace simple lo difícil. Nadaba por la calle 1 la final de los 400 estilos, después de estar a punto de quedarse fuera en las eliminatorias, donde se dio literalmente un baño y pasó séptimo. Poco lo importó. Cogió ventaja en la mariposa (54s92, a 36 centésimas del pase de su récord mundial), se mantuvo en la espalda y la braza, con una frecuencia de brazadas mínima, como si flotara en el agua y se fuera deslizando acompañado con sus habituales subacuáticos de 13 metros. Y tocó, tras acelerar en el libre, en 4m04s73. A dos segundos de su récord, pero era otra de las mejores marcas de la historia. El segundo, el japonés que ya fue plata en París, Tomoyuki Matsushita marcó 4m08s32. Sacando la lengua para adelantar al ruso Ilia Boronin (4m09s16).
El francés, después, también participó en el relevo 4x100 estilos, donde su país fue plata resistiendo el empuje de Estados Unidos e Italia. El oro se lo llevó Rusia, que compite sin nombre ni bandera pero que ha demostrado que, pese a sus años de ausencia, no ha perdido el nivel. Se despiden con tres oros, cuatro platas y un bronce.
Solo faltó, en esta última jornada, David Popovici como gran estrella de estos Mundiales por conseguir el doblete en 100 y 200. Suyo sigue siendo el futuro, como el de Marchand -que ya explora los 200 libre- o el de McIntosh. Y el de una niña que, por lo visto, es difícil calcular que será capaz de hacer con 15 años en Los Ángeles. Quizás, en categoría femenina, a la canadiense le sale un hueso muy duro de roer.
El resto de finales de la última jornada
Eterna Meilutyte en el adiós de Lily King
Como estaba en el guion, el ruso Kliment Kolesnikov se hizo con el oro en los 50 espalda con récord de los Campeonatos (23s68). Después del veto a su país, el gigante de Moscú siguió entrenándose y compitiendo en torneos domésticos, desde donde llegaban sus logros en forma de marcas como las mejores del mundo. No hubo bronce, pues el sudafricano Pieter Coetze, que se ha subido al podio en todas las disciplinas de espalda (un oro y dos platas), y el polaco Ksawery Masiuk empataron a 24s17. “Tenía esta marca dentro”, dijo un melancólico Kolesnikov, a quien la guerra de su país con Ucrania que propició la sanción del Comité Olímpico Internacional le ha robado, seguramente, sus mejores años (2022-2024). Quiere recuperar el tiempo perdido.
Para quien no pasa es para la lituana Ruta Meilutyte, que ganó por cuarta vez los 50 braza después de irrumpir como un ciclón y como Katie Ledecky en los Juegos de Londres, de 2012, con un oro en los 100 braza. Ha pasado por mil momentos en su vida, como una retirada prematura en 2019, y un regreso por todo lo alto. Registró 29s55, a un mundo de la plata, que fue la china Qianting Tang, con 30s03 y la italiana Benedetta Pilato, que fue bronce con 30s14. La carrera fue emotiva por la retirada a final de año de Lilly King, que fue sexta con 30s26. “Estoy orgullosa de todos mis días, esto es como mi casa”, dijo la estadounidense, ganadora de seis medallas olímpicas y 13 mundiales, 11 de ellas de oro. Meilutyte se fundió en un emotivo abrazo con ella.
Quien no pudo seguir coleccionado medallas fue la estadounidense Gretchen Walsh, favorito al título en los 50 libre, finalmente cuarta. Asombrada quedó la australiana Meg Harris cuando vio en el videomarcador que había sido la más rápida con 24s02. El podio lo completó China. Qingfeng fue segunda con 24s26 y Yujie Cheng, tercera, con dos centésimas más.
En los 1.500 libre, y como suele ser habitual en las pruebas de larga distancia -un ejemplo es Kate Ledecky en femenino- el ganador del 800 tiene mucho ganado en la prueba larga. Y por eso el tunecino Ahmed Jaouadi aprovechó los últimos 100 metros para cambiar el ritmo, tocar en 14m34s41 y adelantar al alemán Sven Schwarz (14m35s69) y al estadounidense Bobby Finke (14m36s60). “Noto el dolor ahora mismo, pero fui fuerte mentalmente. Todos quieren ganar, nadaron bien, se decidió al final”, comentó. Su último 50 fue de 26s16, una barbaridad después de 1450 metros nadados.