La reina Ledecky deja helada a McIntosh en la mejor final de 800 de la historia

Natación | Mundiales

La leyenda estadounidense resistió el empuje de la canadiense y de la australiana Pallister para imponerse con uno de los mejores tiempos de siempre (8m05s62)

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Katie Ledecky sonríe después de su increíble victoria en los 800 libre ante McIntosh con una de las mejores marcas de la historia en los Mundiales de Singapur 

Hollie Adams / Reuters

Katie Ledecky tiene en su palmarés nueve oros olímpicos y 22 mundiales, posee las mejores marcas de la historia en los 400, 800 y 1500, pero seguramente ninguna de sus grandes epopeyas contengan la dificultad de la victoria 23 en este último 800 en los Mundiales de Singapur, la prueba más esperada y emocionante de la historia, en la que la estadounidense, a sus 28 años, fue capaz de nadar en su mejor registro en este campeonato (8m05s62) para frenar el empuje de la canadiense Summer McIntosh, de 18, quien hablaba abiertamente de destronarla (8m07s29). Fue bronce, porque en medio se coló de con el récord de Oceanía la australiana Lani Pallister (8m05s98).

Hacía décadas que una carrera de natación no estaba tan cargada de simbolismo como esta. Es como si hubieran coincidido en el tiempo, aunque fuera por unos pocos minutos, Mark Spitz y Michael Phelps, el propio Phelps y Léon Marchand o Alexander Popov y David Popovici, y uno se jugara su dominio ante el que cogerá el testigo. 

Eso es lo que se dirimía en este Katie Ledecky, la estadounidense que solo ha perdido una carrera de 800 en los últimos 15 años, ante Summer McIntosh, que se ha dado cuenta en los últimos cinco meses que es tan versátil que es capaz de batir a la reina. Un jaque en una prueba en la que la de Whasington ha sido cuatro veces campeona olímpica.

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Porque la canadiense contemplaba nadar en Singapur los 200 espalda. Era la quinta prueba que quería añadir a su programa, un terreno pantanoso con la australiana Kaylee McKweon y la estadounidense Regan Smith. Pero en enero acudió a un entrenamiento en altura a Font Romeu, Francia, conoció a Fred Vergnoux, exentrenador de Mireia Belmonte, y le abrió la mente. En febrero, en un campeonato en Orlando, ganó a Ledecky con un tiempo de 8m11s39. Era una Ledecky en plena fase de entrenamiento elevado, más lenta de lo normal, por lo que el resultado era un simple aviso. Pero algo activó en la mente de McIntosh. “Quiero nadar los 800 en Singapur”, le dijo a Vergnoux. Y los empezó a trabajar.

”No fue necesario aumentar mucho el volumen, solo ajustar algunas cosas”, observa Fred. En junio, en el campeonato de Canadá, McIntosh estableció una de las mejores marcas de la historia y se quedó a menos de un segundo del récord mundial de Ledecky (8m05s07). Bienvenida la batalla.

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Ledecky salió a por todas, sin complejos. Entiende la carrera como la vida, con esa personalidad arrolladora que le lleva a batir récords de longevidad. Nunca nadie ha ganado en siete Mundiales una misma prueba. Con parciales de 30s por cada 50 metros, rápidamente la carrera fue cosa de tres. McIntosh, por la calle 3, Pallister, por la 5, y la estadounidense.

Pasó por 1m58s42 a los 200. Todas en un pañuelo. Como ya hizo en la final del 1.500, en la que se colgó el oro, el pase por el 400 libre fue de 4m01s15. Pero no era capaz de de dejar atrás a ninguna de sus perseguidoras, que se aferraban a la brazada de Ledecky. Los decibelios de la piscina iban aumentando y cada espectador se imaginaba su final. Lo lógico, teniendo en cuenta el gran momento de forma mostrado por la canadiense, era que le podía esperar un final cruel a Ledecky. Liderar para tener que sufrir un demarraje de su rival en el último 100. Pero el demarraje fue el de Ledecky.

McIntosh intentó cambiar el ritmo a falta de 650, y tocó por delante de Ledecky y Pallister en el 700. Quedaban 100 metros. Pero la marcha que se le presuponía a la canadiense falló. No fue capaz de bajar sus tiempos, todo lo contrario. Acabó en 1m01s58. La victoria era un duelo Ledecky ante Pallister. Inesperado. Pero el empuje de la estadounidense, que cerró con 59s77 por 59s84 de la australiana le mantuvo en la gloria. Una vez más. Por dos años más. Una carrera memorable.

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